UNIVERSIDAD
Más ciclos comunes para intentar bajar la deserción
Educación insiste con el desarrollo de ciclos iniciales compartidos, ahora dirigidos a mejorar la enseñanza en los primeros años.
Por Javier Lorca
Después de impulsar que las diferentes universidades compartan ciclos iniciales entre disciplinas afines, ahora el Ministerio de Educación insiste en que las casas de estudios desarrollen tramos de formación comunes entre sus facultades y, a la vez, mejoren los procesos de enseñanza en los primeros años de las carreras. ¿Por qué? Para responder, basta repasar un repetido pero no menos alarmante indicador oficial: “Alrededor de un 40 por ciento de los estudiantes que cada año ingresan en la universidad abandonan su carrera en primer año, y un porcentaje menor pero todavía importante lo hace en el segundo año”. Y no sólo eso. Otros problemas específicos del primer tramo de cursada universitaria que se pretende enfrentar son “la masividad en las aulas y la fuerte especialización de los contenidos desde el inicio de las carreras”, explicó a Página/12 Victoria Guerrini, coordinadora del Programa de Calidad Universitaria del ministerio.
Como una de sus políticas centrales para la universidad, en los últimos años Educación realizó tres convocatorias para la instrumentación de ciclos generales de conocimientos básicos (CGCB). Abarcan a más de treinta universidades y algunos ya están en marcha. Los CGCB son tramos iniciales de dos años que imparten formación general común a familias de carreras (ingenierías, ciencias económicas, ciencias sociales, salud), postergando la especialización hasta el tercer año para fortalecer las asignaturas básicas, dar oportunidades de acceso equivalentes, desconcentrar el ingreso, evitar la deserción temprana, flexibilizar los planes de estudios y habilitar la movilidad de los estudiantes.
Lanzada esta semana por el ministro Daniel Filmus, la nueva convocatoria para desarrollar los CGCB es diferente. “Es la primera vez que llamamos a las universidades a proponer y diseñar ciclos generales hacia el interior de las instituciones. Lo que venía pasando era que se acordaban ciclos comunes entre las disciplinas en un trabajo aislado de las dinámicas institucionales –contó Guerrini–. Hubo avances importantes en áreas como química y biología, y pocos avances en las demás áreas. Por eso, sin descuidar el componente interinstitucional, el énfasis está puesto en instalar los ciclos en las universidades.” Es que una de las dificultades detectadas por los rectores universitarios provino de que los programas oficiales suelen financiar cuestiones puntuales generando tensiones dentro de las casas de estudios, en especial con los sectores no incluidos entre los beneficiarios.
Así, uno de los propósitos oficiales es que, en el marco de un proyecto global institucional, las universidades diseñen CGCB que involucren a carreras de distintas unidades académicas de una misma casa. Por ejemplo, que las facultades de Ciencias Exactas e Ingeniería, en lugar de tener cada una sus profesores de matemática y de física, compartan la formación inicial en un ciclo único.
“Hasta ahora, el programa apuntaba más a impulsar diseños curriculares equivalentes y no tanto a los procesos de enseñanza-aprendizaje. Ahora queremos apuntar a mejorar la calidad de formación en los primeros años.” ¿Cómo? “Con sistemas de tutorías y de apoyo pedagógico, mejora del equipamiento, la bibliografía y las bibliotecas, capacitación docente. También se van a financiar mejoras para los sistemas de información sobre el desempeño de los alumnos, para poder analizar por qué abandonan y por qué se retrasan en sus carreras, y desplegar las estrategias de fortalecimiento necesarias.” El programa aspira a desarrollar los ciclos en el transcurso de los próximos tres años, con un financiamiento creciente que empezará, en 2006, con 10 millones de pesos.
–La promoción de los ciclos, ¿va a terminar generando una adecuación del resto de los planes de estudios?
–No está planeado, por ahora no ha sido necesario –respondió Guerrini–, pero es muy posible que suceda. En ese caso habrá que hacerlo sin modificar los contenidos mínimos de cada disciplina ni las incumbencias profesionales de cada carrera.