CULTURA
“La escritura no cura nunca nada”
Estas son algunas reflexiones de Paul Auster sobre su oficio:
- “La escritura no cura nunca nada: para cumplir con esa tarea con honestidad, hay que plantearse preguntas siempre. Dar con respuestas definitivas a las cosas es imposible, o excepcional. Siempre nos encontramos ante algo que se abre, ante otra cosa. Yo nunca tengo la sensación de cerrazón. Las cosas nunca terminan y cada historia es una historia que continúa. En casi todos mis libros, el final no es más que algo que se abre a otra cosa, que sugiere otra cosa nueva”.
- “Mis personajes, seres en escisión, terminan a menudo encontrando a alguien que dará un vuelco a sus vidas. Es esa posibilidad de amor, de poder compartir la vida con otro, lo que cambiará todo.”
- “La política no se puede eludir. Hay dos clases de gente y yo pertenezco al que opina que vivimos en sociedad y debemos ser solidarios. En ese sentido, toda obra de arte, de una manera consciente o inconsciente, es un acto político”.
- “La obra es una experiencia y la experiencia nace de una falta de saber. No es el saber el que desencadena el deseo de realizarla, sino su contrario. Aquel que tenga ideas muy fijas, muy rígidas, certezas, no podrá explorar dominios que no se comprenden, que se nos escapan”.
- “Algunos me llaman existencial, o posmoderno... Son los demás los que deben juzgar, yo sólo puedo decir que escribo porque no me imagiano trabajando en ninguna otra cosa. Por motivos que desconozco, la escritura es lo que más me ha atraído. Al punto que la mayor parte del tiempo me resulta muy difícil disociarme del trabajo que hago: es yo en la medida en que yo soy él. Estoy consagrado a un empeño”, define. “Y ese empeño es el estilo transparente. escribir un libro olvidando que su materia es el lenguaje. Esa necesidad, ese ideal, es el que alienta mis frases”.
- “Ah –dicen–, ‘Paul Auster y el azar’: me resulta francamente irritante. Es que no hay más que abrir los ojos y mirar la vida de la gente que te rodea, de tus amigos, para darse cuenta de hasta qué punto ninguna existencia sigue una línea recta. Somos permanentemente víctimas de contingencias cotidianas. Pienso a menudo en una palabra que me parece más apropiada que azar: accidentes. Son esos hechos que no podemos predecir. ¡Y nuestras vidas están hechas a base de accidentes, y todo puede cambiar en un instante! Lo que me molesta tanto, ahora que lo pienso, es que alguien pueda decir ¡que descubrió eso leyendo mis libros!”.
- “Las historias son una necesidad humana, las naciones y los hombres necesitan mitos para construirse. Pero eso no significa que las ficciones sean mentiras, aunque por definición lo sean. Diría que son las mentiras que más se acercan a la verdad, que se acercan mucho, casi hasta tocarla”.
- “A Borges comencé a leerlo en la secundaria, y siempre me gusto mucho, pero llegó a parecerme limitado. Es original, brillante y distinto de cualquier autor. Pero mientras hay escritores que uno lee una y otra vez y les encuentra una inteligencia amplia y profunda, la de Borges sólo me parece profunda. Nabokov decía que cuando uno lee a Borges es como si encontrara un palacio completamente maravilloso, el edificio más espectacular jamás visto. Pero cuando, deslumbrado, abre la puerta, resulta que es una fachada, pura utilería, que no hay tango que lo sostenga detrás. El comentario me parece estúpido y cruel, como tanto de lo que dijo Nabokov, pero quizás encierre un elemento de verdad”.