Martes, 31 de enero de 2006 | Hoy
SOCIEDAD › LA JUSTICIA BRASILEÑA PIDE QUE DECLAREN POR EL CASO MALVINO
El pedido es para que declaren en Argentina. Dos de ellos están muy comprometidos en el crimen. En Corrientes, un conocido abogado renunció por diferencias estratégicas con una de las familias.
Por Horacio Cecchi
La causa 167.06.000361.3, del Tribunal de Justiça do Estado de Santa Catarina, comarca Garopaba, tiene nombre de víctima pero aún no de victimario. Sólo formalmente no lo tiene, porque en las libretas de los investigadores que bucean en el crimen del joven Ariel Malvino, y en los folios del expediente, son cientos los testimonios que describen como si fueran fotos los rostros de los agresores, más allá de que sus datos surgen del registro de la posada que habían alquilado. Según confió a Página/12 el abogado Juan Carlos García Dietz, amigo de los padres de Ariel y que colabora en la causa desde Ferrugem, “hay un exhorto pedido por la prevención policial y avalado por la jueza que ya salió hacia Argentina para que declare el grupo que estaba en la posada. Hay por lo menos 300 o 400 chicos y chicas que vieron todo, casi todos argentinos. En algún caso también ofrecieron fotos”. En Corrientes, entre tanto, un reconocido abogado local, Jorge Buompadre, renunció a la defensa de Eduardo y Lautaro Braun Billinghurst, aun antes de que fueran acusados “por diferencias estratégicas”, señaló el letrado. Las causas dan la pauta de cuál será la estrategia: “Se enojaron conmigo porque me puse en contacto con los medios”, sostuvo Buompadre.
Técnicamente, el caso está calificado como homicidio agravado por alevosía. Según fuentes judiciales, en ese aspecto los investigadores no tienen dudas. El hecho fue relatado con los mismos detalles en la enorme mayoría de testimonios tomados por la policía. Todos coinciden en que un grupo de argentinos desató una pelea por causas menores. Y algunos llegaron a escuchar cuando Ariel intentó separar. “Che, paren un poco, los argentinos no podemos dar esa imagen en el exterior”, lo oyeron decir. “Uno de los muchachos, uno con cabellos largos y rubio o teñido, con jeans y el torso desnudo –señaló el abogado García Dietz– se le vino encima y le empezó a tirar piñas. Ariel las pudo esquivar, a tal punto de que el rubio en un momento quedó en el piso. Pero desde atrás, un muchacho más alto, flaco, con el pelo castaño oscuro, le pegó una piña en la mandíbula derecha. Ariel quedó groggy en el aire. A tal punto que cayó y golpeó su cabeza con unos baldosones haciendo tal estrépito que los cientos de chicos que vieron todo hicieron como una exclamación.”
“Ariel no recobró la conciencia, tenía convulsiones, pero en ese momento el rubio volvió con una piedra enorme –describió el abogado–. La vi en el expediente. Pesa 17 kilos y parece del tamaño de cuatro o cinco adoquines. Una chica declaró que el muchacho levantó la piedra sobre su cabeza y la tiró sobre Ariel. Le pegó entre el estómago y el pecho. Ahora los forenses deberán determinar cuál fue el golpe que provocó la muerte. Porque como mínimo es tentativa de homicidio agravado por alevosía.”
Después sigue la descripción de la fuga. Los testigos hablan de tres muchachos. Un brasileño, con la ayuda de un guardia de una posada, persiguió a los agresores y logró frenar a dos a los gritos. “Uno de los dos gritaba ‘¡pará Eduardo!’ o ‘¡dónde está Eduardo!’”, dijo García Dietz. Entre ellos no estaba el rubio con lo que la conclusión inicial de los investigadores es que el rubio de torso desnudo debería ser el tal Eduardo. Luego, se escapan los tres y logran que un Peugeot rojo de un argentino se detenga y bajo alguna excusa los lleve hasta la posada que alquilaban.
“Cuando el conductor del auto se enteró de lo que había pasado fue a declarar a la policía. Así fue que llegaron hasta la posada –reveló el abogado–. Encontraron a un muchacho y varias chicas, pero no estaba el grupo de correntinos. Cuando la policía volvió a la tarde ya se habían ido todos. Pero estaban sus datos.” Según confió García Dietz, la posada fue alquilada “por Germán Baillard Poccard”. En Corrientes lo conocen como sobrino del ex gobernador. En el grupo figura Horacio Antonio Pozo, hijo del subsecretario de Turismo correntino, Horacio Pozo, quien confirmó que su hijo estaba en Ferrugem, pero negó que hubiera participado en el hecho.También el hijo del actual secretario de Planeamiento municipal, Carlos Gallino Yanzi, quien también reconoció a los medios locales en los mismos términos. El comentario en calles y oficinas de la capital correntina mencionaba a un joven de apellido Marasco, quien sería hijo de un ex ministro en el período de la intervención de la provincia, y otro joven, de apellido Méndez, que algunos señalan como jugador del Taraguy Rugby Club. Además, están los hermanos Braun Billinghurst, cuyos padres Jorge y Nidia fueron los primeros en desmentir públicamente la participación de sus dos hijos, aunque reconocieron que sí habían pasado sus vacaciones en Ferrugem. Jorge Braun, inicialmente, sostuvo que según el relato de uno de ellos, la pelea había sido entre cordobeses y que ellos habían vuelto al país “desencantados porque había peleas permanentes”.
Uno de ellos se llama Lautaro. El otro, rubio, de 23 años, se llama Eduardo. Ayer, el abogado Jorge Buompadre renunció a representar a los Braun después de una diferencia: “Estaban molestos porque hablé con los medios. Es la primera vez que me pasa en mi carrera”, confesó sorprendido.
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