Miércoles, 23 de julio de 2008 | Hoy
CIENCIA › ALBERTO LAMAGNA, FíSICO Y JEFE DEL PROYECTO NANOTEC
Nano, nanometría, la millonésima parte de un milímetro... ¿a eso hemos llegado? Parece que sí, y el jinete se achica millones de veces hasta alcanzar una escala nanométrica, que parece ser, justamente, la escala que prometen los grandes avances tecnológicos.
Por Leonardo Moledo
“Podría estar encerrado en una cáscara de nuez y creerme rey del espacio infinito.”
Shakespeare,Hamlet
Bueno, a ver, usted es Alberto Lamagna, doctor en Física y gerente de investigaciones y aplicaciones no nucleares de la Comisión Nacional de Energía Atómica, y es quien dirige el Nodo Nanotec. La idea es que me cuente qué es este proyecto Nanotec... supongo que se trata de un proyecto muy chiquito...
–Nada de eso. Es un proyecto muy grande...
–Mmm... toda una contradicción...
–... a nivel nacional, dedicado a la nanotecnología, que lidera la Comisión Nacional de Energía Atómica y, efectivamente, se denomina Nanotec, un nodo para el diseño, fabricación y caracterización de micro y nanodispositivos para aplicaciones en el área espacial, la seguridad y la salud. Está financiado fundamentalmente por la Agencia Nacional de Promoción Científica y Tecnológica. Participan varias universidades como la Universidad Nacional de General San Martín, la Universidad del Sur, la Universidad Austral y el Instituto Nacional de Tecnología Industrial.
–Bueno, pero aparte de quién lo financia y todo eso, cuénteme en qué consiste.
–Lo que estamos haciendo son concretamente microllaves de radiofrecuencia para una antena para satélites, nanobiosensores para detectar enfermedades utilizando las propiedades de los nanotubos, y estamos desarrollando nanopartículas magnéticas para poder transportar sustancias biológicamente activas y específicas de manera controlada a las células –por ejemplo– cancerígenas.
–¿Cómo funciona eso último?
–Con la nanopartícula, que es una nanopelotita; en las capas exteriores se coloca el medicamento que se quiere llevar hacia la célula cancerígena de manera puntual y controlada para no inundar masivamente el cuerpo con la droga. Se está estudiando cómo lograr que vaya al lugar que tiene que actuar.
–¿Pero cómo?
–Bueno, le aclaro que éste es el proyecto más incipiente. Se la puede llevar utilizando campos magnéticos externos que focalizan dónde está el tumor y se induce a que las nanopartículas vayan a esa región.
–Ya veo... ¿y qué otro desarrollo tienen más consolidado?
–Los de narices y olfateadores electrónicos que utilizan micro y nanotecnologías para detectar drogas y explosivos. Estamos desarrollando un dispositivo innovador, con la idea de patentarlo. Será un olfateador muy portátil que se podrá llevar en los celulares y podrá determinar la seguridad y calidad del ambiente, si hay explosivos o sustancias tóxicas o no. Nuestro grupo fue uno de los precursores en el desarrollo de narices electrónicas.
–Bueno, ¿y qué más?
–Estamos desarrollando una antena para satélites, que es innovadora a nivel mundial. Se llaman microllaves de radiofrecuencias. Son como llaves de luz, pero de las radiofrecuencias que se utilizan en las antenas de los satélites para comunicaciones, son livianas y consumen muy poca energía. Como usted sabe, en los satélites uno tiene problemas con el peso y la energía.
–Claro que lo sé. Siempre me pasa.
–Es un dispositivo para el Plan Espacial Argentino, a pedido de la Conae.
–¿Y los nanobiosensores?
–Son sensores que detectarán rápidamente enfermedades, será un dispositivo basado en nanotubos que están funcionalizados con anticuerpos relacionados con el virus que se quiera detectar. Se colocan los nanotubos en una superficie con dos contactos eléctricos, arriba los anticuerpos y con una sola gota de sangre se puede llegar a detectar en segundos hasta diez enfermedades. Está recién empezando.
–Supongo que detectan diez enfermedades si es que la persona las tiene, no que siempre encuentran diez enfermedades... pero me dijo que recién están empezando.
–Sí. Hace un año que estamos trabajando en estos dispositivos en nanomedicina. La nanomedicina es una rama muy nueva de la ciencia que consiste en utilizar todo el potencial de la nanotecnología para detectar rápidamente enfermedades y elaborar nuevos medicamentos. Tan nueva es que no hay todavía una asociación internacional, que se va a crear este año. Confluyen en proyectos multidisciplinarios de nanomedicina, físicos, médicos, biólogos, químicos, ingenieros...
–¿Y cuándo podrán hacer una prueba médica?
