SOCIEDAD › EN EL CONURBANO BAJARON LOS CONTROLES A LOS DESARMADEROS

Un negocio que se rearma

Las estadísticas oficiales muestran que desde octubre, cuando llegó Juan José Alvarez al Ministerio de Seguridad, se redujeron a menos de la mitad las inspecciones a desarmaderos, y nueve veces, las clausuras. Pero la mafia de los repuestos –que se abastece de autos robados– no desapareció.

 Por Mariana Carbajal

La presión y el control sobre los desarmaderos y los negocios de venta de autopartes usadas bajó considerablemente en la provincia de Buenos Aires en los últimos meses. El cambio de política coincidió con el alejamiento del Ministerio de Seguridad de Juan Pablo Cafiero y el nombramiento de un policía al frente de la dirección encargada de fiscalizar el negocio ilegal de autopartes en el territorio bonaerense, que estaba manejada hasta ese momento por una funcionaria civil. En octubre y noviembre se redujo a menos de la mitad el número de inspecciones a desarmaderos con relación a las efectuadas entre agosto y setiembre, cuando el gobernador Solá declaró la guerra contra la mafia de los repuestos presionado por el presidente Néstor Kirchner, para bajar el robo de autos, la principal causa de homicidios en la provincia. También descendió abruptamente, casi cinco veces, la fiscalización de los libros que tienen que llevar los negocios de venta de autopartes y de desguace, y nueve veces, las clausuras, según las estadísticas oficiales a las que accedió Página/12. La marcada disminución de operativos no puede explicarse por una posible erradicación de los desarmaderos en la provincia. Aunque bajó, el negocio ilegal sigue vigente: “Hay desarmaderos que están operando tipo delivery y entregan las piezas a domicilio”, reveló a este diario Luis Garicovits, responsable técnico de la Asociación de Fábricas Argentinas de Componentes, que agrupa a los autopartistas.
“Vemos que el accionar de la Nación contra los desarmaderos es más fuerte que desde la provincia. Bajó la presión contra los desarmaderos desde que se fue Cafiero”, señaló a este diario en estricto off the record otro empresario del mercado de repuestos.
Con el desembarco de Juan José Alvarez en el Ministerio de Seguridad bonaerense el 29 de setiembre en reemplazo de Cafiero, fue designado el oficial inspector y abogado Fabián Rodinó al frente de la Dirección Fiscalizadora del Registro de Control de Comercios Vinculados a la Actividad de Automóviles y Otros, un área creada en agosto para el control de los desarmaderos. Durante la gestión de Cafiero la dirección estuvo a cargo de una funcionaria civil, Elena Mariani.
Desde esa dirección se encaró la cruzada contra el robo de autos a partir del control del negocio del desguace de vehículos. “Se hacían mapeos semanales con el Sistema de Información Geográfica para detectar los galpones y ordenar las inspecciones. Con el área de Política Ambiental, se clausuraban depósitos por contaminación. Los mapeos dejaron de hacerse y los controles bajaron notablemente”, confió una fuente de la Policía Bonaerense. Rodinó, como el resto de la gente designada por Juan José Alvarez en el sector, mantuvo su cargo con la llegada de Raúl Rivara al Ministerio de Seguridad en diciembre.
“Bajó la presión de la opinión pública sobre el tema y bajaron los decibeles en el control”, coincidió un fiscal de Lomas de Zamora. Las estadísticas de la dirección para el control de desarmaderos confirman sus dichos: desde el 6 de agosto, cuando se creó el área, hasta el 29 de setiembre, cuando dejó su cargo Juampi Cafiero, las inspecciones a desarmaderos sumaron en números redondos alrededor de 11.900 y bajaron a 5500 entre el 1° de octubre y el 1° de diciembre, es decir, se produjo una reducción del 54 por ciento, según pudo saber este diario. Estos operativos son realizados por los comisarios por orden de la dirección provincial, y eventualmente por indicación de los municipios, que fueron facultados para actuar en el sector a partir del decreto 294 de enero de 2003. Esa misma norma –que en agosto fue reforzada por la ley provincial 13.081– obligó a los locales a llevar un libro foliado en la comisaría de la jurisdicción con todas las operaciones diarias que realizan y en el que deben consignar el número de motor y otras precisiones del vehículo desguazado. La misma obligación corre para los locales de compra y venta de autopartes. El inciso 21 del artículo 13 de la Ley 13.081 estableció que el contralor de las obligaciones mencionadas deben ser “desarrolladas regularmente por la comisaría de la jurisdicción, no debiendo transcurrir entre cada tarea de inspección un plazo mayor de veinte días corridos”. Lo que significa que se deben controlar periódicamente.
Entre el 6 de agosto y el 29 de setiembre, bajo la gestión de Cafiero, se hicieron 10.200 controles de esos registros. Entre el 1° de octubre y el 1° de diciembre apenas 2200, es decir, unos 8000 procedimientos menos. También bajaron abruptamente las clausuras de negocios truchos: de 3600 entre agosto y setiembre a 420 entre octubre y noviembre.

