Martes, 23 de diciembre de 2008 | Hoy
DEPORTES › OPINIóN
Por Diego Bonadeo
A horas de la definición de uno de los torneos más olvidables que la memoria futbolera registra, no le escapan a la berretada generalizada varios de los desaguisados de la corporación referil.
Y no hace falta remontarse al desarrollo del campeonato antes del triangular que se define hoy, en el que no solamente los jugadores le faltaron el respeto al juego. También los árbitros.
Saúl Laverni fue quien tuvo a su cargo el referato de San Lorenzo-Tigre y sus omisiones gravísimas puede que tengan que ver con la definición del minitorneo, lo que se verá esta noche en el caso en que juegue la diferencia de goles. La ineficiencia de Laverni, de quien se supone es uno de los mejores jueces –ya que de no ser así no hubiera sido designado para dirigir uno de los tres partidos definitorios– le privó a San Lorenzo de haber ganado más cómodamente, al obviar dos penales clarísimos y luego, pese a haber expulsado a Islas, no haber cobrado ni el foul de Barrientos al arquero de Tigre ni el golpe en la cara como represalia de Islas al volante de San Lorenzo. Como corolario a las agresiones, un salomónico saque lateral.
El sábado, Héctor Baldassi tuvo a su cargo BocaSan Lorenzo, una accidentada e irrespetuosa parodia de lo que el fútbol debe ser. Sin penales a discutir como en San Lorenzo-Tigre, la permisividad de Baldassi en el primer tiempo, hasta el terrible golpe de Silvera a Forlín, y luego las patadas a mansalva en especial por parte de los jugadores de San Lorenzo, recién fueron acotadas cerca del final con un festival de tarjetas de todos colores.
Curiosamente, en los dos partidos, pero por cuestiones diferentes, los árbitros perjudicaron a los ganadores: Laverni a San Lorenzo y Baldassi a Boca.
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