Martes, 29 de octubre de 2013 | Hoy
UNIVERSIDAD › OPINIóN
Por Maximiliano Campos Ríos *
La Facultad de Ciencias Sociales cumple 25 años y entre los nombres que han forjado este cuarto de siglo se encuentra el de Juan Carlos Portantiero. No hay estudiante de la UBA que no haya leído en algún momento un texto de él. Su formación de origen era la de sociólogo de la Facultad de Filosofía y Letras de la UBA, pero se especializó en “materialismo histórico”, y sobre todo, en Antonio Gramsci. Un marxista heterodoxo, que emprendió el camino de la investigación y la academia con una visión crítica, lo que lo llevó a convertirse en maestro de generaciones de sociólogos, politólogos y filósofos. Su visión del peronismo, plasmada en Estudios sobre los orígenes del peronismo, de 1971, junto a Miguel Murnis, es quizás uno de los grandes aportes a la sociología política de Argentina y un texto de referencia obligada para intelectuales de distintos países. Portantiero trabajó por la divulgación académica y por el desarrollo científico, y fundó junto a José Aricó la revista Pasado y Presente, que se transformó en un proyecto político e intelectual de la izquierda. Estas actividades y su pensamiento marxista lo obligaron, luego del golpe de 1976, a exiliarse en México. Fue allí donde encontró su lugar para continuar su carrera científica y donde participó de la fundación de la revista Controversia. El retorno a la democracia le permitió volver a la Argentina, donde empezó quizás una de sus etapas más fructíferas en lo académico y político. En 1984 fundó con José Aricó y otros el Club de Cultura Socialista y la revista La Ciudad Futura, como una toma de posición, pero también como un centro de pensamiento para los problemas políticos. Asimismo, participó, junto a Margarita Graziano, Gabriel Kessler, Daniel Lutzky, Emilio De Ipola y Claudia Hilb, del Grupo Esmeralda, que estaba dentro del proyecto político de Raúl Alfonsín, siendo uno de los redactores del famoso “Discurso de Parque Norte”, que marcó un hito en la historia de los grandes discursos políticos nacionales. Pero como graduado de Sociología y profesor universitario, quizá su labor como decano de Sociales sea uno de sus grandes méritos. Un conocedor de la facultad, un referente de la sociología, pero sobre todo un intelectual brillante y comprometido con el decanato de la Facultad de Ciencias Sociales más importante del país, que permitió el debate y la transferencia académica, y que además puso de relieve la importancia de las ciencias sociales en un momento en que las ideas neoliberales arremetían con todo. Sus ocho años como decano (1990-1998) dejaron su huella en miles de graduados, profesores e investigadores. Sus obras son aún leídas en diferentes carreras, tanto de la casa de estudios que lo vio formarse como de la que lo tuvo como decano, y en un sinfín de universidades nacionales y del exterior. Todo esto le valió el Doctorado Honoris Causa de Flacso en 2006. Portantiero fue un intelectual que, tanto desde las aulas como desde sus escritos, intentó que la sociedad debatiera sobre sus problemas, pero sobre todo intentó reflexionar de manera lúcida y comprometida sobre esos problemas. Un intelectual que no tuvo miedo de comprometerse en política, o un político que prefirió la intelectualidad. Profesor, maestro, investigador, militante, intelectual. Ese era Juan Carlos Portantiero. Es difícil pensar en los 25 años de la Facultad de Ciencias Sociales sin pensar en él.
* Ciencia Política-UBA.
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