Miércoles, 28 de mayo de 2008 | Hoy
EL MUNDO › ENTREVISTA CON CARLOS GAVIRIA, EL LíDER DEL POLO DEMOCRáTICO, LA OPOSICIóN DE IZQUIERDA EN COLOMBIA
Después de hablar con los principales referentes del centroizquierda en la región, Gaviria, de visita en Buenos Aires, dijo que la muerte de Tirofijo abre una esperanza, pero no cree que Uribe aproveche la oportunidad.
Por Mercedes López San Miguel
En el lobby del hotel en la calle San Martín un hombre de cara redonda con barba blanca y lentes atrae todas las miradas. Se trata de Carlos Gaviria Díaz, ex candidato presidencial colombiano y líder del izquierdista Polo Democrático Alternativo. Su visita a Buenos Aires, ciudad que admira tanto como a Borges, coincide con una noticia bisagra en la historia del conflicto armado de su país: las FARC confirmaron la muerte de su legendario líder. Ahora los principales líderes de la región quieren saber qué opina Gaviria al respecto. El referente de la izquierda colombiana estuvo en el Foro de San Pablo que se realizó en Montevideo el fin de semana pasado, donde se reunió con Marco Aurelio García, asesor internacional del brasileño Lula da Silva y con funcionarios del Frente Amplio uruguayo. El lunes habló con Cristina Fernández de Kirchner. Tanto Argentina como Brasil expresan su voluntad de colaborar en una misión humanitaria, señala Gaviria, quien está convencido de que la solución para su país requiere de la intervención de países amigos.
–Tras la muerte de Tirofijo Marulanda, y con este nuevo mando, algunos analistas señalan que se abre una oportunidad porque a Alfonso Cano se lo ve más moderado. ¿Coincide?
–Pienso que es así. Cano está más alineado con la política que con la guerra. Ojalá que esa actitud genere en el gobierno una actitud similar. Si ahora Cano explorara una posibilidad de acuerdo político sería muy positivo. Pero yo descreo de que esa posibilidad se materialice: conozco el razonamiento del presidente y ahora él debe estar pensando que el fin de las FARC por la vía de la guerra está mucho más próximo y puede jugársela todavía más intensamente por esa vía militar.
–¿Cree que el presidente Uribe se vio fortalecido?
–El golpe para las FARC fue moral, porque Marulanda era una especie de icono y su muerte se sumó a muchos reveses militares, a muchas bajas, capturas y entregas que hay que atribuirlas al gobierno. Cabría de esperar que el presidente explore la vía política. Pero, como le dije, pienso que sucederá todo lo contrario: se viene una arremetida mayor contra las FARC y, por lo tanto, una intensificación de la guerra.
–¿Podrían esperarse tensiones dentro del grupo guerrillero?
–Es posible. La sucesión en un cargo de jerarquía en una organización política y militar produce fricciones por las ambiciones comunes. Es probable porque hay una clara línea política y una clara línea guerrera.
–¿Habrá cambios de las FARC en el corto plazo?
–Si las FARC hicieran en este momento algún gesto, que sería muy apreciable, sería entendido por el gobierno como debilidad. Porque ésa es la lógica de la guerra.
–Entonces la posibilidad de un acuerdo humanitario para canjear rehenes se ve lejos en el horizonte.
–Todavía la liberación de los rehenes está muy lejana. A no ser que Cano, como parte de su estrategia y para mostrar un gesto de cambio de línea, libere unilateralmente a algunos rehenes.
–¿Qué opina de la intervención de países como Argentina y Brasil?
–Usted cita dos países que tengo en mente. En Brasil y en Argentina hay gobiernos democráticos que entienden lo que pasa en Colombia. Desafortunadamente, el presidente Hugo Chávez venía cumpliendo una tarea muy importante, pero ciertos comportamientos suyos lo marginaron del proceso. El gobierno venezolano está demonizado. Yo creo que la terminación del conflicto por la vía pacífica en Colombia pasa por su internacionalización. En Uruguay hablé con mucha gente y hay voluntad de participación.
