Miércoles, 2 de abril de 2008 | Hoy
CIENCIA › DIáLOGO CON LOS FíSICOS RUZZANTE Y CANZIANI, DEL ICES, A QUIENES UN WORKSHOP REUNIó EN BUENOS AIRES
Las Ciencias de la Tierra cruzan varias disciplinas y abarcan desde el subsuelo hasta el medio ambiente y sus desgracias.
Por Leonardo Moledo
Y así es como el hipotético jinete se pone a dialogar tenuemente con dos científicos del palo: Ruzzante y Canziani.
–Yo le pido que usted me cuente, como si estuviera en un café, qué es lo que hace.
–Bueno, en principio deberíamos decir que yo soy el director del ICES.
–Que significa...
–International Center for Earth Sciences (Centro Internacional para las Ciencias de la Tierra).
–Y que se dedica a...
–Bueno, este instituto se remonta a tres o cuatro años atrás, y nace de un proyecto que se estaba realizando con gente de Italia en el volcán Peteroa, de la provincia de Mendoza. Ahí se empezó a hablar de la concreción de un nuevo instituto como el Observatorio Vesubiano de los italianos que, como revela su nombre, se dedica a observar el Vesubio. De este modo, con colaboraciones de varios lados, fuimos concretando el ICES. Los italianos en la península y nosotros acá. Este Instituto está apoyado fundamentalmente en dos patas: en la Universidad de Cuyo y en la Comisión de Energía Atómica. Formalmente se hizo la carta de intención hace dos años, en diciembre de 2006 y ahora estamos consolidando todo.
–Muy bien. Cuénteme qué es lo que hace el ICES.
–Qué hace el ICES... Qué pretende hacer el ICES. Bueno, primero y fundamental, no tratar de competir con ninguna de las instituciones que ya estén trabajando en estos temas. No tener ningún laboratorio en ningún lugar sino simplemente oficinas y si es necesario algún instrumental, y apoyar proyectos que el ICES considera prioritarios sobre las Ciencias de la Tierra. Cuando el ICES esté consolidado, con el directorio formado, todos esos proyectos se van a hacer públicos. Por ahora hay algunos que ya son conocidos y están funcionando: el proyecto Peteroa, el de antropología ambiental, que se pusieron en marcha a partir de reuniones entre todos los participantes.
–¿En qué consisten los proyectos?
–Bueno, por ejemplo el proyecto Peteroa consiste en instalar una estación en el volcán de emisión acústica (o microsísmica). Eso ya está funcionando hace tres años, con algunas dificultades (hubo robos, caída de nieve que rompió parte de las instalaciones) y en el mes de marzo la hemos potenciado. Lo que pretendemos es estudiar todas las ondas del volcán Peteroa y el volcán en sí. En el mes de diciembre de este año vamos a colocar cámaras de video, sensores de gases...
–A ver, cuénteme de la cuestión acústica.
–Es escuchar pequeños movimientos sísmicos imperceptibles para las personas que son registrados por sensores de emisión acústica. Es una técnica de ensayo que nace en 1969 para las petroleras y con los años se fue aplicando a diversas disciplinas.
–¿La emisión acústica puede llegar a prever una erupción?
–Yo no le podría decir eso ahora, pero estamos tratando de estudiarlo. El Peteroa es un volcán activo, con varias fumarolas, que está cambiando permanentemente, con algunos glaciares arriba que se están derritiendo y se encuentra en una zona bastante compleja de acceder, porque solamente es accesible en período estival.
–¿Y si se rompe algo después de marzo?
–Hay que pasar el invierno.
–Mmmmm... esa frase...
–Después tenemos otra estación en el Cerro Blanco, en San Juan, y queremos colocar otra en El Leoncito, también en San Juan.
–¿El Peteroa dónde queda?
–Cerca de Malargüe, en línea recta unos 70 kilómetros y en camino serán 150 km.
–¿Y cuál es el otro proyecto que está en marcha?
–El ICES tiene un departamento que se llama “Ambiente y clima, recursos y prospección geofísica, riego ambiental y territorial, antropología ambiental”. La característica de todo esto es que pretendemos hacer trabajos completamente interdisciplinarios. La idea es encararlo a través de distintas disciplinas para encontrar correlaciones, precursores...
–¿Precursores de qué?
–Sísmicos, de tormentas. Precursores de hechos catastróficos.
–¿Eso ya funciona en algún lado?
–No que yo sepa. Se está probando en varios lados: en Italia hay estaciones en el Etna, en el Vesubio.
–Qué lástima que en Pompeya todavía no estuviera el ICES para prevenir estos desastres.
–Ojalá hubiésemos podido hacer algo. No sé si hubiese sepultado la ciudad o no, pero si los resultados de nuestra investigación fueran buenos, habríamos previsto esa erupción. Pero, como toda investigación, esto puede ser un éxito total o un fracaso rotundo.
–Bueno, claro que en ese caso no tendríamos esas ruinas maravillosas...
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