Martes, 17 de mayo de 2016 | Hoy
19:39
Opinión, por Mónica Peralta Ramos
Cuenta la leyenda griega que Aquiles, hijo del rey Peleo y de Tetis la diosa del mar, fue uno de los héroes mas grandes de la Guerra de Troya. Buscando la inmortalidad de su hijo, Tetis lo tomo del talón al nacer y lo sumergió en las aguas del río Estigia, limite por ese entonces entre el mundo de los muertos y los confines de la tierra. Rápido y fuerte, Aquiles sobrevivió a las batallas mas duras abonando así la creencia generalizada de que no podía encontrarse con la muerte. Sin embargo, uno de sus enemigos –que conocía el secreto de su vulnerabilidad– logró finalmente matarlo disparándole una flecha envenenada al talón, su único punto débil. Desde ese entonces, este mito ha expresado una verdad universal: siempre hay un punto débil y conocerlo hace posible el cambio. En esta nota analizaremos las turbulencias que sacuden al capitalismo mundial y constituyen el contexto que ancla las propuestas de este gobierno. El objetivo de este recorrido, que no se agota en esta nota, es analizar el modo en que estas turbulencias impactan en la estructura de poder local y conducen al talón de Aquiles del macrismo.
En otras notas hemos visto que esta estructura de poder –basada en el control monopólico/oligopólico de sectores estratégicos de la economía– constituye un nudo gordiano que impide tanto nuestro desarrollo como la inclusión social. (Página/12: 13/11/2011; 20/1/2014/;14/3/2014 ). Los lazos de este nudo: la inflación, la corrida cambiaria y la fuga de divisas, erosionaron la legitimidad del gobierno kirchnerista y crearon las condiciones para su derrota electoral en el 2015. Estos lazos dominan hoy el momento político a pesar de las enormes transferencias de ingresos hacia los sectores mas concentrados de la economía concretadas desde diciembre del 2015.
Este gobierno ha propuesto “abrirnos al mundo” y alcanzar la “pobreza cero”. Intenta lograr estos objetivos aplicando políticas neoliberales. Esto lo encierra en una paradoja explosiva. La implosión social del 2001 nos recuerda que estas políticas generan mas pobreza y agudizan el conflicto entre los que tienen mas y los que tienen menos. Asimismo, la “apertura al mundo” que nos propone introduce nuevos actores a la disputa por la apropiación del excedente, de los ingresos, y de la riqueza acumulada e incentiva el conflicto dentro de la estructura de poder local. Esto nos lleva a analizar lo que ocurre en el “mundo “.
La revolución de las telecomunicaciones y de la informática ha impulsado en los países centrales una acumulación altamente intensiva en capital engendrando desempleo masivo, caída de los salarios y de la capacidad de consumo de la población, sobreproducción, deflación y estancamiento de la producción. Estos fenómenos han impuesto severos limites a la tasa de ganancia en el propio centro del capitalismo y han llevado a la disgregación del proceso de producción en cadenas de valor desparramadas por el mundo. Estas cadenas constituyen una nueva división internacional del trabajo e integran a distintas regiones del mundo bajo el dominio de un grupo relativamente pequeño de grandes corporaciones multinacionales que, ejerciendo un control monopólico/oligopólico sobre eslabones estratégicos de estas cadenas, moldean el proceso productivo global.
Paralelamente a estos fenómenos, las actividades financieras crecieron aceleradamente. Hoy existe una interrelación total entre las finanzas y las grandes corporaciones multinacionales. En este contexto, la absorción y apropiación de excedente, ingresos, y riqueza acumulada se concreta prioritariamente a través de los precios de monopolio, los intereses y las rentas obtenidas tanto en la producción como en los servicios y las actividades financieras de distinto tipo. Este proceso de financiarizacion creciente tiene como eje central al endeudamiento. El crecimiento exponencial de los intereses de la deuda –al no poder ser igualado por el crecimiento lineal de la economía real– reproduce automáticamente la deuda. Hoy la deuda pública tiene un rol determinante en la dinámica del endeudamiento global, siendo la deuda de los Estados Unidos un caso paradigmático. Contrariando a los postulados neoliberales, el sistema financiero depende totalmente de un estimulo “externo” al mercado: la constante intervención del estado en la economía. Sin embargo, a pesar de su capacidad de imprimir dólares al infinito, la Reserva Federal no ha podido licuar la deuda ni evitar el riesgo de implosión financiera. Veamos esto brevemente.
Hacia el 2008 la enorme interrelación entre los bancos y las actividades financieras no reguladas (shadow banking), había expuesto a las finanzas norteamericanas a un excesivo endeudamiento con activos tóxicos (hipotecas basura) insertados en complejas operaciones financieras con “derivados” (contratos financieros atados al valor de otros activos) desarrolladas en su mayor parte en mercados no regulados (Página/12 15/7/2014; 6/1/2015). En estas circunstancias la caída de un banco puso al sistema financiero al borde del abismo. Ante esto, la Reserva Federal adoptó un programa de “facilitación monetaria” (QE) que, con distintas variantes, perdura hasta hoy.