–Eso lo pueden responder mejor los médicos y biólogos que trabajan en el grupo. Recién ahora estamos probando en células, en cultivos de laboratorios. Para llegar a pacientes se tarda mucho tiempo.
–¿Lograron conducir las nanopelotitas?
–Sí, se pudieron arrastrar. En las primeras pruebas sí, pero es a escala de laboratorio. Son magnéticas y uno las lleva a donde quiere. Tuvimos problemas en las primeras series porque interactuaron mal con las células.
–¿Y los campos magnéticos son muy fuertes?
–No necesariamente.
–¿Para que más pueden servir las nanopartículas?
–Pueden ayudar a mejorar el contraste de imagen en los tomógrafos de positrones. La idea es utilizar algo muy nuevo: usar las nanopartículas para recubrir las células cancerígenas o enfermas en estadios iniciales, pintarlas o barnizarlas para que se distingan más, y así mejorar la resolución de la imagen y hasta detectarlas más precozmente.
–¿Cómo las pintan?
–Con moléculas que son afines a las células cancerígenas que hacen que sean más atractivas, para que se peguen. A la nanopelotita, que es magnética, se la pinta con moléculas que son afines a las células cancerígenas.
–¿Qué tiene la célula cancerígena que hace que sea distinta?
–Yo soy físico y, por lo que entiendo, la célula cancerígena está modificada en su ADN, la estructura tiene distintos azúcares, bioquímicamente se distingue y se le pega la nanopartícula.
–Pero si así fuera...
–Pero esto se lo podría responder mejor un biólogo, mi mayor especialidad es la otra, las llaves de radiofrecuencia, los sensores, las antenas, sobre las que hablábamos antes... Está todo dentro del proyecto Nanotec, pero preguntas tan específicas, tengo miedo de meter la pata, y que después...
–Pero no tenga miedo de meter la pata... ¿por qué tiene miedo de meter la pata?
–El ambiente científico es muy crítico, si no digo exactamente lo que...
–Pero no está hablando ahora con el ambiente científico.
–Tiene razón. Sigamos.
–¿Y cuándo va a haber resultados, en 5, 10, 20, 100 años?
Diría que en menos tiempo.
–Arriesgue...
–Y bueno el nanobiosensor lo tendremos en dos años. Ya tenemos los primeros prototipos a los que hemos pegado los anticuerpos, los nanotubos y los contactos eléctricos y estamos trabajando en la electrónica.
–¿Y las nanopartículas?
–Diría que en tres, cuatro años lo tendremos a escala del laboratorio con animales.
–¿Y con gente? ¿Cuándo diría que se podrá experimentar en gente?
–Usted sabe que desde que sale un medicamento del laboratorio hasta que llega a la gente transcurre mucho tiempo; deben seguirse los protocolos que llevan unos 10 años. Tanto es así, que algunos investigadores cuando comenzaron a entender eso, se alejaron del proyecto, porque quieren resultados rápido para publicar...
–Bueno, usted sabe que ahora la costumbre es publicar todos los resultados parciales...
–Es cierto.
–¿Y esto se está haciendo solo acá o también en otras partes del mundo?
–Acá y en otras partes del mundo. En este campo, no estamos tan atrasados, estamos bien, porque en la Argentina hay buena tradición de física, biología y química. El tema es seguir con las inversiones que desde hace unos años empezaron a promover la ciencia en el país.
–¿Estamos bien, pero vamos bien o estamos bien pero vamos mal?
–Estamos bien y vamos mejor, lo que vemos los científicos a futuro en la Argentina es muy bueno. Hay inversiones, proyectos, becas. Hay que generar en la sociedad, y en especial en los jóvenes, el interés por el estudio de carreras vinculadas con la ciencia y la tecnología, generar toda una cultura, creo que eso va a requerir de unos diez años.
–¿Diez nada más? Generar una cultura lleva bastante más que diez años. Y dígame, mientras yo manipulaba el grabador, usted me habló de la nanocontaminación: ¿qué es?
–Son los riesgos que trae la disposición final de nanotubos y nanopartículas. Cuando se trabaja en los laboratorios con estos elementos debe tenerse en cuenta la contaminación que puede llegar a producirse. Es una rama muy nueva que estudia los riesgos de contaminación que puede causar la nanotecnología.
–¿Cuál sería un ejemplo de estos riesgos?
–Por ejemplo, las nanopartículas que se utilizan en algunos cosméticos, si tienen cierto tamaño muy pequeño pueden migrar y atravesar las paredes celulares, llegar al núcleo y producir daños a la salud humana. Por eso se trata de controlar el tamaño. Se pueden usar, pero en la producción industrial hay que controlar muy bien su diámetro. Porque si la partícula es muy pequeña puede ser dañina.
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