UNIVERSIDAD
“Una angustia muy grande”
Por Javier Lorca
- “En este momento, los pocos que viven de la docencia están en una situación imposible de sostener, con crisis personales muy graves. Hay una angustia muy grande. Y no es sólo una angustia de subsistencia, sino que también es angustiante ver que es casi imposible trabajar con los estudiantes en la construcción de conocimiento. Es desesperante no poder desarrollar tu propio trabajo porque las condiciones son muy malas, no hay elementos y los alumnos están hacinados.” Ricardo Kienast es docente de diseño industrial. Tiene 59 años y cobra poco más de 100 pesos por su dedicación simple en la Universidad Nacional de Mar del Plata. “A uno le gustaría vivir de la docencia –dice–, pero es imposible. Y el problema más grave es para los docentes más jóvenes, que son el futuro de la educación. El país no sólo está expulsando cerebros, también está expulsando formadores de conocimiento.”
- Zulema Beltrami es docente de derecho en el Ciclo Básico Común (CBC) de la Universidad de Buenos Aires. A los 43 años, está a cargo de cinco cursos: tiene cinco dedicaciones simples que le permiten cobrar 500 pesos a fin de mes. “Obviamente, no vivo sólo de esto, soy abogada y mediadora –cuenta–. En cada curso tengo más de cien alumnos. Uno trata de garantizar la mejor calidad, pero es muy difícil en estas condiciones. Se hace muy cuesta arriba. Es evidente que, aunque ponemos la mejor voluntad, no es la misma la clase que uno da a las siete de la mañana que la que da a las diez de la noche. Terminás agotado. Creo que la mayoría de los docentes está en una situación parecida. O peor. La universidad sobrevive por los que trabajan ad honorem o cobrando una retribución que no es digna.”