Desde Madrid

Si en mayo la policía francesa le había propinado un severo golpe a la cabeza de la banda terrorista ETA, ayer la Guardia Civil española se lo propinó al corazón. La caída en la madrugada de ayer del activo Comando Vizcaya de la organización separatista significa la desaparición de su célula más importante, la que se presume ha sido la responsable de los atentados más notorios de la banda en los últimos tiempos, incluido el asesinato del ex concejal socialista Isaías Carrasco dos días antes de las elecciones generales del pasado 9 de marzo.

La operación policial que se desarrolló en varias ciudades españolas a la vez y tuvo su epicentro en Bilbao, capital económica del País Vasco, concluyó con la detención de nueve personas, entre ellas Arkaitz Goikoetxea, el jefe del grupo. “No podemos asegurar que se trate del único comando pero sí que era el más activo, dinámico y buscado desde la ruptura de la tregua”, afirmó el ministro del Interior español Alfredo Pérez Rubalcaba en la conferencia de prensa donde anunció la captura. Aunque el reconocido dirigente socialista no se permitió un exceso de entusiasmo en su comparecencia fuentes de la lucha antiterrorista se mostraban exultantes con el éxito obtenido y no dudaban en calificar esta etapa como la de mayor debilidad operativa de la banda terrorista en mucho tiempo.

Después de la ruptura de la fallida tregua que mantuvo con el gobierno socialista de José Luis Rodríguez Zapatero, ETA no pudo recuperar su capacidad de fuego.

Desde enero del año 2007, después del atentado con un coche bomba en el aeropuerto de Barajas que se saldó con la muerte de dos ciudadanos ecuatorianos, las fuerzas de seguridad españolas y francesas han apresado a 306 de sus militantes, muchos de ellos pertenecientes a las más altas estructuras militares de la banda. El golpe de ayer demuestra hasta qué punto el aparato etarra ha sido infiltrado durante la tregua y después por los servicios de inteligencia, colocando a ETA prácticamente al borde de su desaparición según afirman las mismas fuentes.

La operación de ayer involucró a todo el territorio español. Aunque las detenciones más importantes se produjeron en Bilbao, capital de la provincia de Vizcaya, las fuerzas policiales actuaron también en ciudades de la misma provincia, como Getxo y Elorrio, en la ciudad andaluza de Fuengirola, provincia de Málaga y en la ciudad gallega de Pontevedra. Según ha explicado Pérez Rubalcaba, no se trata de un comando con la estructura característica de la banda, con el accionar circunscripto a una región específica, sino que más bien se podría hablar de “un complejo” con un radio de acción en todo el territorio español, en el que se hallaban involucrados los que se conocen como “legales” de la banda, ciudadanos que jamás han sido fichados antes por las fuerzas de seguridad.

El juez Baltasar Garzón formó parte del operativo y se trasladó a la ciudad de Bilbao a primeras horas de la madrugada para supervisar en persona el interrogatorio de Goikoetxea y el registro al domicilio de la calle Iturbide donde se hospedaba el jefe nacional del grupo. Según la Consejería Interior del propio gobierno vasco, Goikoetxea es responsable del atentado contra el cuartel de la Guardia Civil de la localidad vasca de Durango el pasado 24 de agosto y también se lo presume como autor del ataque a un juzgado de Getxo el 11 de noviembre del año pasado. Desde que este comando entró en acción, explicó ayer Rubalcaba, han pasado sólo once meses y ya se encuentra desarticulado. Todo un record, se felicitó ayer el ministro del Interior español.

A pesar de que la instrucción se halla bajo secreto de sumario y es muy pronto todavía para determinar la responsabilidad de Goikoetxea y del resto de los detenidos en los atentados más prominentes de la banda en los últimos tiempos, fuentes de la lucha antiterrorista afirman que pudo haber sido él en persona el que disparó el 7 de marzo, dos días antes de las elecciones, contra el concejal socialista Isaías Carrasco cuando descendía de su coche en la localidad vasca de Mondragón, provincia de Guipúzcoa. El crimen conmocionó a la opinión pública española por el modo en el que fue cometido, por el hecho de que se hiciera sólo dos días antes de las elecciones y por la característica de la víctima escogida: un dirigente llano del Partido Socialista que había dejado de ser concejal y se desempeñaba como cobrador del peaje en una autopista.

Desde la oposición, el líder del Partido Popular Mariano Rajoy confirmó ayer el giro político de su partido en lo que respecta a la política antiterrorista del gobierno, al afirmar que José Luis Rodríguez Zapatero tiene “el apoyo incondicional” de los conservadores siempre y cuando el gobierno continúa apostando a “la derrota de la banda terrorista, con la ley, la policía, la Guardia Civil y la colaboración internacional”. Rajoy, que mañana se encontrará por primera vez con Zapatero desde que éste asumiera su segundo mandato como presidente del gobierno hace ahora cien días, ha querido dejar claro que el PP ha cambiado de rumbo y que ahora se muestra dispuesto a “estar ahí” a la hora de apoyar el accionar del ejecutivo contra ETA.

Ayer por la noche el Ministerio del Interior alertaba que el operativo continuaba abierto, razón por la cual no podían dar demasiados detalles de la importancia de las nueve detenciones realizadas durante la madrugada ni de su real alcance, aunque dejaba en claro que se trata del mayor golpe propinado al grupo separatista en territorio español desde la ruptura de la tregua en 2007.