Viernes, 23 de febrero de 2007 | Hoy
Entre radioteatros y telenovelas tenía registradas más de 700 historias de amor. Es el único argentino que recibió dos veces el Martín Fierro a la trayectoria artística (“Se olvidaron de que ya me lo habían dado o pensaron que me estaba por morir”). Estaba tramando el regreso triunfal de Rolando Rivas (“No una remake, sino los mismos personajes mucho más viejos”). Detestaba las computadoras porque no podía pegarles cuando no se le ocurría una idea. Y dijo que se reconcilió con Romay cuando éste reconoció públicamente que nunca le había tocado una línea a ninguna de sus innumerables tiras.
GOLPE N° 15: ¿EN SERIO ES ASI LA VIDA?
En Piel naranja, Migré había trazado, según la más imperfecta geometría del amor, un triángulo entre un esposo anciano y mal tipo, una joven esposa y su amante. Cuando se le comenta que en el ambiente gay se dice que esa telenovela fue decisiva para muchos adolescentes de entonces (Arnaldo André, que era el novio, tenía que ser la novia; Marilina Ross, que era la novia, debía ser el novio; China Zorrilla, que era la madre, tenía que ser el padre; y Raúl Rossi, que era el padre, debía ser la madre), Migré carraspea y dice: “Ay, ay, ay. Los homosexuales son los mejores televidentes que uno puede tener, porque son los más viciosos. Pero también son terribles: todo lo hacen pasar por sus asuntos. Si nos ven acá charlando, empiezan: ¿De qué hablarán? ¿Migré tendrá sida? Yo hacía una telenovela que me gustaba mucho escribir. Dejémoslo así”.
GOLPE N° 26: la persistencia del golpe N° 7
“Nunca voy a olvidar a la mujer que al día siguiente de que terminara Sola, con Zulma Faiad, me dijo: ‘Migré, usted no tenía derecho a escribir ese final y a amargarme la vida como me la amargó’. Y me enumeró una serie de motivos muy válidos. Creo que si me hubiese encarado un día antes, le cambiaba el final. Aunque también hay gente que me escribe o me regala cosas y me dice ‘Que Dios lo bendiga’.”
GOLPE N° 38: LA SOLEDAD
“Viví toda mi vida con mis padres, nunca tuve la necesidad de irme a vivir con mi pareja. Además, ¿quién quiere vivir con un tipo que escribe dieciséis horas por día? Cuando termino, no tengo muchas ganas de bañarme o afeitarme, quedo medio atontado, me tiro un rato, y a lo mejor cuando me despierto quiero escribir el capítulo siguiente. Y seguir así durante tres o cuatro días. Tampoco tuve un bulo, porque me compré una quinta en la que reunirme con quien quisiera. Papá estuvo enfermo durante más de diez años, y fue terrible: hubo que quitar todas las llaves de la casa, y tapar los espejos, porque él veía enemigos y amigos todo el tiempo. Yo soy triste por naturaleza. Y a veces también soy medio pelotudo. Y muy cruel. Más de una vez pensé ‘Por favor, que se termine esto’. No sabía si al día siguiente iban a estar vivos o muertos. Y pensaba ‘Bueno, cuando viva solo’ ... En cinco años se murieron toda mi familia y mis mejores amigos. Y ahora que vivo solo, es una podredumbre.”
GOLPE N° 87: LO QUE ESCUCHA
“Muchos me dicen que estoy antiguo, porque quiero rescatar la palabra, quiero que los actores hablen, en un momento en el que no quieren hablar. De ahí que, en las tiras de hoy, un personaje entre, diga ‘Qué hacés, hijo de puta’ y le rompa la espalda a palmadas al otro, y todos contentos porque eso es quererse. Si un personaje se tiene que relacionar con otro y tiene que exponer los motivos por los que otro personaje le hizo daño, tiene que estudiar un texto. Pero parece que es mucho más fácil para el actor si dice: Me cagó.”
GOLPE N° 144: LO QUE VE
“Hoy prendés una novela y lo primero que hacen es meterse en la cama. Las mías desbordaban de sexo y no por eso los personajes andaban todo el tiempo revolcándose. La telenovela debería ser una suave franela. No porque esté mal mostrar el revuelque, sino para dejar que la gente se imagine algo.”