–¿Qué habló con Cristina Fernández?
–Simplemente les expuse a ella y al canciller Taiana cuál es la versión que tenemos de lo que ocurre en Colombia. La arremetida diplomática tan grande del gobierno de Uribe ha llevado a que muchos países acríticamente acepten la versión de él. Encontré a la Presidenta muy receptiva con nuestra versión de los hechos y además dispuesta a participar si es llamada por sus pares. Sin duda, está esperando la oportunidad precisa para intervenir sin incidir en asuntos internos del país.
–¿Y cuál es su versión?
–Parto de la base de que en mi país hay un conflicto armado y de que el reconocimiento de ese conflicto da lugar a muchas consecuencias favorables, como el diálogo acompañado por la comunidad internacional.
–A raíz del bombardeo colombiano al campamento de las FARC en suelo ecuatoriano las relaciones con Ecuador se tensaron.
–Fue un fenómeno de maquiavelismo de Uribe. El no reparó en los medios que usó para dar con el jefe guerrillero. Nos trajo muchos problemas con Ecuador y Venezuela.
–Según la Interpol, Colombia no manipuló las computadoras de Raúl Reyes.
–Sin embargo, las computadoras quedaron en manos del gobierno por más de un mes. Y los computadoras fueron abiertas. La Interpol concluyó que las PC son de Reyes, pero habrá que determinar si la información que está allí corresponde a la realidad.
–De cara al 2010, ¿en qué situación está el Polo Democrático?
–En muy buena posición. Ha sido una proeza que la izquierda haya ido consolidando la unidad. Solamente un partido unido puede hacerle frente a una propuesta regresiva y autoritaria como la del presidente Uribe.
–¿Usted se va a postular como candidato en las próximas elecciones?
–Esperaría que no. No soy partidario del caudillismo. No puede darse el mensaje de que hay una sola persona que gobierna el país o de que una sola persona ejerza la jefatura de la oposición. Por otro lado, no lo descartaría si fuera altamente conveniente y si el Polo me lo solicitara.
–¿Qué opina de la posibilidad de una tercera reelección de Uribe?
–Sería muy negativo para la precaria democracia colombiana.
–¿A qué se debe la alta popularidad del presidente?
–A una inteligente estrategia de propaganda manipuladora. Otro factor es el inmenso desprestigio de las FARC. La gente cree que si ayuda a Uribe, contribuye al deterioro de la guerrilla.
–Se habla más de las FARC que del Polo. ¿cómo harán para ser la alternativa al oficialismo?
–El gran protagonista de la política colombiana es el conflicto. Aparecen en primer plano los actores: las FARC y el gobierno. El Polo debe demostrar que en Colombia el protagonista debería ser el acuerdo entre los sectores políticos para enfrentar la propuesta de Uribe en un debate electoral.
–¿Cuánto se ha avanzado en juzgar al uribismo en sus vínculos con los paramilitares?
–Ese fenómeno sirve para ilustrar cuán irracional es el apoyo a Uribe de parte de la opinión pública. De los congresistas y gobernadores acusados, un 85 por ciento pertenece a los sectores del gobierno. Por tanto, las iniciativas de Uribe fueron aprobadas por esos sectores. Eso debería ser suficiente para que se produzca una gran crisis que haga caer al gobierno. Parece que los crímenes de los paramilitares fueran perdonables y no los de la guerrilla. Colombia es el reino de la sinrazón.
–¿La gente percibe como exitosa la política de seguridad del gobierno?
–Mucho. Uribe entendió que lo importante no es dar seguridad, sino transmitirle a la gente la percepción de seguridad. Los logros que alcanzó fueron a costa de deteriorar más los derechos humanos. La seguridad que otorga con la presencia de la fuerza pública es superficial y precaria.
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