CULTURA › SE REEDITARA LA OBRA COMPLETA DEL ESCRITOR J. D. SALINGER
La última aparición del ermitaño
El autor estadounidense vive recluido en New Hampshire, alejado de periodistas y fans, pero accede a la reedición de sus libros.
Por Silvina Friera
Los escritores que, como el mexicano Juan Rulfo, el francés Arthur Rimbaud o el estadounidense Jerome David Salinger, renunciaron inexorablemente a la literatura, generan fascinación. ¿Cuáles son las causas de esos ostracismos prematuros e inesperados, de esos silencios inquebrantables que moldearon conjeturas de largo alcance? ¿Dejaron el oficio por el asfixiante corset de las obras que los consagraron, por la incomprensión de los críticos, por fatigas crónicas irreversibles o simplemente porque ya habían escrito todo lo que tenían que escribir? Más allá de las respuestas posibles, J.D. Salinger, que recientemente cumplió 85 años, parece encarnar un nuevo Bartleby, ese personaje de Melville que esgrimía su lacónico “preferiría no hacerlo” cada vez que su jefe le pedía algo. Desde que publicó en 1963 su último libro, Levantad, carpinteros, la viga del tejado, el escritor se transformó en el guardián más celoso de su privacidad (hace años que vive recluido en su casa de New Hampshire) y de su ideario: “Preferiría no escribir, pero reediten mis obras”. La editorial Edhasa, un sello español con oficinas en Buenos Aires, reeditará la obra completa del autor de El cazador oculto. El editor Fernando Fagnani se ríe cuando advierte las confusiones que suscita el mito de un escritor de obra escueta, pero perenne. “Es cierto que es un hombre extremadamente huraño y discreto, pero nunca prohibió la circulación de sus libros”, aclara en diálogo con Página/12.
En febrero, Edhasa lanzará El guardián entre el centeno (The Catcher in the Rye), obra maestra de Salinger, escrita en 1951 –popularmente conocida como El cazador oculto por su traducción española–, y Nueve cuentos (1953). Durante mayo, la editorial, que en la Argentina distribuye Cúspide, tiene previsto publicar Levantad, carpinteros, la viga del tejado. El ambicioso proyecto terminará en septiembre con la aparición de Franny y Zooey (1961). El precio de estas ediciones, apenas cuatro libros que se erigieron en objetos de culto para varias generaciones, oscilará entre los 20 y 22 pesos por ejemplar. “Salinger es muy estricto con las ediciones de sus obras. Exige que no se incluyan ilustraciones, notas biográficas, prólogos o epílogos que complementen sus textos”, comenta Fagnani. “En los últimos años era difícil conseguir sus libros en las librerías, incluso en las de usados”, añade el editor. El ermitaño de la literatura norteamericana, atributo que comparte con su colega Thomas Pynchon, nació el 1° de enero de 1919 en Nueva York. Hijo de un comerciante polaco de origen judío y de una irlandesa católica, Salinger fue sargento del Ejército en la Segunda Guerra Mundial, combatió en la playa Utah durante el desembarco en Normandía y luego trabajó como interrogador de agentes de la Gestapo. Cuando publicó El cazador..., William Faulkner celebró esta aparición como la mejor novela de su generación.
“Si en serio querés que te cuente, lo primero que vas a querer saber es dónde nací, y cómo fue mi jodida infancia, y qué hacían mis padres antes de tenerme y todo, toda esa mierda bien David Copperfield, pero la verdad es que no tengo ni ganas de entrar a hablar de eso.” Así, con ese registro fluido y cotidiano (en una obra que ya cumplió más de medio siglo), comienza El guardián entre el centeno, que fue traducida a 40 idiomas. Holden Caulfield, el protagonista, cuenta la historia de su última Navidad, cuando fue expulsado de la reputada escuela Pencey (“cuanto más caro es un colegio, más delincuentes tiene”, sugiere Holden) con una intención deliberada: esta narración le demanda al lector comprensión, algo así como “ponerse en el lugar de” un joven que se siente extranjero en su propia ciudad (Nueva York) por la que deambula durante tres días y tres noches alucinantes, que visita su casa a hurtadillas como si fuera un fantasma o el protagonista principal de una pesadilla. Holden, una dolescente de 16 años, excepcionalmente sensible, es víctima del desencanto de la época del complejo militar-industrial de Eisenhower y de la paranoia sistemática del maccartismo.
Salinger es uno de los mejores y más lúcidos cronistas de la adolescencia que, sin publicar desde principios de la década del ‘60 (aunque continuó escribiendo en su guarida, una muralla inexpugnable para la prensa, los fotógrafos y los curiosos), se reiventó a sí mismo construyendo el mito del ermitaño. Salinger es un acérrimo defensor de sus personajes. Dicen que retiró el manuscrito de El guardián... de quien hubiera sido su primer editor, porque el hombre cometió la ligereza de calificar a Holden de “loco”. Esa actitud paternal, de proteger a sus criaturas de la insensatez y la hostilidad del mundo exterior, fue quizás una de las razones por las que rechazó, posteriormente, publicar las historias que escribía.