UNIVERSIDAD › CONFLICTO EN LA FACULTAD DE DERECHO DE LA UBA
Bar en peligro de desalojo
Alumnos independientes abrieron un bar con fines solidarios. Las autoridades afirman que no tienen permiso y que se licitará el espacio.
Por Javier Lorca
En el tercer piso de la Facultad de Derecho de la UBA, desde este cuatrimestre funciona “BARato”, un bar organizado y administrado por estudiantes independientes, con precios muy bajos y fines solidarios. Pese a la buena respuesta de los alumnos, las autoridades de la facultad pretenden desalojarlo porque “no tiene autorización para funcionar”. Pero los alumnos se resisten y siguen trabajando. Hace más de cuarenta días que se turnan para dormir en el lugar, para proteger la mercadería y evitar que los echen. “Era un lugar vacío que no se usaba para nada. Ahora estamos laburando con la incertidumbre de que llegue la policía en cualquier momento”, contó uno de los estudiantes que maneja el “BARato”.
El nuevo bar funciona desde marzo junto a la biblioteca parlante de la facultad, por iniciativa de la agrupación independiente NBI, la segunda fuerza estudiantil de Derecho. Según los organizadores, el propósito es “dar respuesta tanto a necesidades de los estudiantes como a las de otros sectores sociales especialmente afectados por la crisis económica”. Hoy trabajan diez empleados, ocho de ellos estudiantes seleccionados a través de una bolsa de trabajo por sus necesidades económicas. La comida que venden (tartas, empanadas, pebetes) se la compran a microemprendimientos y comedores vecinales del Bajo Flores.
“Con la ganancia estamos armando un comedor popular en la Villa 31 de Retiro. Y vamos a dar becas de alimentos para los estudiantes de la facultad”, contó otro de los integrantes de NBI. Calculan que podrán ofrecer dos comidas gratis por semana a unos cien alumnos. “Eso va a insumir unos mil pesos mensuales –agregó–. El resto, unos dos o tres mil pesos, lo vamos a usar para una experiencia de presupuesto participativo: que los estudiantes decidan para qué lo usamos. Algunas propuestas son arreglar los baños, donar libros a la biblioteca o comprar más sillas.”
El problema es que las autoridades no autorizan el funcionamiento del BARato. “Los estudiantes ocuparon el lugar sin permiso –dijo el secretario de Hacienda, Alejandro Gómez–. Hasta el 2001 allí funcionaba un bar administrado por la mutual de los no docentes, que dejó de funcionar porque el consejo directivo de la facultad entendió que el espacio era necesario para la biblioteca parlante. Como había varios interesados en explotar ese espacio, estábamos evaluando qué hacer cuando estos chicos sacaron las mesas e instalaron un bar. El decano (Atilio Alterini) los intimó a irse, pero no lo hicieron. Ahora estamos trabajando para regularizar la situación.” Primero, se convocó a los interesados de la propia facultad a hacer sus ofertas para explotar el bar. Además de la estudiantil, hubo otra de los no docentes. Pero el intento fracasó después de que los estudiantes denunciaran que el jurado que iba a dirimir no era imparcial. En los últimos días, la facultad inició los trámites para llamar a una licitación pública. “Va a ganar cualquier empresa privada con fines de lucro. Pero los estudiantes no nos vamos a ir del bar”, avisaron.
“No sé si el bar es legal o no, pero los precios son mucho más bajos”, comentó una estudiante del cuarto año de Abogacía. El principal bar que funciona en la facultad, concesionado a una empresa privada, vende cada café a un peso con 20. En el tercer piso cuesta 50 centavos. “La verdad es que el bar concesionado tiene precios caros –dijo otro estudiante ajeno al conflicto–. Pero el bar del NBI puede vender barato porque no paga canon, ni impuestos, ni la luz.”