Con diferencias internas, las agrupaciones de izquierda que conducen la FUBA (PO, CEPA y MST) mantienen sus reclamos y los sostienen como condición para permitir la asamblea. El “pliego de reivindicaciones” tiene dos aspectos, uno presupuestario y otro vinculado a “la democratización del cogobierno”, explicó a Página/12 María Damasseno (MST), copresidenta de la federación. “La verdadera crisis de la UBA no es institucional, sino presupuestaria. Hoy faltan 100 millones de pesos para llegar a fin de año. Toda la universidad tiene que salir a luchar para conseguir fondos... Se necesitan recursos para blanquear sueldos docentes, rentar a los ad honorem, crear comedores y becas estudiantiles.” Sobre la reforma del estatuto, los estudiantes exigen “un cronograma concreto que defina quiénes y cómo van a poder discutir, y que haya un plebiscito vinculante para que toda la comunidad pueda participar”. Uno de los puntos que complica la negociación es que quieren la caducidad de todos los mandatos. “Si una propuesta avanza en algunos de estos reclamos, lo discutiremos en las facultades y veremos si hay condiciones para que sesione la asamblea universitaria.”