GOLPE N° 199: LAS IDEAS DE ROMAY
Leandro Leiva contaba la historia de un guerrillero que, por ir al monte tucumano, perdía a su novia. Hicimos un primer capítulo espectacular, pero enseguida empezaron los problemas y no se pudo volver a filmar en Tucumán, el director estaba en contra de mi romanticismo y yo estaba en contra de su ordinariez, y Romay empezó a correr la tira de horario y a meterse. Yo me reconcilié con él cuando, durante la última entrega de los Martín Fierro, admitió no haber escrito nunca ni una sola línea en su vida. Pero igual, cómo jodió durante quince años con el cartelito: Idea A.R. ...”
GOLPE N° 223: LA FELICIDAD ES BREVE
“La felicidad, contada, resulta aburridísima. Los encuentros son bellos, pero fugaces. Lo que puede durar es la historia de una desgracia. Un desencuentro, con pequeños encuentros que sirvan de excusa para otro desencuentro.”
GOLPE N° 265: LA MAQUINA DE ESCRIBIR
“Para mí, la tecnología llega hasta el Liquid Paper. La computadora no me ayudaría. Me parece fascinante que un chiquito de Neuquén le pueda cantar un aire dulce a un niño de Japón, pero todo el mundo usa la computadora para hacer hijaputeces: para trucar fotos sexuales de alguien, para afanar un programa, o para entrar a la Casa Blanca. No me parece que eso sea abrir la cabeza. Y además, mientras escribo, cuando algo no me gusta o me trabo, yo le doy trompadas a la máquina, y no creo que una computadora resista tanto los golpes.”
GOLPE N° 301: LA PEREZA
“Durante toda mi vida escribir fue un trabajo: cuando no tenía dos programas, tenía tres o cuatro. Un capítulo me lleva más o menos dieciséis horas y siempre hice un capítulo por día. No tengo artritis, pero cada tanto me duele un poco la mano derecha. Y nunca me pasó eso de que no se me ocurriera nada. A lo sumo quedo trabado y no puedo seguir y Juan no le puede contestar a Marta, pero en esos casos sé que el error está cuatro líneas más arriba o en la página anterior: una vez que corrijo eso, vuelvo a correr. Es que yo escribo como si estuviera viéndolo todo en pantalla, ya hecho. Quizá por eso nunca me gusta lo que veo.”
GOLPE N° 323: LA LITERATURA
“Escribí muy pocos cuentos y nunca me senté a escribir una novela. Creo que, básicamente, la gente que escribe es muy vaga, prefiere tomar whisky, fumar e ir al cine cuando menos le conviene. Lo que sí me gusta mucho es recibir cartas. Entonces, a veces me escribo alguna a mí mismo, dejo pasar unos días, abro el sobre, la leo y digo ‘Ay, mirá que linda carta’.”
GOLPE N° 383: LA MAESTRA Y EL ADULTO
“Me gusta estar muy atento a lo que sucede en la realidad y ver cómo lo puedo introducir en la ficción. Por ejemplo, esta historia de amor que acaba de tener la maestra de Punta Alta con el alumno, y que a muchos les parece una aberración, a mí me parece fascinante. Quiero escribirla. Es una historia de amor. Y no sé si es sórdida. Para saber eso, habría que ver al chico.”
GOLPE N° 437: GOLPES DE EFECTO
“Si bien es cierto que Rolando Rivas tenía un hermano guerrillero, y después fui metiendo temas como la frigidez, la homosexualidad y los desaparecidos, en el ’83 hubo un estallido o una liberación. Y esos temas llegaron a ser utilizados como anzuelo para levantar el rating. En alguna novela he visto a un enfermo de sida que nunca hace tratamiento. Y ni siquiera habla del tema. Pero eso sí: el sida está y el rating sube.”
GOLPE N° 499: LA CAJA BOBA
“Creo que el mejor medio de expresión es la radio, porque permite una agilidad mental que la televisión anula. Sigo buscando al incauto que me compre la idea de hacer un radioteatro que cuente una historia de amor por mes: la de Eva con Perón, la de Nijinsky, la de la mujer de Mariano Moreno. ¿Cómo hago eso en televisión sin que lo produzca la Metro-Goldwyn-Mayer? Me contaron que en Alemania han hecho una versión de La ciudad y los perros maravillosa. Por supuesto que sería fantástico que la gente leyera, pero la lectura es una disciplina y estamos muy indisciplinados. Alguien llega del trabajo, prepara la comida, toca a su hijo dormido para ver si sigue ahí todavía y apenas abrió el libro ya cayó de sueño. Por lo menos, que pueda apagar la luz y escuchar una historia.”
