Viernes, 7 de noviembre de 2008 | Hoy
DEPORTES › INTER LE GANO 2-1 A BOCA Y LO ELIMINO DE LA COPA SUDAMERICANA
No hubo tiempo para remontada. Boca no tuvo ideas para vulnerar a un Inter práctico e inteligente y terminó perdiendo 2-1, con lo que se despidió de la Copa Sudamericana. El conjunto de Porto Alegre fue superior y se clasificó para las semifinales, donde esperaba al ganador de River-Chivas. Boca sorprendió con un clima espectacular en sus tribunas, que se colmaron a pesar del 0-2 y de la propuesta de Ischia de presentar un equipo alternativo. El problema para Boca era cómo hacer que Inter no durmiera el partido, pero no encontró la manera de hacerlo, salvo en los últimos minutos de la primera etapa.
Inter hacía correr la pelota por el medio, lejos de su arco y, de tanto en tanto, aprovechaba los errores defensivos del equipo local para generar situaciones de peligro. Era bueno el trabajo de Alex y de D’Alessandro por la derecha, quizás el punto más bajo de Boca, ya que ni Gaitán ni Calvo estaban en una buena noche. Al volante se lo notó perdido, mientras que el lateral se equivocaba constantemente.
Boca no lograba imponer su juego y sufría por sus propias limitaciones. Ni Gracián tomaba la manija ni Cardozo lo ayudaba en la conducción. Todo el peso ofensivo de Boca se centralizaba en lo que podía generar Mouche con sus continuos desbordes y centros para buscar a Figueroa.
Justamente por la vía preferida, el conjunto de Ischia tuvo sus situaciones más claras, casualmente después de que Riquelme empezara a calentar a un costado, como impulsando a sus compañeros. Las dos mejores fueron con cabezazos de Figueroa, uno que se salió por arriba y otro que se fue por un costado. Tampoco el Inter ofrecía mucho en ataque, aunque tuvo una chance clara con un cabezazo de Nilmar al cuerpo de García.
El segundo tiempo de Boca fue un verdadero desastre. No bien arrancó, Inter se puso en ventaja tras un centro de Nilmar que Muñoz intentó despejar con pifia y que Magrao aprovechó para tocar solo por el medio. La ventaja obligaba a Boca a marcar cuatro goles. Lo intentó con el ingreso de Riquelme y con el penal que anotó el volante un par de minutos más tarde. Pero estaba claro que los brasileños tenían la situación controlada y lo confirmaron con una gran maniobra de D’Alessandro, que habilitó a Alex para que el delantero tocara frente a García y marcara el segundo gol. Allí se terminó de derrumbar la ilusión, por lo que el resto sirvió para que la gente alentara al equipo pensando en el partido del domingo ante Arsenal.
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