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Por Ernesto Villanueva *

En un reportaje publicado el 2 de mayo por Página/12, el señor decano de la Facultad de Ingeniería de la UBA, ingeniero Bruno Cernuschi Frías, afirma que la Coneau se creó para afirmar y evaluar reformas consistentes en “acortar carreras, generar posgrados pagos, arancelar el grado e insertar exámenes de ingreso”. Asimismo, le atribuye a esa política “un modelo de ingeniería que no es para nuestro país”.
Como es de público conocimiento, este año la Coneau está efectuando una convocatoria voluntaria a la acreditación de carreras de ingeniería. Ninguno de los parámetros que se tienen en cuenta para la acreditación atienden los objetivos mencionados en primer término. Por lo demás, esos parámetros implican un modelo de ingeniero que no fue inventado por la Coneau, sino que es producto de años de discusión en el seno del organismo que reúne a todos los decanos de Ingeniería del país (Confedi), quienes produjeron un documento que, con ligeras variantes, fue aprobado por el Consejo de Universidades, en el que está la UBA. Siendo respetables todas las opiniones, las que caricaturizan a las demás no contribuyen a los sistemas democráticos. Estos se destacan por aceptar la discusión más plena a la vez que la aceptación de las decisiones de la mayoría. Lo primero sin lo segundo no es diálogo, sino autismo.
Para la convocatoria voluntaria se están inscribiendo hasta la fecha 22 universidades que dictan 145 programas de ingeniería en todo el país. El señor decano afirma que “la UBA es totalmente ajena a los problemas de la Argentina”. Creo que todos celebraríamos un mayor involucramiento de esa unidad académica también en aquellas actividades en las que ha participado en su discusión, aunque sus conclusiones no sean enteramente de su agrado. La soberbia y el aislamiento no van a resolver los problemas de nuestra Patria.
* Presidente de la Comisión Nacional de Evaluación y Acreditación Universitaria (Coneau).