19:56 › "VíA LIBRE A LA REPúBLICA CATALANA"

La Asamblea Nacional Catalana pidió el divorcio de España

El independentismo hizo su última gran demostración de fuerza en Cataluña antes de los comicios del 27 de septiembre, concebidos por el gobierno regional como un plebiscito secesionista: cientos de miles de personas reclamaron en las calles de Barcelona la independencia de la región española. "En la calle se influye, pero en las urnas se decide", dijo al término de la manifestación el presidente del gobierno catalán, Artur Mas, quien pidió al Ejecutivo de Mariano Rajoy, que "tome nota" y deje "la miopía política y el orgullo imperial".

Convocada como cada 11 de septiembre por organizaciones civiles independentistas, la marcha se celebró este año en un clima especialmente politizado, al coincidir con el primer día de campaña electoral. Representantes de las dos candidaturas independentistas, la coalición Junts pel Sí y la CUP, asistieron a la cita, que Artur Mas no secundó "in situ" por su papel institucional.

Bajo el lema "Vía Libre a la República Catalana" ("Vía Lliure", en catalán), el acto arrancó a las 17,14, recordando así el año 1714, en el que las tropas borbónicas de Felipe V tomaron Barcelona en la Guerra de Sucesión española el 11 de septiembre, fecha en que se celebra ahora la Diada, la fiesta oficial de Cataluña, que desde 2012 está marcada por multitudinarias manifestaciones como la de la jornada.

El gobierno de Rajoy acusó al jefe del Ejecutivo catalán de convertir la Diada este año "en un acto electoral" y de utilizar "lo que es de todos" en beneficio "de los intereses de unos pocos", en palabras de su "número dos", Soraya Sáenz de Santamaría.

Mientras los independentistas calificaron la convocatoria de éxito, los partidos contrarios a la secesión recordaron que "otros muchos catalanes se quedaron en casa", aunque reconocieron la gran afluencia de manifestantes.

Según la Guardia Urbana de Barcelona, la marcha fue secundada por 1,4 millones de personas, cifra que la organización elevó hasta los dos millones. La delegación del gobierno español apuntó a una horquilla de entre 520.000 y los 550.000 participantes.

La manifestación, convertida en marea humana, transcurrió en un ambiente festivo y reivindicativo a lo largo de más de cinco kilómetros de la avenida Meridiana de Barcelona, una de las principales arterias de la capital catalana, situada en el noreste de España.

"Un año más, lo que se pone de manifiesto es la gran capacidad de movilización", dijo Raül Romeva, cabeza de lista -de forma simbólica- de la lista independentista Junts pel Sí (Juntos por el Sí), integrada por el partido de Mas, CDC, y por Esquerra Republicana y miembros de colectivos sociales secesionistas.

Un grupo de deportistas hizo avanzar un puntero entre la gente simbolizando el camino hacia la secesión de la región, que tiene 7,5 millones de habitantes y una de las enconomías más importantes de España. "No estamos pidiendo la luna (...) Hay mucha gente en Cataluña a favor de este proceso, que quiere cambiar el 'status quo' y la situación", dijo Mas horas antes del inicio de la manifestación en una rueda de prensa dirigida a medios internacionales.

Según un sondeo publicado en la víspera por el Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS, estatal), los separatistas lograrían, con el 44 por ciento de los votos, una ajustada mayoría absoluta en escaños en el Parlamento catalán, condición que puso Mas para continuar el camino hacia la independencia, que planea culminar en un plazo de 18 meses.

"Aceptaremos el resultado de las urnas. Si tenemos mayoría en el Parlament (parlamento) continuaremos, si también tenemos mayoría de votos será absolutamente claro", señaló el mandatario catalán.

En los próximos días, y con el desafío independentista sobre la mesa, los partidos políticos sacarán su artillería pesada para tratar de captar votos de cara a los comicios más importantes celebrados en las últimas décadas en la región, con participación de sus líderes a nivel nacional.

"Hago un llamamiento a los catalanes para aprovechar el 27-S para poner fin a un mal gobierno, el de Mas", exhortó el secretario general del Partido Socialista (PSOE), Pedro Sánchez. "Dejar de ser español no es un proyecto, es una obsesión de Mas", advirtió también Albert Rivera desde Ciudadanos, partido nacido hace una década en Cataluña con vocación intinacionalista y hoy en auge a nivel nacional.

El candidato del Partido Popular (PP) de Rajoy en Cataluña, Xavier Garcia Albiol, acusó al Ejecutivo catalán y a las formaciones independentistas de "expulsar" de la Diada a los que no están a favor de la independencia.

También se refirió a Cataluña el secretario general del partido de izquierdas Podemos, Pablo Iglesias, quien defendió el "derecho a decidir" de los catalanes aunque pidió que saquen a los "corruptos de las instituciones", en referencia a Mas.

La primera gran manifestación de este tipo celebrada durante la Diada tuvo lugar en 2012, después de que Mariano Rajoy rechazara negociar con Mas un pacto fiscal con una financiación preferente para Cataluña. El jefe del Ejecutivo español ha advertido reiteradamente en los últimos meses que no permitirá que la región se independice de España y que pondrá todos los medios a su alcance para impedirlo.

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