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Irán y los petroeuros

Por Juan Gelman

W. Bush está aprendiendo: en un súbito viraje táctico, ya no predica –por ahora– una intervención militar unilateral contra Irán y apoya los esfuerzos de Francia y Alemania destinados a negociar con Teherán el cese de su programa nuclear a cambio de algunos incentivos económicos. El gobierno iraní niega que pretenda fabricar armas nucleares y reitera que empleará ese tipo de energía para abastecer de electricidad a su población en constante aumento. La secretaria de Estado Condoleezza Rice se mostró conciliatoria en la reunión sobre Medio Oriente que tuvo lugar en Londres el miércoles pasado y subrayó la importancia de las gestiones europeas. Pero nadie se engaña. La Casa Blanca procura remendar sus dañadas relaciones con la Unión Europea y está segura de que las negociaciones fracasarán.
“Aceptamos (la propuesta de dar incentivos a Irán) porque hay que convencer a los europeos de que su postura fallará” –explicó un legislador estadounidense (Reuters, 3/3/05)–. Llegará el momento en que habrá que decir(les) “tratamos y, como ustedes ven, esto no camina”. Un alto funcionario de EE.UU. precisó cuál sería ese momento: “Si en junio no se llega a algo (con las negociaciones), los europeos estarán de acuerdo en plantear la cuestión ante el Consejo de Seguridad de la ONU”. Entonces, habrá sanciones y un nuevo ataque preventivo no se daría en soledad política, como en el caso de Irak. Ya ha trascendido la versión de que el ataque sería en junio mismo. Y hace tiempo que en el gobierno norteamericano se analiza cómo “llevar la democracia” a Irán: “Los halcones del gobierno cifran sus esperanzas en un cambio de régimen en Teherán, preferiblemente por medios encubiertos y, si fuera necesario, por la fuerza de las armas. Han circulado memorándum sobre el tema” (Newsweek, 27/9/04). La CIA y la DIA del Pentágono estudiaron las consecuencias de un ataque preventivo contra las instalaciones nucleares iraníes y llegaron a la conclusión de que será imposible impedir la escalada del conflicto.
¿Se aproxima otra invasión y otra guerra en Medio Oriente? Algunos expertos señalan que, además del insaciable apetito petrolero de EE.UU., preocupa a los grandes conglomerados del ramo el peligro de que el petroeuro achique la hegemonía del petrodólar en las transacciones mundiales de energéticos. Irak cotizaba en euros sus exportaciones de oro negro y, desde luego, se ha vuelto al dólar después de la invasión “a pesar de la reciente baja del valor de los billetes verdes. En el 2000 Saddam Hussein insistió en que el petróleo iraquí se cotizara en euros, era sin duda una decisión política, pero mejoró los ingresos iraquíes gracias al alza del euro respecto del dólar” (Financial Times, 5/6/03). Irán ya cotiza en euros sus exportaciones de petróleo a EE.UU. y a varios países del sudeste asiático y hete aquí que anuncia la creación de una Bolsa de Valores, para ese comercio internacional, que amenaza la supremacía de sus similares con sede en Nueva York (Nymex) y Londres (IPE). Estas últimas, que cotizan en dólares los precios a futuro del crudo, están bajo el control de los grandes conglomerados financieros y petroleros de Occidente, que extraen jugosos beneficios de la volatilidad del mercado (The Guardian, 16/6/04).
La Bolsa de Valores iraní comenzará a funcionar a principios del 2006 y según Mohammad Javad Asemipour –asesor del ministerio iraní del ramo y director del proyecto– podría atraer operaciones de otros miembros de la OPEP e incluso de productores de la región del Caspio, en euros, claro. “Conocedores de la economía iraní señalan que, desde el 11/9, inversores de Arabia Saudita optan por invertir en Irán en vez de hacerlo en los mercados tradicionales de Occidente, y es notorio que al enfriarse las relaciones del reino con EE.UU., el Ministerio del Petróleo de Irán no oculta su anhelo de atraer inversiones extranjeras, absolutamente necesarias para su sector energético, y de ampliar el arco de los importadores de su petróleo” (Rigzone.com, 8/7/04). Podrían aumentar los dolores de cabeza de la Reserva Federal de EE.UU. cuando los compradores internacionales de petróleo tengan la posibilidad de elegir entre la cotización en dólares de Nymex y de IPE o en euros de la Bolsa iraní. De paso: los bancos centrales de Rusia y China vienen incrementando sus reservas de divisa en euros desde el bienio 2003/04. Lo cual presagia el advenimiento de un mecanismo de fijación de precios del crudo basado en el euro. No es un pequeño desafío para el dólar.
¿Qué harán los “halcones-gallina”? Una intervención militar en Irán sería probablemente desastrosa para EE.UU. “Abandonar la guerra contra el terror y diseñar planes para invadir a Irán es algo que carece de sentido, especialmente en vistas de que la invasión y luego la ocupación de Irak han incrementado aún más el terrorismo de Al Qaida después del 11/9” (News Insight: Public Affairs Magazine, 11/6/04). Y luego: a diferencia del Irak de Hussein, el poderío militar iraní no es precisamente desdeñable. Teherán posee misiles de técnica avanzada en la isla de Abu Musa, que domina el estratégico estrecho de Ormuz. Un ataque norteamericano provocaría el cierre de ese estrecho por el que deben pasar todos los buques-tanque que transportan petróleo desde los puertos del Golfo Pérsico. Esto a su vez causaría un alza brutal de los precios del crudo y secuelas económicas impensables para el mundo entero.
Advierte un análisis del Instituto de Estudios Internacionales de Monterrey (Attack on Iran’s Nuclear Facilities: Possible Consequences”, 9/9/04): “Un ataque contra las instalaciones nucleares iraníes podría tener varios efectos adversos para los intereses norteamericanos en el Medio Oriente y en el mundo. Dada la ausencia de pruebas de la existencia de un programa nuclear ilegal en Irán, un ataque de EE.UU. o de Israel fortalecería la estatura internacional de Irán y reduciría la posibilidad de aplicarle sanciones internacionales. Lo más probable es que ese hecho alentaría y aumentaría las aspiraciones y capacidades nucleares iraníes a largo plazo”. El 7 de junio de 1981 Israel bombardeó una instalación nuclear iraquí en Osirak, localidad cercada a Bagdad, sin mayor respuesta de Saddam. Con Irán sería otra cosa.

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