CONTRATAPA

No acierta ni una

 Por Juan Gelman

El propósito declarado de la reciente visita de W. Bush a Israel y de su gira por cinco países árabes del Golfo era contribuir a la paz entre palestinos e israelíes. Pero no. El mandatario norteamericano preconizó la necesidad de una alianza EE.UU./Israel/Emiratos Arabes Unidos/ Kuwait/Egipto/Arabia Saudita/Bahrein contra “el peligro iraní”. Hizo algo más que discursos: prometió entregarles armamentos por valor de 20.000 millones de dólares y el mensaje es claro. No es nuevo. Lo notable es cómo W. varía la escala de argucias para atacar a Teherán, que cambia de mayor a menor.

Primero fue el peligro del programa iraní de desarrollo de bombas nucleares, un latiguillo que no se cansó de repetir. Y hete aquí que, en diciembre pasado, la Estimación de Inteligencia Nacional (NIE, por sus siglas en inglés) acordada por los 16 servicios de espionaje norteamericanos estableció que eso no existe. Dice el NIE: “Estimamos con un alto grado de certidumbre que Teherán interrumpió su programa de armamento nuclear en otoño de 2003... Estimamos con un alto grado de certidumbre que la interrupción de los trabajos mencionados dura al menos varios años... Estimamos con un nivel de certidumbre moderado que a mediados de 2007 Teherán no había relanzado su programa de armamento nuclear... Estimamos asimismo, con un grado de certidumbre de mediano a alto, que Irán no posee actualmente armas nucleares” (www.odni.gov, 17-12-07). La razón de esta bofetada que la CIA y Cía. propinaron a Bush es materia debatible. Algunos opinan que sería la manifestación de una puja entre “halcones-gallina” que quieren fugarse hacia adelante y los llamados conservadores realistas –incluyendo a ciertos mandos militares– que están hartos del pantano iraquí. Sea lo que fuere, W. se vio obligado a cambiar de canal.

Esgrimió entonces al incidente naval en el estrecho de Ormuz: cinco lanchas patrulleras iraníes se acercaron a un destructor, un crucero y una fragata de la 5ª Flota estadounidense que patrulla las aguas del golfo. Bush calificó el hecho de “grave” y lo evaluó como otra prueba de las intenciones terroristas de Irán. En el video que preparó el Pentágono se observan las maniobras iraníes y en cierto momento se escucha una voz que amenaza en mal inglés: “Voy por ustedes..., van a explotar... en pocos minutos” (AP, 8-1-08). La voz está sola: ningún ruido de oleaje o de máquinas la acompaña, como es habitual en las transmisiones navales. Un pequeño detalle, no más.

“Funcionarios navales y del Pentágono dijeron que el video y el audio se grabaron por separado y luego se mezclaron”, informó New York Times (10-1-08). “La lista de quienes menos confían en el video/audio del Pentágono sobre maniobras agresivas de lanchas iraníes que se aproximaron a buques norteamericanos en el estrecho de Ormuz incluye al propio Pentágono. Funcionarios del Pentágono que guardaron el anonimato señalaron que la voz amenazadora del video fue grabada separadamente de las imágenes y mezclada con ellas a posteriori...” (www.theledeblogs.nytimes.com, 14-1-08). Se desvanecía la posibilidad de volver a montar el escenario del Golfo de Tonkin, cuando en 1964 tres lanchas torpederas nordvietnamitas supuestamente atacaron al “USS Madox”. Fue el pretexto que la Casa Blanca amañó para intervenir militarmente en Vietnam contra Ho Chi Ming. Se conoce el final.

La cuestión es delicada: Irán y los Emiratos Arabes Unidos reclaman para sí la mitad de las aguas de Ormuz y la franja de aguas internacionales es angosta allí. Por el estrecho pasan los buques-tanque de Irak, Irán y los países árabes del Golfo para abastecer de petróleo a EE.UU. y a buena parte del Occidente desarrollado. Si la Casa Blanca inventa otro Tonkin en Ormuz, el resultado sería catastrófico. Para no hablar de la enorme pérdida de vidas humanas: el precio del oro negro podría llegar a 200 dólares por barril, se desataría una inflación galopante, el sistema financiero internacional conocería su desastre y volverían al siglo XXI los tiempos de la gran depresión del ‘30. Pero la respuesta de W. al informe NIE fue tajante: “Irán fue un peligro, es un peligro y será siempre un peligro”. No hay ciego peor que el que no quiere saber.

Durante su gira, W. cambió nuevamente de canal: acusó a Irán de apoyar a la insurgencia iraquí, a los terroristas de Al Qaida y a Hamas. Lo primero es improbable: son chiítas los gobiernos de Irán y de Irak y han concertado acuerdos de seguridad mutua. Teherán no olvida que el sunnita Saddam Hussein le impuso una larga guerra. En cuanto a Al Qaida, su nido es Pakistán, no Irán. Y Bush “se equivoca” cuando habla del terrorismo de Hamas, un movimiento armado y, por lo visto, popular: ganó las elecciones en los territorios palestinos ocupados. Es más que posible que Teherán lo alimente por su tozuda negación de la existencia del Estado de Israel. Harina de otro costal.

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Imagen: AFP
 

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