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Usted estuvo en el Centenario. ¿Cómo vio a la Selección, qué sensación le dejó?

–No la vi bien, evidentemente. Yo no creo que nadie la haya visto bien. Pero, bueno, ahora hay tiempo. La eliminatoria ya terminó, Argentina se clasificó y ahora Maradona va a tener tiempo para elegir, para pensar, para entrenar, cosa que no tuvo hasta ahora, y entonces yo sigo teniendo esperanzas.

–Fueron muchos los jugadores que probó Maradona durante este proceso. ¿No cree usted que eso atentó bastante contra la idea de equipo?

–Lo que pasa es que cuando uno está apremiado por los resultados y no tiene tiempo para entrenar, lo que busca son soluciones inmediatas. Es decir, no tengo tiempo para darle a un jugador tres partidos. Si el jugador no anduvo, pongo a otro porque los resultados los necesito ahora. Entonces eso lo fue agobiando y los resultados quedaron a la vista: se fue complicando mucho más la cosa.

–¿Como si la solución terminara siendo la causa del problema?

–Eso es cierto, pero también es cierto lo otro. Si yo pongo un jugador que creo que me va a rendir en la Selección y no rinde, y si sigo perdiendo me quedo afuera del Mundial, entonces, bueno, pruebo con otro y ahí viene la cadena.

–¿Qué tendría que mejorar la Selección, pensando en el Mundial?

–Primero tiene que definir el equipo. Eso es lo más inmediato, lo primordial. Porque el estilo, en realidad, ya está definido y tiene que ver con la identidad del fútbol argentino, que ya lo conoce todo el mundo y sobre todo Maradona, que es uno de los constructores de esa identidad. Entonces, hay que respetar esa identidad y definir un equipo, y nada más.

–¿No le parece que, como entrenador, Maradona es distinto a como era como jugador?

–Yo creo que trabajó con la urgencia encima, con apremio. Me voy al Mundial o me quedo afuera, y eso lo agobió, evidentemente. Le pasó a él como le podría pasar a cualquiera.

–¿Qué opinión tiene sobre la manera en que la Argentina planteó el partido contra Uruguay?

–Eso depende de cada uno. A la Argentina le alcanzaba con el empate, pero hay veces que uno tiene que ver cómo se da el partido. Resulta que el último partido de nosotros (Huracán) contra Vélez queríamos ir a atacarlos y no salió así, y dio la impresión de que nosotros nos conformábamos con el empate. Entonces, a veces el rival no te deja, a veces las cosas no salen. No sé cuál era la idea previa de Maradona, así que no puedo decir si se equivocó o no con el planteo. En esa oportunidad leí que cómo Huracán había jugado así, y la verdad es que nosotros habíamos intentado hacer otra cosa y no nos salió.

–Está bien, pero, ¿cómo se entiende que Messi, candidato al balón de oro en Europa, no haya entrado prácticamente en juego?

–Se entiende por un problema de funcionamiento. Messi es un gran jugador en los últimos veinte metros, no es un generador de juego. Messi es un definidor y juega a eso. Y no es que en la Selección haga falta un Iniesta para que lo acompañe sino que cuando Messi recibe la pelota en el Barcelona, ésta recibió veinte toques, recorrió toda la cancha y a él lo dejan mano a mano con un tipo. Aquí es diferente. Por eso yo tengo la esperanza de que la Argentina en el Mundial tenga un estilo parecido al del Barcelona y Messi pueda ser Messi.

–Maradona cerró su participación en las Eliminatorias de una manera poco feliz. ¿Qué puede decir de eso?

–La verdad es que no escuché nada, pero me enteré. Creo que eso es producto de los nervios. Seguramente ha tragado mucho y ahí se desahogó. Pero yo no soy quién para juzgar a nadie, sobre todo porque yo también de vez en cuando pierdo los nervios.