DEPORTES › CON GRONDONA COMO COMANDANTE LOS DIRIGENTES VIAJAN GRATIS A SUDAFRICA

El avioncito de la felicidad

El tour solidario que prepara la AFA cada cuatro años para agasajar a sus hombres leales. Serán cerca de 200 invitados, entre presidentes de clubes, miembros del Comité Ejecutivo, el Consejo Federal, los tribunales de Disciplina y Alzada, de Cuentas y algunos empleados.

 Por Gustavo Veiga

Sudáfrica está a la vista con sus montañas ricas en minerales preciosos, sus animales salvajes y sus costas bañadas por dos océanos. Como ya sucedió en otros mundiales, la AFA prepara una especie de tour solidario para todos sus súbditos. Francia ’98 fue la máxima expresión de esa felicidad, del derroche garantizado por el todavía vigente uno a uno de Menem y Cavallo, antes de que todo se desmoronara con la crisis de 2001. Como dice un tango de Enrique Cadícamo, “la historia vuelve a repetirse”, pero ahora con condiciones no tan ventajosas por el cambio. Sin embargo, puede anticiparse que unos doscientos viajeros, entre presidentes de clubes, miembros del Comité Ejecutivo, el Consejo Federal, los tribunales de Disciplina y Alzada, el Tribunal de Cuentas y algunos empleados de la casa del fútbol, sumados a los invitados de siempre, tendrán su pasaje para subirse al avión de la prosperidad. A razón de 14 mil dólares el paquete turístico más caro para ver el torneo de punta a punta, hay que sacar la cuenta. Unos 2.800.000 pesos. El número no es descabellado.

Como fuere, si el cálculo diera así –habría que discriminar quiénes van por sólo la primera fase o cualquier otro tramo de la competencia– para la AFA sería apenas un vuelto. O un pequeño lujo que Julio Grondona se da cada cuatro años para agasajar a su feligresía futbolera. Las fuentes consultadas para esta nota –el presidente de un club de Primera División, un empleado jerarquizado y alguien con muchos años en relación de dependencia con la asociación–, aseguran que se asignó un cupo de dos parejas por club. ¿Esto qué significa? Que dos directivos por institución, con sus respectivas mujeres, tienen su lugar garantizado en el país del Mundial. Con la aclaración de que la gratuidad de los gastos no alcanza a las damas. Sus esposos, novios o amantes deberán procurarles –a precios módicos– pasaje, estadía y movilidad. Quizá no la comida, porque como está visto, donde comen dos, comen tres, cuatro o cinco.

Los dirigentes de la Primera División, Primera B Nacional y Primera B –las categorías profesionales– entran en aquel cupo de dos enviados por club. Si se multiplican éstos por sesenta y uno (veinte, veinte y veintiuno, respectivamente) suman 122. No necesariamente estos directivos son habitués de la AFA. A ellos hay que sumarles los integrantes del Comité Ejecutivo –unos 28– y los cupos fijados para otros sectores de la AFA, más los invitados anónimos. De ahí que el número de doscientos no parece inflado y hasta podría ser superado.

Lo curioso es cómo desde la asociación se fomentan las habladurías sobre una cuestión que debería ser más transparente. “La AFA debería informar cuántas personas viajan, cuánto dinero se gasta y punto. No hay nada de malo en ello. Es una asociación civil sin fines de lucro”, dice uno de los hombres que están al tanto de ciertos detalles sobre el tour al país de Nelson Mandela y Miriam Makeba.

El precedente que creó el despilfarro de Francia ’98, con estadía incluida en un hotel de Bordighera, sobre la costa italiana y el de Alemania 2006, con las 92 habitaciones de un motel a 55 kilómetros de Munich totalmente colmadas, señalan un camino que ya no tiene marcha atrás. Es como un derecho adquirido. Y menos –se infiere–, después de que la AFA rescindiera el contrato con el grupo Clarín para firmar otro con la Jefatura de Gabinete con un aumento sustancial en los ingresos del fútbol televisado. La estudiantina de Sudáfrica 2010 bien podría pagarse con un ínfimo porcentaje del dinero que queda en la tesorería de la casa que regentea hace 31 años Grondona. El martes pasado se cumplió exactamente ese aniversario.

