La Selección Argentina Sub-23, base del equipo que competirá en los Juegos Olímpicos, derrotó ayer al combinado de Catalunya 1-0, en un encuentro amistoso llevado a cabo en el estadio Camp Nou de Barcelona. El delantero del Nápoli Ezequiel Lavezzi, a los 28 minutos del segundo tiempo, tras aprovechar un fallido remate de Lucas Biglia, anotó el único tanto del partido.

Estaba claro que el examen no era demasiado complicado. Catalunya, un seleccionado regional que no contaba con sus mejores jugadores, como Carles Puyol, Cesc Fabregas y Xavi, entre otros, afectados al equipo español que disputará la Eurocopa. Por eso, la actuación del conjunto argentino le permitirá al entrenador Sergio Batista sacar algunas conclusiones buenas y otras no tanto.

En el haber del seleccionado argentino quedarán los buenos momentos, especialmente en el primer tiempo, en los que se juntaron Sergio Agüero y Lavezzi, para provocar los instantes de mayor preocupación sobre el arco defendido por Víctor Valdés. Gracias al trabajo del tándem Agüero-Lavezzi, al cual se sumaron en muy pocas ocasiones Lionel Me-ssi y Gonzalo Higuaín, la Sub-23 creó muchas situaciones de gol, uno de los aspectos a destacar de este partido. Agüero (en tres oportunidades), Lavezzi, Higuaín, Messi y Cristian Ansaldi pudieron concretar la apertura del marcador antes de que llegara el gol convertido por Lavezzi a los 28 minutos de la segunda parte.

Después de ello, lo mejor lo aportó la presencia que impuso Fernando Gago en el mediocampo, quien además de marcar como eficiencia, como es su costumbre, trató de jugar con criterio cada vez que la pelota estuvo en su poder. Y otra incógnita bien resuelta fue la labor de Oscar Ustari, de mal año en Getafe, pero que ayer respondió bien con un par de atajadas importantes ante los remates de Verdú y Serrano.

En el debe quedará la falta de precisión para convertir. Es cierto que Valdés tuvo algunas buenas intervenciones, pero los delanteros argentinos fallaron en mayor proporción. Y atrás quedó en claro la falta de entendimiento de la línea de cuatro, con varios desacoples defensivos, cuando los catalanes jugaron el balón al ras del piso.

El partido en sí fue bastante discreto y pintaba más para un empate que para victoria de cualquiera de los dos, pero el oportunismo de Lavezzi para corregir un remate impreciso de Biglia provocó el gol que definiría el encuentro. Igual, a esta altura, el marcador resulta una anécdota, teniendo en cuenta que el verdadero objetivo de este equipo comenzará en agosto, cuando esté instalado en Beijing.