River cuenta con tres fechas por delante para tratar de conquistar el primer título en cuatro años. Desde el Clausura 2004, el campeonato de la última coronación, no ocupaba el tope de la tabla a tres fechas del final. Y los jugadores viven con muchas expectativas este momento y la chance del éxito. “Estamos disfrutando de esta posibilidad de pelear el campeonato y, a falta de tres fechas, queremos aprovecharla al máximo. Es importante estar punteros faltando tres fechas cuando hace cuatro años que River no sale campeón”, señaló el delantero Sebastián Abreu.

“En este momento no sirve empatar –apuntó en relación con el partido del domingo ante Colón, en Santa Fe–. Hay que ganar, porque así en el peor de los casos compartiríamos la punta.” Abreu se hizo cargo del rendimiento del equipo, que no siempre es el mejor, pero aclaró: “En un equipo que va primero me parece que el no convencer no pasa por los jugadores, sino por el entorno. En la realidad nosotros estamos mostrando otra cosa”, afirmó antes de insistir en la receta para quedarse con el Clausura.

“Hay que ganar en base a contundencia y a mantener el cero en nuestro arco –subrayó–. No sé en cuántos partidos ya tenemos el cero en el arco y no sé cuántos goles a favor tenemos, pero eso es lo que nos lleva a estar primeros. Trataremos de consolidar las otras dieciséis fechas en estas últimas tres que quedan.”

El delantero uruguayo hizo hincapié en otro detalle que sugiere una ventaja para la tranquilidad de los futbolistas de River: “En este tramo final va a estar el tema de que jugamos todos a la misma hora, entonces no hay que estar pensando en el otro partido, sino en el propio. El hecho de ganar te va a dar la tranquilidad de que primero seguro vas a quedar”, insistió.

Tampoco se negó a comentar los silbidos que recibió el sábado, en el partido contra Huracán, cuando fue reemplazado por Rosales cuando el partido estaba todavía igualado sin tantos. “La gente silbó porque no quería que saliera, querían que me quedara –ironizó–, pero tenía que entrar un compañero fresco con mejores posibilidades u otras características que se necesitaban en ese momento.” Y comentó: “Primero me chiflaban, después recuperé una pelota y aplaudían, después la volví a perder y me chiflaron otra vez.... El estado de ánimo y de aceleración en el momento del partido es así”.

Abreu se defendió de las críticas: “En la Copa la rompí, porque hice casi un gol por partido (siete tantos en ocho encuentros). En volumen de juego, creo que jugamos mucho mejor en la Copa que en el torneo, y eso no tiene nada que ver con mi adaptación, sino con las características de cada torneo”, se atajó.

Si los futbolistas intentan ocultar su ansiedad, no puede decirse lo mismo de los hinchas de River. “Cuando te cruzás mano a mano con los hinchas se muestran ansiosos e ilusionados porque estamos a tres fechas de lograr un campeonato que no se consigue desde hace tiempo –indicó el delantero–. Después en la cancha está el contagio generalizado, tanto para lo malo como para lo bueno.”