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Rajoy separó al alcalde de Madrid de la lista de candidatos del PP

La movida de Rajoy puede ser muy costosa, ya que el alcalde atrae votos del centro que el PP necesitará en las elecciones de marzo. Gallardón es el recambio natural del líder del PP.

 Por Oscar Guisoni
desde Madrid

Parece que Mariano Rajoy ha decidido hacerse el harakiri dos meses antes de las elecciones, dejando fuera de las lista de candidatos a diputados por Madrid al alcalde de la capital española Alberto Ruiz Gallardón, el dirigente del Partido Popular más valorado por los ciudadanos en todas las encuestas por sus posiciones centristas y al que todos consideraban como su natural sucesor si el PP pierde las próximas elecciones generales del 9 de marzo. Con esta medida Rajoy abandona las pretensiones de conquistar al electorado de centro y abre una gigantesca crisis dentro de su propio partido, conmovido ayer por la inesperada decisión de su líder.

“Quien les habla ha sido derrotado.” Con estas palabras Ruiz Gallardón expresaba ayer su amargura en una tensa conferencia de prensa en la que después de 30 años de dilatada carrera política se vio obligado a reconocer una humillante derrota. El alcalde madrileño le había solicitado a Mariano Rajoy, días después de las elecciones municipales del pasado año en las que logró el 55 por ciento de los votos, ser candidato a diputado, un puesto indispensable dentro de la tradición política española para cualquiera que pretenda asumir el liderazgo de su partido.

Gallardón ganó cuatro elecciones consecutivas por mayoría absoluta en la capital, el mayor granero de votos del PP junto a la Comunidad Valenciana, y es el hombre al que todas las encuestas señalaban como sucesor natural de Rajoy si éste sale derrotado de las próximas elecciones. Amado por la ciudadanía y detestado por su propio partido, en el que se encuentra su mayor enemiga, Esperanza Aguirre, gobernadora de la región madrileña – quien en la noche del martes amenazó con renunciar a su puesto si Gallardón lograba su objetivo de ser diputado–, el alcalde madrileño anunció incluso que meditará sobre su futuro político a partir del 9 de marzo, sugiriendo que estaría dispuesto a abandonar la vida pública en breve. Si esto ocurre, la alcaldía de Madrid quedaría en manos nada más y nada menos que de Ana Botella, la esposa del ex presidente José María Aznar, considerada otra fiel exponente del ala dura del partido.

Detrás de este inesperado movimiento de Rajoy no sólo han estado las presiones de Aguirre, sino también las de la radio de los obispos, la Cadena COPE y del conservador diario El Mundo, ambos declarados enemigos de las posiciones centristas de Ruiz Gallardón. Con esta decisión, el candidato a presidente del Partido Popular da un marcado giro a la derecha, cerrando la puerta al ala centrista de su partido y reafirmando en su entorno más inmediato a los laderos políticos que le dejó en su momento José María Aznar antes de nombrarlo a dedo su sucesor en 2004.

Para terminar de completar el giro a la derecha, Rajoy fichó esta semana a Manuel Pizarro, ex presidente de la eléctrica Endesa, al que designó como número dos en las listas madrileñas. Pizarro es una especie de Macri a la española que hizo la mayor parte de su fortuna al amparo de las privatizaciones de las empresas de servicios públicos en la década del ’90 y que durante estos cuatro años jugó desde las filas del empresariado una importante partida política a favor de las posiciones del PP, cuando movió cielo y tierra para impedir que Endesa fuera comprada por la catalana Gas Natural. Este “tiburón capitalista”, como lo denominaron apenas conocida su candidatura algunos referentes del Partido Socialista, es un fiel exponente del más rancio nacionalismo españolista y tiene fuertes vínculos con el presidente de Telefónica, César Alierta, que lo incluyó antes de su candidatura como consejero de la empresa. Es el eventual hombre de Rajoy para ocupar el Ministerio de Economía y la figura que el PP piensa mostrar durante la campaña para hacer frente al prestigio de que goza Pedro Solbes, el actual ministro de Economía de José Luis Rodríguez Zapatero.

Dentro de las filas socialistas ayer no paraban de frotarse las manos imaginando los efectos que tendrá sobre la intención de voto del electorado esta impopular medida de Mariano Rajoy. “Ahora más que nunca tenemos la mayoría absoluta al alcance de la mano”, afirmaba en voz baja a Página/12 un referente parlamentario socialista. Mientras el PSOE presentaba ayer su programa, plagado de propuestas de reformas sociales, ampliación de derechos de ciudadanía, posible modificación de la ley del aborto, etc., el PP trataba de poner paños fríos a la crisis. Rajoy, mientras tanto, se negó a responder a los periodistas acerca de su decisión de dejar fuera de combate al popular alcalde madrileño. “Sólo dependo de la gente de la calle”, afirmó luego en un mitin, sin hacer referencia explícita al polémico tema de la composición de las listas electorales madrileñas.

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Mariano Rajoy se reunió ayer en Madrid con el primer ministro turco, Recep Tayyip Erdogan.
 
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