La esencia de este programa consistió en inyectar dinero barato con el fin de comprar los activos tóxicos de los grandes bancos e impedir su implosión. Liberados de su deuda, estos impulsarían el consumo y la inversión reactivando la economía real y poniendo fin a la deflación. En vez de ello, el dinero inyectado al sistema fue usado como colateral para transacciones con todo tipo de derivados y los seis bancos mas grandes crecieron un 40%. Hoy controlan el 67% del total de los activos bancarios. Su deuda con derivados equivale a dos veces el tamaño del PBI global (OCC, Q4 2015) y es 28 veces superior al total de sus activos. Asimismo, la deuda global con derivados supera ampliamente los 700 trillones de dólares. (www.world-exchanges.org)
En este escenario, las grandes corporaciones acrecentaron su valor a través del endeudamiento para la compra especulativa de sus propias acciones (leverage buyout). Esto postergó la inversión productiva y generó volatilidad extrema en el mercado de acciones y bonos corporativos. Sin embargo, la especulación creciente con los bonos públicos constituye hoy la principal amenaza al sistema financiero. Se estima que este tipo de deuda –sumada a la deuda con derivados que tiene por colateral a los bonos públicos– supera hoy los 555 trillones de dólares.
La banca central de la comunidad europea, Japón y otros países desarrollados ha seguido la misma política de la Reserva Federal. Hoy, el índice de endeudamiento de esta última es de 78 a 1, y el índice de la Banca Central Europea es de 26 a 1. Excluyendo a la deuda financiera, la deuda global equivale a 212% del PIB global. En Estados Unidos esta relación es de 264%, en Europa 257% y en Japón 411%. (International Center for Monetary and Banking Studies, Sept. 2014). Existe además en el mundo una brecha cada vez mayor entre el crecimiento de la deuda y el de la economía. Así por ejemplo, en los Estados Unidos la deuda no financiera creció 3.5% mas rápido que el PIB en el 2015.(www.mckinsey.com)
La magnitud de la deuda y el peso de su servicio pone limites a la capacidad de los bancos centrales del primer mundo para estimular la economía y evitar una crisis financiera. Mas aun, los ha llevado a limitar la rentabilidad financiera. Así, si las tasas de interés alcanzaran en los Estados Unidos su nivel medio histórico del 4%, no solo el servicio de su deuda se convertiría en un enorme problema sino que estallaría la deuda con derivados. A fin de evitar esto la Reserva Federal adoptó una política de tasas de interés cercanas a cero y Europa, Japón y otros países desarrollados recurrieron a tasas de interés negativas. Esto ha degradado la rentabilidad de las transacciones financieras y no ha resuelto ni el estancamiento, ni la deflación ni la especulación. Las operaciones financieras con retorno negativo destruyen capital, son insostenibles y muestran el riesgo de una implosión financiera.
Asimismo, la enorme disparidad entre la cantidad de dinero en efectivo en circulación: 1.38 trillones de dólares, y el tamaño de la deuda con derivados( mas de 700 trillones de dolares) muestra la enorme vulnerabilidad del sistema financiero global ante una posible corrida bancaria. Esto ha llevado a los bancos centrales a adoptar distintas medidas tendientes a limitar las tenencias y los movimientos de dinero en efectivo. Ha llevado también a numerosos representantes del mundo de las finanzas y al candidato republicano a la Presidencia de los Estados Unidos a alertar sobre el tamaño de la deuda y el riesgo de implosión del sistema financiero internacional. (www.bloomberg.com)
Este torbellino turbulento y peligroso de las finanzas globales es ocultado por el gobierno de Macri y por los medios concentrados. De esto nadie habla. Sin embargo, constituye el marco que ancla la política actual y determina sus limites. Habiendo recibido un país con un bajo índice de endeudamiento externo, el gobierno “resolvió rápidamente” la deuda con los fondos buitres e inició un acelerado endeudamiento externo cuyo supuesto objetivo es la inversión en la producción e infraestructura, la generación de empleo y el saldo de los gastos en pesos del Estado. Sin embargo, el volumen y las condiciones de emision de nueva deuda, la diferencia descomunal entre las tasas de interés pautadas para la nueva deuda y las que prevalecen a nivel internacional; las exorbitantes ganancias otorgadas a los fondos buitres (hasta 1600%) y su pago en efectivo; el nivel de las tasas de interés de los titulos de deuda local ( Lebac 37.5%), entre otras medidas adoptadas, indican que es prioritario aumentar rápidamente las transferencias del excedente y de la riqueza acumulada en el país e institucionalizar una nueva ruta de salida para la misma: el servicio de la deuda externa. Esta politica incorpora nuevos actores a la repartija del excedente y la riqueza acumulada y ahoga a nuestro país en un torbellino financiero internacional sin salida.
Coherentemente con lo anterior, el gobierno ha dado prioridad al montaje de un escenario para la “bicicleta financiera” y la fuga de divisas. Así, comprando las Lebac –al 37.5% anual en pesos– y cubriéndose al mismo tiempo con dólar a futuro a tasas del 20% o menores según el plazo, un inversor se asegura hoy ganancias en dólares del 15 al 20% pudiendo transferirlas inmediatamente al exterior. Este nivel de ganancia especulativa, imposible de lograr en cualquier otra parte del mundo, anulará la posibilidad de inversión directa en la producción e infraestructura y la consiguiente generación de empleo. Asimismo, agudizará los conflictos entre los que más tienen y llevará a un ajuste estructural mas severo aumentando el despojo de los que menos tienen.
Reflexionar sobre estos conflictos y tensiones es un imperativo del momento. De ahí la necesidad de constituir un amplio espacio de reflexión y discusión intelectual donde, superando el sectarismo y los errores del pasado, se aporte colectivamente a la elaboración de una estrategia de desarrollo nacional con inclusión social sustentable.
Socióloga
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