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El 20 de noviembre de 1945 comenzaban, en Nuremberg, Alemania, los juicios a los jerarcas nazis. Han pasado 60 años y me surgen, como testigo de la Segunda Guerra Mundial, sentimientos y reflexiones encontradas.
Las acusaciones expuestas durante los juicios se centraron en cuatro principales puntos: conspiración, crímenes contra la paz, crímenes contra la humanidad y crímenes de guerra. Basta con citar sólo algunos datos provenientes de la inmensidad del material reunido en este último punto. De los 228 mil franceses que fueron internados en los campos de concentración, sólo sobrevivieron 28 mil. En algunos pueblos fue fusilada casi toda la población y el resto quemada viva en las iglesias. Fueron cometidos un sinfín de asesinatos y crueldades en Italia, Grecia, Yugoslavia y en los países del Norte y del Este. Un millón y medio de personas fueron asesinadas en Maidanek, así como en Auschwitz. En el campo de Ganow, donde murieron más de 200 mil personas, fueron cometidas las mayores crueldades. En la región de Smolensko fueron asesinadas más de 125 mil personas, 172 mil en la región de Leningrado, 40 mil en la región de Stalingrado. En esta última, y después de la retirada de las tropas alemanas, fueron hallados los cadáveres mutilados de 100 mil ciudadanos rusos. En Crimea obligaron a 144 mil personas a subir a unas barcas que hicieron adentrar en el mar, donde fueron hundidas. En Babi Jar, cerca de Kiev, fueron asesinados más de 100 mil hombres, 200 mil mujeres y niños en la región de Odessa. Unos 195 mil en Charkov. Sólo en la ex Unión Soviética, los nazis destruyeron 1760 iglesias del rito griego ortodoxo, 237 romano-católicas y 532 sinagogas. Y sigue una interminable lista de actos atroces cometidos por los nazis en los territorios ocupados durante la Segunda Guerra Mundial.
Toda la documentación que respalda la Acusación –alrededor de 240 testigos, 300 mil declaraciones, 2630 documentos– constituyó un material invalorable a la hora de los juicios, en los cuales prácticamente ningún acusado se declaró culpable. A veces pienso que los juicios a los responsables de tanta atrocidad deberían haber sido llevados a cabo por los propios alemanes y no por los países aliados (Estados Unidos, Inglaterra, Francia y la entonces Unión Soviética). Pero no cabe duda de que al finalizar la Segunda Guerra Mundial los alemanes no se sintieron liberados sino derrotados por las fuerzas aliadas.
En el marco de los Juicios de Nuremberg aparecieron por primera vez cargos como los de “crímenes de guerra” y se estableció el precedente para la creación de la Corte Internacional Criminal. Su legado puede verse en la actualidad en los juicios contra los responsables de los crímenes perpetrados en la ex Yugoslavia, en Ruanda o aquellos llevados a cabo en Irak por Saddam Hussein.
En una conferencia en 1949, Jacques Bernard Herzog, sustituto del procurador general francés ante el Tribunal Militar Internacional de Nuremberg, incluyó las siguientes reflexiones, que considero reflejan el dilema humano entre la paz y la guerra: “Las estadísticas de la historia nos enseñan que desde 1496 a.C. hasta 1945, es decir, durante 3441 años, no ha habido menos de 3173 años de guerra, locales o generales, ni más de 268 años de paz universal. Cerca de 9 mil tratados de alianza han sido pactados durante el mismo tiempo. Cada uno de ellos debía ser eterno; no han durado, por término medio, sino dos años. El episodio de la paz no es pues para el historiador sino el período de incubación del microbio de la guerra, y el proceso de Nuremberg se presenta entonces como una improvisación, menos realista que generosa”.
Ni Auschwitz, ni Maidanek, ni Hiroshima, ni los Juicios de Nuremberg sirvieron de ejemplo o de advertencia para los años que siguieron. Basta con leer los periódicos para comprobarlo. En los últimos sesenta años se han seguido cometiendo innumerables atrocidades alrededor del planeta,violaciones a los derechos humanos, crímenes de todo tipo, justificados por argumentos insostenibles de toda índole, que confirman la crueldad del ser humano contra sus semejantes.

* Escritor y pedagogo. Sobreviviente de Auschwitz.