Es un viaje relámpago: Emanuel Ginóbili, el abanderado del equipo olímpico argentino que participará en los Juegos de Beijing, el mes próximo, voló ayer rumbo a San Antonio, en los Estados Unidos, para realizarse una resonancia magnética que presumiblemente le dará el vía libre para sumarse al seleccionado de básquetbol que comanda Sergio Hernández y encarar la defensa de la medalla de oro lograda en Atenas, cuatro años atrás.

El astro de los San Antonio Spurs estuvo de vacaciones en su ciudad natal, Bahía Blanca, donde además realizó un tratamiento para mejorar del engrosamiento del ligamento calcáreo peroneo posterior, ubicado delante del talón de Aquiles de su pie derecho, y ahora será examinado por los especialistas de los Spurs, que darán la palabra final respecto de la posibilidad de estar en Beijing.

“Se fue pero el viernes va a estar acá para la ceremonia de entrega de la bandera olímpica”, explicó su representante, Carlos Prunes. El viernes, en el Cenard, la presidenta Cristina Fernández de Kirchner encabezará la ceremonia de despedida a la delegación olímpica y entregará la bandera argentina al basquetbolista, abanderado del equipo nacional tras superar en la votación realizada en el Comité Olímpico argentino a deportistas como el remero Santiago Fernández, el ciclista Juan Curuchet, la Leona Luciana Aymar o David Nalbandian. “Además de una excelente persona, Manu es un gran referente del deporte argentino, alguien importantísimo a nivel internacional y una gran imagen para el país”, lo elogió Carlos Espínola, el abanderado en los Juegos Olímpicos de Atenas.

Hasta la semana pasada, el tratamiento de recuperación de Ginobili estuvo a cargo del kinesiólogo Fernando Martellini. “Nosotros terminamos con el tratamiento el viernes pasado. El tobillo estaba desinflamado y sin dolor –explicó Martellini–. Había que desinflamar el tobillo y sacar el dolor. Después comenzó con ejercicios y movilidad articular. Todo eso funcionó bien. La evolución es la esperada por el cuerpo médico.”

Ginóbili había sorprendido el pasado miércoles 18 de junio, dos semanas atrás, cuando admitió estar “muy asustado” por la lesión en el ligamento, que se produjo cerca del final de la fase regular de la NBA.

En aquel momento, el bahiense apuntó que el técnico de los Spurs, Gregg Popovich, le había pedido que no afrontara los Juegos con el ligamento en ese estado.