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Por J. L.

Envuelta en una prolongada crisis institucional, sin resolverse si es válida o no su conducción, la Facultad de Ingeniería (UBA) acaba de aprobar una novedosa resolución: los posgrados y maestrías que dicta la institución serán gratuitos para los jóvenes graduados. “Esto es revolucionario. Es un primer paso para que los posgrados sean regulados por el perfil de profesionales que defina la facultad y no por el mercado”, dijo a este diario Hernán Ons, secretario de Extensión y dirigente de la minoría estudiantil.
Concretamente, el consejo directivo aprobó “exceptuar de arancel a los cursos de posgrado y maestrías de la Facultad de Ingeniería a los egresados hasta dos años de su egreso” (extensible a tres años).
En la UBA, la mayoría de los posgrados son arancelados, aunque se hacen excepciones para los docentes de la institución. Por disposición del gobierno universitario, estos cursos deben autofinanciarse. Para cumplir con esa normativa, desde ahora, los posgrados de Ingeniería inscribirán a los graduados que paguen y, una vez cubierto el costo del curso, se abrirá el ingreso de los graduados recientes. Aunque aún no fue definido cómo se instrumentará este mecanismo.
“El objetivo es favorecer la continuidad de estudios de los graduados más jóvenes, que por ahí no tienen los recursos para pagar un posgrado”, dijo Ons, de El Gradiente, agrupación impulsora del proyecto.
Los estudiantes de La Corriente (CEPA), que tienen la representación de mayoría, cuestionaron que la gratuidad de los posgrados se limite a los egresados recientes. “Este proyecto depende del autofinanciamiento e incluso lo avala. Nosotros creemos que hay que terminar con eso –dijo el consejero Juan Manuel Pérez Seisdedos–. Y no se beneficia a la mayoría de los que cursan posgrados, que son egresados que ya están trabajando y quieren especializarse.” También recordó que la gratuidad de los posgrados era un proyecto de la gestión encabezada por el decano Bruno Cernuschi Frías, destituido por el actual consejo .
“Este es el mejor proyecto posible”, señaló Ons. “Los graduados que ya están trabajando, en la mayoría de los casos, son enviados por las empresas a especializarse. No cobrarles sería una forma de financiar a esas empresas.”
Tras larga discusión en la sesión del consejo del martes pasado, la aprobación se concretó con trece votos: seis profesores, las minorías de alumnos y graduados, la mayoría de estudiantes y la mayoría de graduados (agrupación Línea Recta, integrada por egresados de ideales reformistas y no sólo por radicales, como se sugirió erróneamente en este diario). En contra votaron dos profesores de la mayoría.