GOLPE N° 536: LA INDISCIPLINA
“Si bien en mi tiempo éramos ovejitas, cuando mi madre me olvidaba en algún lugar, de chico, yo me quedaba sentado ahí. Hasta que ella me dijera: ‘Paráte, que nos vamos’. Pero andá a sentar a un chico ahora. Cuando la madre no le compra una golosina, él le grita ‘boluda’.”
GOLPE N° 564: SUENA UN CELULAR
“Odio los teléfonos con los que te pueden interrumpir en cualquier momento, pero oír las conversaciones de la gente hablando con su celular puede ser una gran fuente de inspiración. El otro día entró a la confitería Rond Point una mujer de unos treintipico de años. Se sentó, pidió un café y llamó a alguien con su celular. Cuando la persona del otro lado del satélite le contestó, ella dijo: ‘Je m’appelle Monique’. Se ve que el otro no la entendía y preguntaba. Yo le tomé el tiempo: estuvo diez minutos repitiendo lo mismo, hasta que gritó ‘¡Que soy Mónica, carajo!’, y cortó, pagó y se fue. Es el principio de una gran novela.”
GOLPE N° 590: NO HABRA NINGUNO IGUAL
“Si Shakespeare viviese por supuesto que escribiría telenovelas. Es claro que con lo que le pasaba, era un autor de televisión: tenía que tener mucho cuidado porque los teatros eran tan cerrados que, durante sus obras, los muertos se acumulaban en el escenario. Escribía para decorados, y eso es ser un escritor de telenovelas. Pero uno muy inteligente. Ya no hay. Romeo y Julieta siempre va a tener rating, porque es una historia de amor que no necesita infidelidad para funcionar: no tiene que haber una María para Romeo y un Alberto para Julieta.”
GOLPE N° 601: LOS GOLPES AJENOS
“Ya se ha dicho, pero todos estamos contando la misma historia con distintos detalles y matices. Una vez alguien me señaló un supuesto guiño a Septiembre, de Woody Allen, que aparecía en Una voz en el teléfono. Yo adoro a Woody Allen, y que me disculpe, porque no fue adrede. Nunca hice algo así, aunque alguna vez me lo hayan hecho a mí. Hace unos años, después de que presentara a Canal 9 una revisión de mi telenovela Mujeres en presidio, que había escrito en los ’60, hicieron de prepo Libertad condicional, y estaba evidentemente basado en lo que había escrito yo. Y se nota que Suar ha visto muchas telenovelas, porque yo siempre he tenido la cábala de que mis protagonistas hombres tengan las iniciales R.R., ¿y de dónde viene eso de R.R. D.T.? Mejor tomarlo como un guiño. Pero hay que reconocerle que Gasoleros es la telenovela argentina paradigmática.”
GOLPE N° 666: DIOS HA MUERTO
“El problema es que soy un pésimo creyente. A veces creo y a veces no. Pero hay ciertas cosas que no deberían suceder. Está bien, hay un ser superior que nos quiere probar. ¿Probar qué? ¿Y hasta cuándo? Prefiero a los griegos, con esa sarta de dioses que se odian, se adoran, se desheredan, tienen hijos y comparten la novia con el hijo. Eso me parece más normal. El otro, como todo lo que es perfecto, me causa horror y me despierta muchas sospechas.”
GOLPE N° 700: LA PROGRAMACION DE ATC
“Una vez dije que estábamos tan mal porque se maneja la Casa de Gobierno como se maneja ATC. Después de eso estuve dos años sin trabajar. El problema ya no es el menemismo, ni la política. ¿En quién creés cuando el chico que acusaba a Oyarbide reconoció en Memoria que no pretendía dinero sino que lo vincularan con el departamento artístico del canal, para poder actuar en un programa? O esa gente que va de lo más contenta a un talk-show a contar que su nena se acuesta con su marido, por cien pesos. Y las cámaras ocultas en las que joden a un tipo durante veinte minutos, hasta que le dicen que es una joda, y entonces todos se ríen y le regalan dos pasajes y el otro opa dice: ‘¿No me podés dar tres, así vamos con la nena?’. Todo lo que pasó con el caso Cabezas, Yabrán, Ibrahim y Al Kassar es demasiado tenebroso, hasta para una telenovela. Por eso yo digo que algo va a pasar en el mundo, algo tiene que pasar. A veces miro el cielo y pasan esos vientos huracanados que duran un minuto y después se desvanecen, y leo en los diarios sobre estos aluviones de barro que borran un pueblo del mapa. Las montañas se van a hundir y los mares subirán. Está escrito, pero no lo queremos leer, porque ya no se lee. Quedarán tres o cuatro y volverán a contar una historia. Y, hasta entonces ... roña, hijo, roña.”
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