Viernes, 26 de agosto de 2016 | Hoy
19:51 › "UNA AFRENTA GRAVE Y MANIFIESTAMENTE ILEGAL CONTRA LAS LIBERTADES FUNDAMENTALES"
El Consejo de Estado de Francia, la máxima instancia administrativa del país, suspendió el veto a la burkini en la localidad francesa de Villeneuve Loubet, una decisión que sienta jurisprudencia y podría afectar a la treintena de municipios con decretos similares.
La polémica surgió en Francia a principios de agosto, cuando Cannes fue el primer municipio en prohibir ese traje de baño que cubre completamente el cuerpo y es utilizado por algunas mujeres musulmanas. Casi la totalidad de municipios de la Costa Azul, junto a otros en el norte del país, se sumaron después a esa prohibición, que en algunos casos fue apelada por organizaciones como la Liga de Derechos Humanos (LDH) o el Colectivo contra la Islamofobia en Francia (CCIF).
Fue el caso de Villeneuve Loubet, una decisión respaldada en un primer momento por el Tribunal Administrativo de Niza, pero que hoy fue rechazada por el Consejo de Estado de Francia. Su dictamen establece que una medida de ese tipo solo puede justificarse cuando quede demostrada la amenaza contra el orden público, lo que no es el caso.
Para el Consejo de Estado, el decreto de Villeneuve Loubet contra la burkini es "una afrenta grave y manifiestamente ilegal contra las libertades fundamentales", que no tiene fundamento y que, por ello, fue anulada. "Esperamos que sea el final de una polémica, una polémica esencialmente política", indicó hoy a la salida de la audiencia el abogado de la LDH, Patrice Spinosi.
"Decreto anti burkini suspendido: Victoria del derecho. Una decisión de sentido común", publicó en Twitter Abdallah Zekri, director del CCIF, poco después de conocerse la postura del Consejo de Estado.
El Consejo no extiende su fallo al resto del país, pero este es importante porque podría aplicarse cada vez que haya nuevos recursos contra esas prohibiciones. Las alcaldías donde ya está en marcha el veto a la burkini podrían ahora suprimirlo por iniciativa propia, para evitar la previsible oleada de demandas por parte de organizaciones humanitarias, pero la alerta del Consejo de Estado sobre los riesgos contra el orden público dejan la puerta abierta a que algunas no se lo planteen.
Tal es el caso de Villeneuve Loubet, donde el alcalde, el conservador Lionnel Luca, anunció que no retirará el decreto anti burkini pese a la suspención del Consejo de Estado. "La islamización progresa en nuestro país, algunos pueden estar contentos, ellos ganaron y dieron un paso suplementario. Esta decisión solo va a avivar las pasiones y ls tensiones", consideró Luca, quien prometió que su partido, la fuerza conservadora Los Republicanos, presentará un proyecto de ley para prohibir la burkini en los próximos meses.
En esa misma linea se definió Pierre Vivoni, alcalde socialista de la localidad corsa de Sisco, que aplicó el veto tras una pelea entre jóvenes corsos y familias de origen magrebí. "Si la tensión se mantiene alta, no lo derogaré porque el Consejo no me lo solicita personalmente", afirmó Vivoni a la cadena BFM TV.
La normativa preveía multas de 38 euros, que sólo se impusieron en cuatro municipios franceses, pero su aplicación dejo imágenes chocantes para la opinión pública. Las fotografías de dos bañistas en Niza y Cannes cubiertas con un pañuelo y una túnica que fueron obligadas por agentes a quitarse esas prendas provocó la indignación en las redes sociales y cuestionó el alcance de esos decretos, cuya repercusión lo convirtió en el debate mediático del verano en Francia.
El primer ministro Manuel Valls, que dijo que no quiere una legislación específica al respecto pero en su momento respaldó los vetos locales a la burkini, señaló que la decisión del Consejo de Estado no cierra el debate abierto en el país. "Es un debate de fondo", indicó el socialista Valls en su página de Facebook horas después del dictamen que sienta jurisprudencia en caso de que haya recursos en su contra.
El premier insistió en que la burkini "no es un símbolo religioso, sino la afirmación en el espacio público de un islamismo político". "Denunciar la burkini no es en ningún caso cuestionar una libertad individual. ¡No hay libertad que encierre a las mujeres! Es denunciar un islamismo retrógrado", añadió.
Las declaraciones de Valls chocaron con la posición de otros miembros del Ejecutivo, como la titular de Educación y de la cartera del Derecho de la Mujer, Najat Vallaud-Belkacem. "¿Hasta dónde se va a llegar para comprobar que una prenda se ajusta a las buenas costumbres?", se preguntó Vallaud-Belkacem, para quien se está ante "una deriva peligrosa para la cohesión nacional".
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