En la última incursión por el Western Hotel Holledau, de Geisenhausen, la pequeña localidad bávara donde se instaló el carrusel del último Mundial, el responsable de centralizar todo fue el contador Héctor Domínguez, ex presidente de Gimnasia y Esgrima La Plata y asesor rentado de la AFA desde que abandonó el club y la empresa de micros de larga distancia Río de la Plata, en la que estuvo implicado en su quiebra. “El anotó las confirmaciones y se encarga de cobrarles a los acompañantes”, señaló allá por 2006 el presidente de Chacarita, Horacio Fernández, a este periodista. Nurhayr Nakis, el presidente perpetuo del Deportivo Armenio, también aclaraba, por las dudas: “Yo iré con mi hijo y, por supuesto, él se pagará todo”.

En Alemania dijeron que no querían involucrarse en el viaje con todos los gastos pagos, el ex presidente de Vélez, Raúl Gámez y el ex vice de Chacarita, Darío Villarruel. “No voy, no quiero involucrarme en algo así, aunque se trata de una práctica habitual en la AFA”, sostenía este último. La dirigencia de Lanús les sigue los pasos ahora. Su presidente, Nicolás Russo, dice que prescindirá de la invitación al viaje de la felicidad. No quiere deberle favores a nadie.

La única excepción al derroche desde la experiencia italiana de Bordighera se dio durante el Mundial de Corea y Japón. La profunda crisis de diciembre de 2001, devaluación mediante, hizo prohibitivos los costos para viajar a aquel torneo, del que la selección nacional se volvió eliminada en la primera ronda. “A Japón fuimos cuatro gatos locos porque era carísimo y además en la Argentina atravesábamos una de las peores crisis de la historia”, recordaba José Luis Meiszner, el actual secretario ejecutivo de la AFA y ex titular de Quilmes.

Rotamund, el agente oficial de viajes de la AFA, siempre se ocupó de armar estos paseos. Roberto Petti es el dueño de la empresa fundada en 1963 y que hace unas décadas tiene a ese cliente de lujo. “Esta excursión será algo a mitad de camino entre los mundiales de Alemania y Japón y Corea. Ni tan generosa como la primera ni tan pobre como la segunda. No hay que olvidarse de que en Sudáfrica un buen hotel ronda los 500 dólares por día y el paquete completo, con tickets incluidos a los partidos puede valer unos 14.000”, confió a Página/12 un hombre que conoce con cierta precisión estos detalles de logística.

Eso sí, los dirigentes VIP como Grondona y otros que integran comisiones claves en la FIFA, no ingresan en este paquete. Tienen asegurado su alojamiento en los hoteles cinco estrellas de los que dispone la multinacional del fútbol. Allí figura, hoy en el ostracismo absoluto en el que sumergió por propia voluntad, el ex presidente de River José María Aguilar. Es miembro de la comisión de clubes de la FIFA y de la comisión organizadora de la Copa Mundial de clubes. Por lo que se supone que está invitado con niveles de atención similares a los de don Julio.

Por las dudas, el máximo responsable de la actual debacle deportiva de River justifica esos cargos desempeñándose en otra comisión, pero de cabotaje. La que está organizando la Copa América de Argentina que se disputará en 2011. No todos son gastos suntuosos en nuestro fútbol doméstico ni “living la vida loca” como canta Ricky Martin. El mismo que compuso la canción oficial del Mundial de Francia ’98, cuando empezó a volar AFA, la sigla de las Aerolíneas del Fútbol Argentino.

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Grondona y el ex presidente de River Aguilar en Emiratos Arabes para el Mundial de Clubes.
Imagen: Télam
 
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