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“Abrimos puertas que estaban cerradas”, cuenta la realizadora Mariana Arruti. Y eso de abrir puertas no es sólo una ironía, aun cuando se refiere a contar lo sucedido en una cárcel. Después de tres largos años, Arruti estrenará hoy su documental Trelew, a las 23.15 en la sala 8 del Hoyts (Abasto) en el marco del festival. Con un guión que impresiona, imágenes inéditas y entrevistas provocadoras, Trelew relata el histórico intento de fuga de la cárcel y los hechos del 22 de agosto de 1972, cuando la Armada Argentina fusiló en las celdas de la Base Aeronaval a 19 presos políticos (integrantes de organizaciones armadas guerrilleras: ERP –Ejército Revolucionario del Pueblo–, FAR –Fuerzas Armadas Revolucionarias–, y Montoneros), que una semana anterior se habíanfugado de un penalde máxima seguridad en la Patagonia.Seis de los presos pudieron escapar, primero a Chile y luego a Cuba. Tres sobrevivientes del fusilamiento contaron la verdadera historia aquella vez y en el documental el resto de los participantes terminarán de revelar detalles hasta ahora no conocidos. “Esto anticipó la institucionalización del terrorismo de Estado que a partir de 1976 cobraría 30.000 víctimas”, opina Arruti.
En Trelew habla por primera vez el guardiacárcel que custodiaba la entrada y salida de presos del Penal, el responsable de la sala de armas de la cárcel, una mujer policía que vivía frente al Penal y recibía a los familiares políticos, un soldado que hacía la colimba en la Base Aeronaval, el empleado de la funeraria que acomodó a los guerrilleros muertos en los ataúdes y los taxistas que llevaron a los 19 desafortunados presos que escaparon del Penal, pero terminaron en el aeropuerto.
Además de los testimonios de Eduardo Luis Duhalde, Rodolfo Mattarollo, Hipólito Solari Irigoyen y los presos del penal en la fuga, relata su historia quien tenía que llevar los camiones que nunca llegaron y que fueron reemplazados de apuro por dos taxistas. Con música de Bernardo Baraj y con la investigación general de Jorge Magallanes, Trelew contextualiza la Argentina de 1972, en tiempos de la dictadura del general Lanusse, cuando las cárceles argentinas estaban repletas de presos políticos.
“Al principio fue muy difícil que la gente implicada hablara. Tanto Rawson como Trelew son pueblos chicos y hasta el día de hoy éstos eran temas que habían permanecido como una especie de tabú”, cuenta Arruti. El penal de máxima seguridad de Rawson, a 1500 km de Buenos Aires, se había convertido en centro de confinamiento para dirigentes de las organizaciones guerrilleras. La población del lugar, renuente en un primer momento al contacto con la cárcel, posteriormente se solidarizó con presos y familiares. “En agosto del año pasado, para los 30 años de la masacre, volvimos a Trelew a mostrar un avance del documental. Entonces la misma gente que había sido esquiva a hablarnos, al verse legitimada por el documental empezó a decir más cosas para los diarios locales. Fue una catarsis para intentar cerrar una herida aún fresca”, dice Arruti.
Los tres sobrevivientes de los fusilamientos de la Base fueron asesinados, de los 6 presos políticos que lograron fugar a Chile, 4 están desaparecidos, el autor del primer libro sobre Trelew está desaparecido, varias familias de los fusilados en Trelew fueron exterminadas y del total de evadidos que llegaron al aeropuerto, los 6 primeros y los 19 segundos, sobreviven sólo dos en la actualidad.