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Por Oliver Hartmann
Desde Zurich

Joseph Blatter recibió en su despacho al Comité Ejecutivo de la FIFA por primera vez desde su reelección como presidente del organismo, hace casi cuatro meses, con el objetivo de consolidar su nueva posición de fuerza y de curar las heridas dejadas por los virulentos enfrentamientos pasados. “Estoy muy feliz con la atmósfera de respeto mutuo existente”, dijo el dirigente suizo de 66 años en un intermedio de las deliberaciones, que se extenderán hasta mañana y que fueron abiertas con un llamado a la unidad. “La credibilidad sólo podrá ser restaurada a través de un Ejecutivo unido”, afirmó Blatter.
Si el cuerpo de 24 miembros –uno de ellos, Julio Grondona– efectivamente vivirá una paz duradera, permanece todavía entre signos de interrogación. Tanto el surcoreano Chung Mong-joon como el sueco Lennart Johansson, aliados del camerunés Issa Hayatou durante la larga y a menudo sucia campaña electoral por el sillón de la FIFA, no están en esta ciudad.
Luego de que ayer se trataran temas de segundo rango, Blatter planea presentar hoy sus propuestas para la reestructuración de la FIFA. “Voy a proponer un modelo. Pero no puede inventarse nada”, afirmó el suizo. Blatter comenzó a hacer limpieza en las últimas semanas. Los cambios obedecen a un objetivo claro: ya no quiere un equipo de colaboradores que pueda significar una especie de “gabinete en las sombras”. Entre los nuevos funcionarios estarán Markus Siegler como jefe de Comunicaciones; Guido Tognoni, en el puesto de director de marketing; y Jerôme Champagne, en el área de Desarrollo. En tanto, Blatter pretende que su compatriota Urs Linsi quede definitivamente a cargo de la Secretaría General, tarea que ya viene haciendo desde el despido del ex secretario de la FIFA, Michel Zen-Ruffinen.