"La ley debe ser igual para todos y aplicada con el mismo rigor a todos; al rico y al pobre, al que detenta poder o al débil", sostuvo Lorenzetti ante una numerosa cantidad de jueces de todo el país al inaugurar el "año judicial correspondiente a la labor que tendrán los magistrados durante 2008".

"¿A quienes le interesa 'afianzar la justicia'?", se preguntó el presidente de la Corte y explicó que "le interesa a quienes fueron víctimas de delitos de lesa humanidad, a quienes perdieron sus ahorros, a los excluidos, a los jubilados, a las víctimas de discriminación", entre otros. Lorenzetti también reclamó que "hacen falta más jueces que sean nombrados en tiempo y forma oportuna" y explicó que "todos debemos colaborar en el mismo sentido" para lograr que la ley sea "igual para todos y aplicada con el mismo rigor al rico o al pobre, a quien detenta el poder o al débil".

El juez afirmó que la agenda futura del Máximo Tribunal se basará en tres ejes que son las audiencias públicas, la informatización a nivel nacional de los tribunales y el "plan nacional de gestión" elaborado por jueces de todo el país tendiente a una "justicia para todos con fácil acceso".

Sobre las formas de lograr acelerar los tiempos de la justicia señaló que "solucionar un conflicto no es igual a ir ante los jueces" y explicó la necesidad de "incentivar e implementar formas de mediación, arbitraje y formas más cercanas" de solucionar conflictos. Ante un auditorio compuesto casi exclusivamente por magistrados, Lorenzetti remarcó la importancia de un "poder judicial independiente" ya que se trata de quienes tienen la "enorme función de asegurar la credibilidad de las instituciones" y la "autonomía presupuestaria" y aclaró que ello no significa "ambición de poder".

"Las instituciones no pueden estar encerradas en sí mismas, deben abrirse a los reclamos sociales", sostuvo el jurista para concluir instando a "poner de pie al Poder Judicial y ponerlo al servicio de la Nación", con lo que finalizó su discurso y regresó a su sitial, donde el veterano Carlos Fayt lo esperaba de pie para estrecharlo en un fuerte abrazo.