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Una semana después de haber opinado a favor de la excarcelación de Daniel Oyarzún, el carnicero de Zárate –que se encontraba detenido con prisión preventiva, procesado por atropellar con su auto a un joven que había intentado asaltar su comercio–, el presidente Mauricio Macri sostuvo todo lo contrario. Esta vez dijo, desde Nueva York, que “hay que trabajar con la Justicia para evitar las cárceles de puertas giratorias”, es decir, aplicar la preventiva y reducir o evitar las excarcelaciones. Además de insistir jugar con fuego como estrategia para el voto fácil, Macri recibió fuerte críticas desde los especialistas.

“Hemos dicho desde el primer día que la seguridad y el narcotráfico son un problema grave”, sostuvo Macri desde Nueva York (ver página 8) y agregó que “hay que volver a invertir en las fuerzas de seguridad, mejorar su capacitación, darles tecnología y herramientas, y hay que trabajar con la Justicia para evitar las cárceles de la puerta giratoria”. En pocas palabras, la aplicación permanente de la prisión preventiva (que debe ser una excepción), y cerrar el embudo de las excarcelaciones hasta llegar a la condena. Hace una semana, Macri pidió que Oyarzún fuera liberado para “reflexionar en familia mientras la Justicia decide”. Todo lo contrario. O no. Reflexión discriminada.

“Que el Presidente trate de analizar sus contradicciones porque por un lado promueve que se evite detener a determinadas personas y por el otro lado lo agravia –dijo Mario Juliano, director ejecutivo de la Asociación Pensamiento Penal a Página/12–. Es llamativo que ignore las estadísticas. La provincia de Buenos Aires está en su punto más alto de población carcelaria, reconocido por el gobierno bonaerense. La cifra está entre un 35 y 40 por ciento de sobrepoblacion, suponiendo que la capacidad real que da el gobierno sea la que dice que es (hoy están en 36 mil privados de libertad contando las comisarías y el cupo real dicen que es de 28 mil, lo que es dudoso). En relación al plan ‘Argentina sin drogas’, el país sería un caso excepcional en el mundo y nos estarían mirando como objeto de estudio. Fracasó Estados Unidos. Parecen opiniones irresponsables porque generan expectativas que después se frustran y eso produce malestar y la idea de que el problema de la droga no se soluciona más, lo que no es cierto, se soluciona de otra forma”.

“Más que una puerta giratoria es un sistema atrapalotodo –dijo a este diario Esteban Rodríguez Alzueta, autor de “Temor y Control. La gestión de la inseguridad como forma de gobierno”–. Más del 60 por ciento de la población carcelaria se encuentra con prision preventiva. Estamos ante un sistema que encarcela por las dudas, que saca de circulación a determinados actores por la sencilla razón de que tienen determinados rasgos, son jóvenes, morochos, visten ropa deportiva”.

Alzueta agregó que “no se puede asociar rápidamente la violencia al robo. En Argentina hay más chances de morir en la esquina porque te atropelle un auto que porque te maten para robarte las zapatillas o la cartera. Si uno revisa las estadistícas que produjo la Corte hasta hace un tiempo para las zonas metropolitanas en realidad los homicidios no se los llevaba el robo sino los conflictos interpersonales, y tampoco hay que cargárselos al narcotráfico. Gran parte de la violencia en algunos barrios tiene que ver con la disponibilidad de los jóvenes para acceder a un arma, tráfico que regula la policía, que vuelve a ingresar las armas secuestradas a la sociedad en lugar de destruirlas. Problemas que antes se dirimían a gritos o piñas ahora se dirimen con las armas. Las declaraciones de Macri no son inoprtunas, porque llegan en un momento particular. La inseguridad sigue siendo la vidriera de la política; es la oportunidad que tiene el macrismo de desplazar la cuestión social a la cuestión policial, desplazar el centro de atención”.

“Las declaraciones del Presidente demuestran un nivel importante de improvisación y simplificación de un problema muy complejo –dijo a este diario Roberto Cipriano, secretario de la Comisión Provincial por la Memoria–. No hay puerta giratoria, eso es falso. El 75 por ciento de los detenidos a disposición de la Justicia federal está en prisión preventiva, que asciende al 80 por ciento si consideramos las mujeres detenidas. En cuanto a jóvenes adultos detenidos, el 89 por ciento está en esta situación. En la Provincia de Buenos Aires estos índices llegan al 56 por ciento. Son presos sin condena, por las dudas. Muchos de ellos serán absueltos. A esto debemos agregar que de 15 años a esta parte, las políticas de seguridad no han dado respuesta alguna, más que elevar los iídices de prisionización o cantidad de personas detenidas, que en la provincia llegan a las 40 mil personas. De estas cárceles no se sale fácilmente, los índices de muerte son elevados (4,5 de cada 1000 personas), y el que sale no tiene posibilidades de reinserción alguna. La cárcel no soluciona ningún problema, solo empeora la situación.

Igual sus declaraciones son contradictorias, ahora plantea que la justicia libera a todo el mundo y hace unos días él mismo pedía que liberen al carnicero que cometió un homicidio. El Presidente debe promover e implementar políticas públicas que reviertan estos problemas, que mejoren el funcionamiento de las instituciones, que incluyan a todos los sectores de la sociedad, que promuevan la igualdad, y no ubicarse como comentarista de un programa de chimentos.”

En definitiva, la reflexión en familia es para la Gente Como Uno.

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