Domingo, 11 de mayo de 2008 | Hoy
DEPORTES › LA INTERNA ENTRE LA CONFEDERACION ARGENTINA Y LA FEDERACION METROPOLITANA
El deporte del presidente del Comité Olímpico Argentino, Julio Cassanello, vive una terrible crisis que se dirime con golpes, amenazas y denuncias entre los distintos dirigentes. En los enfrentamientos hubo tres heridos, entre ellos el titular de la CAT.
Los títulos no salieron publicados en los diarios sensacionalistas: “Confederación Argentina de Taekwondo, vergüenza nacional” o “El taekwondo humillado ante los medios”. Sí aparecieron en las páginas de Internet de las propias asociaciones o cultores del conocido arte marcial. Ese que también es deporte olímpico y donde gana el que acierta más patadas. Mañana se cumplirá un mes del hecho que, si hubiera ocurrido en la sede de la AFA o, incluso de la UAR, sería recordado todavía hoy por su amplia cobertura periodística. Pero no, sucedió en Scalabrini Ortiz 639, en el edificio donde suele reunirse la comisión directiva de la CAT.
Una gacetilla posterior de la Confederación describió así un tramo de lo que pasó: “...las personas lesionadas nunca tuvieron oportunidad de presentar algún tipo de defensa frente a los golpes de sus adversarios, toda vez que fueron sorprendidos a traición y tomados por la espalda, mientras se encontraban sentados. Asimismo, es dable manifestar que quienes resultaran agredidos –una vez en el suelo y carentes de conocimiento– continuaron siendo atacados vil y ensañadamente, con los hierros que portaban...”.
Las víctimas que faltan encajar en esa descripción son el presidente, Emilio Casagrande; el vicepresidente, Ricardo Alvarez, y el árbitro internacional Omar Zárate. Todos enfrentados con los principales directivos de la Federación Metropolitana, que el sábado 12 de abril los fueron a buscar para pedirles explicaciones de mal modo. Ahí mismo, en la sede social, Julio Cassanello, ex hombre fuerte de la CAT y presidente del Comité Olímpico Argentino (COA), se había comprometido a colaborar en la grave crisis que ya dividía a la Confederación hace casi un año (el 19 de mayo de 2007). No lo logró. Las autoridades describían por entonces un dato curioso de aquella visita: “Austeramente compartió un capuchino con los miembros del Consejo Directivo y el Consejo Técnico”.
Quienes no estaban para capuchinos (según parece) son Francisco Oscar Tajes, Juan José Abel Salim, Enrique Ramón Cambursano, Andrés Alejandro González, Sebastián Zapata y Verónica Pacheco, que, según la CAT, participaron en el episodio que finalizó con tres hombres tumbados sobre el piso con traumatismo de cráneo, pérdida de conocimiento y heridas sangrantes. Ambulancias del SAME tuvieron que retirarlos hacia el Hospital Durand.
De “patoteros” acusaron los fieles de Casagrande al grupo de la Metropolitana, mientras que Tajes, vicepresidente de esta última entidad, señalaba que habían actuado “en legítima defensa”. La Confederación también denunció que este sector había utilizado patovicas. Como fuere, horas después, un llamado Centro de Seguridad y Defensa (el gimnasio de Tajes, en el barrio de Parque Patricios) fue conmovido por la explosión de un artefacto que destrozó vidrios y una reja. “Prefiero no pensar de dónde puede venir esta agresión”, se respondió a sí mismo el afectado.
Casagrande había terminado con la cara desfigurada y su adversario con averías en el local de la calle Zabaleta 59. Pero además, Tajes recuerda que en enero le habían disparado con un arma en su gimnasio y el presidente de la CAT y sus seguidores denuncian que el 12 de abril “los agresores se preocuparon por destruir trofeos, sillas, sillones, vitreas, escritorios, etc”. en la sede de Scalabrini Ortiz y en un torneo nacional de taekwondo (el episodio se cuenta en la Secretaría de Deporte) alguien arrojó pastillas de Gammexane hace un tiempo.
Aquel ataque de hace un mes contra Casagrande y su grupo tuvo una testigo privilegiada: Vanina Sánchez Berón, la mejor taekwondista del país y única representante que colocará la Argentina en los Juegos Olímpicos de Beijing. Según una información de la CAT, pese a llevar en brazos a su pequeño hijo de unos meses, “fue conducida por la fuerza al palier del piso, amenazándola a fin de que evite entrometerse en la reyerta, no obstante que su esposo fuera retenido de la misma forma en el interior del inmueble”.
La conducción que lidera Casagrande, y que es respaldada por Cassanello, decidió expulsar de la Confederación al grupo de la Metropolitana. La agresiva disputa entre los dos sectores es seguida con inquietud desde el interior, donde las restantes asociaciones o federaciones se sienten convidados de piedra. Hernán Quinteros, presidente de la Mediterránea, con sede en Córdoba (es 5 Dan y licenciado en Educación Física), le dijo a Página/12: “No apoyamos la violencia que sucedió. Los que hicieron eso no tienen razón, ni conducta ética. Hubieran hecho una denuncia y concurrido a la Justicia. Y lo digo cuando nosotros estamos en contra de la actual comisión directiva de la CAT, con casi todo el interior de nuestro lado. Aquí hay dos bloques: por un lado las federaciones Metropolitana y Bonaerense –esta última maneja a La Rioja, La Pampa y Chubut–, y por el otro, Córdoba, Corrientes, San Luis, Misiones, Río Negro, Chaco, Neuquén y Tierra del Fuego”.
Quinteros dice estimar al maestro Casagrande –el primer presidente de la CAT que es taekwondista, pese a que ya superó los 60 años– y también guarda un buen recuerdo de Cassanello: “Al doctor lo aprecié y lo sigo apreciando como persona. En el COA lo vemos como un hombre representativo, más allá de que hay muchos que lo odian y otros que no”.
El puntano Martín Busto, que preside la asociación de San Luis, también practica el arte marcial, tiene 35 años y es integrante del Servicio Penitenciario. La imagen que guarda de Casagrande es muy mala: “Es el presidente de facto. A nosotros nos metió una cuña en la provincia, como adherente a la Confederación. El quiere perpetuarse y maneja todo como una agencia de viajes. Esto es gravísimo y si Cassanello lo apoya, no le hace bien al taekwondo. Yo defiendo a mi federación y no estoy a favor de Tajes. La Confederación está destruida, vaciada y viciada. Y si Argentina es un país mediocre en taekwondo es por sus malos dirigentes”.
La Inspección General de Justicia debe resolver el conflicto legal de fondo entre los dos bloques políticos en que está fracturado el taekwondo. Aún no legitimó a ninguna de las dos asambleas donde se oficializó la ruptura. Mientras tanto, en la página oficial de la Confederación (su primer antecedente, la Asociación, cumple treinta años el próximo 20 de julio) ya no aparece sonriente Cassanello, ni sus antecedentes académicos, judiciales y directivos.
Su deporte por adopción (era hombre del fútbol, y presidió a Quilmes), y al que llegó sin que mucha gente todavía sepa cómo hizo, está inmerso en la peor crisis de su existencia. En Corea, donde nació esta disciplina olímpica, seguramente resolverían diferencias tan graves con ese proverbial sentido del honor de los grandes maestros que aquí no abunda. En la CAT ni siquiera confrontaron con la ropa y las reglas de combate, como buenos y disciplinados orientales.
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