Delivery

Para el secretario de Seguridad Interior de la Nación, Norberto Quantín, el notable descenso del número de controles se explica con la desaparición de lugares para inspeccionar. “Hay menos operativos porque cada vez quedan menos (desarmaderos truchos), porque se van cerrando y no todos vuelven a abrir”, señaló al ser consultado por este diario. Sin embargo, tienen una visión muy distinta en sectores de la Bonaerense comprometidos con la cruzada contra el robo de autos. “No tiene que ver con el hecho de que no quedan más galpones de desguace, porque todavía existen en la provincia, sino con que no hay directivas claras en ese sentido. Obviamente, como hay muchos (desarmaderos) que fueron clausurados, es lógico que haya menos operativos, pero tanto menos, no. La diferencia entre los que se hacían con Cafiero y los que se hacen ahora es demasiado grande”, analizó una fuente de la Bonaerense.
Hace un mes y medio hubo una reunión en la Departamental de Lomas de Zamora, en la que comisarios del sur del conurbano expresaron su preocupación por la falta de directivas de la superioridad para actuar en el sector, según pudo saber este diario.
“Muchos locales truchos rompieron la faja de clausura y volvieron a funcionar. Otros lograron que los municipios les levanten la clausura”, confió a este diario una alta fuente policial.
Otro fiscal de Lomas de Zamora consultado por Página/12 señaló que “sigue habiendo lugares de venta de piezas provenientes de autos robados porque todavía tienen stock. Pero si necesitás una pieza te la entregan a domicilio. Un mecánico me comentó que están pasando a dejarles la tarjeta con el teléfono adonde hay que llamar para hacer un pedido. Hay muchísimos galpones que no fueron allanados en Lomas de Zamora. También sabemos que los dueños de desarmaderos se llevaron la mercadería en camiones y abrieron sucursales en el interior; en Mendoza hay varias”. La vuelta del negocio y sus características actuales fue detallada a este diario por un retirado de la Bonaerense (ver aparte).
Quantín reconoce que todavía hay remanentes del negocio vinculado al robo de autos, pero no cree que esté volviendo a florecer: “Quedan minidesarmaderos que trabajan con pocos vehículos y aquellos que se dedican al desguace de arrebato, es decir, que llevan un auto robado a una villa, donde le sacan las partes más valiosas, y después rompen el parabrisas, esa es la señal para que otra gente de la villa lo termine de desguazar. Pero creo que ya no quedan más grandes desarmaderos”, indicó.
La ofensiva contra los desarmaderos que funcionaban con protección policial y de funcionarios municipales –según lo reconoció en su momento el mismo gobernador Felipe Solá– apuntó a bajar el robo de autos, que alimentaba en gran medida el negocio ilegal de venta de repuestos y era el causante de alrededor del 40 por ciento de los homicidios en el territorio bonaerense. El ataque a la mafia de la venta de autopartes tuvo efectos concretos. En 2003 se produjeron 700 asesinatos menos en la provincia en relación con el 2002, de acuerdo con las estadísticas oficiales: en el año que terminó hubo 1566 homicidios, contra 2266 registrados en 2002.
Al mismo tiempo, aumentaron las ventas de autopartes nuevas aproximadamente entre un 30 y 35 por ciento en el segundo semestre de 2003, de acuerdo con estimaciones de las cámaras del sector, según informó Quantín a Página/12.
Y disminuyeron los robos de autos. En la Secretaría de Seguridad Interior de la Nación muestran las estadísticas de la Asociación Argentina de Compañías de Seguros. De acuerdo con esos datos, entre enero y noviembre de 2003 los robos de automotores en comparación con el mismo período de 2002 bajaron 25 por ciento en toda la Argentina; 34 por ciento en la Capital Federal, 25 por ciento en el Gran Buenos Aires (22 por ciento en la zona norte del conurbano, 15 por ciento en el oeste y 34 por ciento en el sur) y 5,5 por ciento en el interior del país. Los datos de diciembre todavía no están sistematizados. Según fuentes vinculadas al negocio de las autopartes truchas, consultadas por Página/12, el robo de autos aumentó en el último mes, especialmente el de los modelos importados, cuyos repuestos desde la caída de la convertibilidad se fueron por las nubes (ver aparte). Los Mercedes Benz, BMW y camionetas 4x4 siguen siendo llevadas para su venta a Paraguay, según señaló a este diario Julio César Martinessi Real, un abogado de Asunción que trabaja para compañías de seguros argentinas en la localización de autos robados en la Argentina (ver aparte). Los autos robados más baratos también se destinan a remiserías truchas que funcionan en barrios pobres del conurbano y el interior.
Una pequeña anécdota, relatada a este diario por un funcionario bonaerense, refleja la desjerarquización que sufrió la dirección para el control de los desarmaderos a partir la llegada de Juanjo Alvarez a Seguridad: uno de los hombres que designó en el área pretendió quedarse con la oficina que ocupaba el titular de aquella dirección y envió a Rodinó al sector de Caballería de la Bonaerense. La mudanza duró apenas unos días hasta que alguien le advirtió al asesor de Alvarez que semejante traslado podía trascender a los medios y generar un escándalo.

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