Martes, 31 de enero de 2006 | Hoy
Por Eduardo “Tato” Pavlovsky
Hace tres meses fui invitado por familiares de desaparecidos para que sumara mi opinión sobre cuál podría ser el destino que se le diera a la parte del predio de la ESMA donde se torturaba a los detenidos.
Fui con Susy Evans y nos encontramos con un grupo de gente amiga, entre ellos estaban Víctor Hugo Morales y León Ferrari. La verdad es que conocía los horrores que se habían cometido, torturas de todo tipo y la preparación de los detenidos para los famosos vuelos de la muerte.
Cuando volví del exilio, almorzando con un médico amigo dueño de un laboratorio, me mostró al pasar a uno de sus empleados y me dijo: “Ves ese tipo, ése era uno de los médicos que anestesiaba a los prisioneros antes de tirarlos al Río de la Plata. El tipo hace dos años tuvo un brote psicótico y en su delirio empezó a ‘largar’ todo. En la Marina hubo que internarlo, medicarlo demasiado y quedó deteriorado. A mí me dio pena verlo tan mal y lo traje aquí para que laburara en el laboratorio. Tiene tres hijos y una familia bien constituida”.
Fue muy fuerte mi impacto y de allí nació mi obra El Sr. Laforgue, que se estrenó en 1983 dirigida por Agustín Alezzo, donde trataba el tema de los vuelos de la muerte.
La verdad es que en el recorrido por el predio, y al visualizar concretamente los lugares de tortura, tuve una impresión excepcionalmente escalofriante. Una cosa es saber o tener la información y otra cosa es que una persona que había estado allí nos mostrara los espacios donde se torturaba, los detalles de los mecanismos para hacerlos entrar a lugares donde se los preparaba para los vuelos de la muerte. “Aquí estaba la monja francesa y al lado era una oficina.” La tortura no perturbaba las otras funciones represivas y su orden burocrático. Todo se podía hacer al mismo tiempo. Quien describía los lugares minuciosamente era una “compañera” que había estado allí diez meses, lo que le permitió tener una visión completa de esta especie de Tren Fantasma de la Marina a pesar de estar vendada todo el tiempo.
Tardé 48 horas en reaccionar, porque las imágenes del horror no me dejaban pensar bien. A los pocos días les envié mi opinión donde les decía a los Familiares que ese lugar debía quedar así como Museo del Horror, pero que también pudiera recrearse un lugar de excelencia, donde un grupo de ciudadanos se dedicara a estudiar el tema de las “democracias participativas”. Y que pensaba que había muerto mucha gente joven que hoy, en este momento de la militancia, seguramente apoyaría la idea de repensar la Democracia, sus Nuevas Formas y sus Nuevos Sentidos. Una nueva democracia donde el pueblo tuviera una participación más activa y capacidad de decisión en ciertos temas fundamentales. ¿De qué manera? ¿Cómo? Siempre escuché una voz de la derecha muy inteligente que decía: “¿Ustedes qué quieren, repartir la pobreza? Hay que traer inversiones para hacer crecer el país”.
Finalmente esas inversiones y privatizaciones llegaban y los financistas tenían como siempre sus socios locales y el Producto Bruto Interno crecía y la desigualdad social aumentaba.
Nunca fue tan grande como hoy. Según dice Yabkovsky (presidente de la Federación Sindical de Profesionales de la Salud): “En la Argentina hay enfermedades de sencillo tratamiento que son las principales causantes de muerte en las poblaciones marginales, creando una enorme brecha de inequidad. Desnutrición, tuberculosis, Chagas, infecciones de alta mortalidad infantil son enfermedades sociales ligadas a la pobreza... 3 millones de argentinos pagan más de 500 dólares anuales para acceder a seguros privados. Unos 12 millones y 3 millones de jubilados tienen cobertura en la seguridad social que va de lo óptimo a lo pésimo. Pero 17 millones (pobres e indigentes) cuentan con 1500 hospitales y 6000 unidades sanitarias en los que el Estado invierte sólo el 2,5% del PBI. De los27.000 millones de pesos que se gastan en salud, la mitad lo pone la población de su bolsillo y el Estado asume la cuarta parte.
¿... no será que hay una evidente segmentación con servicios sanitarios para ricos y para pobres?...
En cuanto al tema de la Juventud y el Desempleo, según Maximiliano Montenegro * “el 27% de los adolescentes y jóvenes se encuentran desocupados. Entre los 18 y 20 años la exclusión laboral es más marcada: desempleo entre 35 y 40%; 550.000 chicos entre 14 y 18 años desertaron de la secundaria; entre los que tienen empleo 7 de cada 10 están en negro.
3,5 millones de jóvenes viven en hogares pobres; 1,3 millón son indigentes. La pobreza entre los adolescentes de 14 a 19 años ¡¡promedia el 55% y la indigencia, el 21%!!
Creo que muchos de los jóvenes que lucharon en el ’70 se involucrarían hoy de modo activo en estos temas. El tema de la justicia social por el que lucharon. ¿O será que ya hemos interiorizado como obvio y natural que hay una Argentina cada vez más rica y una cada vez más pobre? Y nosotros miramos por TV el juicio a Ibarra.
Tenemos que tomarlo como una verdadera revolución cultural, inventando nuevas formas participativas en una nueva democracia. Esta de hoy no resuelve el tema escabroso de la tremenda desigualdad social. No figura en su agenda de prioridades.
* Encuesta realizada por Artemio López. Página/12, día 29/12, sección Cash.
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