Domingo, 11 de abril de 2010 | Hoy
SOCIEDAD › OPINION
Por Adrián Paenza
Pasó el TED en Buenos Aires. Imagínese a los corredores de la carrera más importante de los juegos olímpicos, los 100 metros llanos. Los ocho que la corren cada cuatro años se entrenan, justamente, durante cuatro años para ese momento. Y son menos de ¡diez segundos! Y allí vuelcan el esfuerzo de cuatro años de preparación. Así me sentí cuando terminaron las charlas. Un trabajo enorme de preparación para menos de diez segundos. Así de rápido se pasó.
Los que nos abrazábamos detrás del escenario no éramos sólo los “organizadores” sino también los oradores, los que hablaron. Cada uno de ellos sintió que formaba parte de un equipo, que los esperaba orgulloso cada vez que terminaban su participación. Pero también se trasladó a la gente que –supuestamente– fueron sólo espectadores. Es curioso, pero vi gente feliz. Mucha gente feliz, que discutía en los intermedios sobre lo que había escuchado y vivido. Gente que sentía que había formado parte de algo notable.
Así como los psicoanalistas hablan de hacer “consciente lo inconsciente”, nosotros fuimos testigos de cómo se puede hacer “visible lo invisible”. Esa otra Argentina, la Argentina de las ideas, también existe. Más aún: yo creo que es una inmensa mayoría. Y no crea que exagero. Cada niño que tiene un sueño, un sueño que según él podría cambiar el mundo, cada niño que se rebela frente a un orden establecido que lo ahoga, encorseta y no le permite “ser”, está manifestando una idea. Ayudémoslos a juntarse, a discutirse, a pensarse. Eso, a pensar qué país queremos ser y en qué sociedad queremos vivir.
TED fue esto también. Fue algo así como una suerte de parque de diversiones para adultos. El mejor regalo que se le puede hacer a un adulto, es regalarle un día libre, un día franco. Si, además, le agregamos la oportunidad de sentarse en una butaca y durante doce horas casi ininterrumpidas, se le propone que le masajearán el cerebro y las emociones... ¿quién diría que no?
Hubo cuatro ejes:
a) la frontera del conocimiento. ¿Qué se sabe hasta hoy y qué se ignora?
b) La creación del futuro: ¿qué se viene y cómo modelarlo?
c) ¿Cómo hacer un mundo mejor, más solidario y que incluya a todos?.. y por último, algo no menor:
d) ¿Qué y cómo hago yo (en tanto que individuo) para cambiar el mundo?
Uno de los organizadores del evento, Santiago Bilinkis, hizo un estudio muy interesante. Revisó todos los mensajes de Twitter sobre TEDxBuenosAires y diseñó un programa que extraería las palabras más mencionadas. Fueron estas:
Argentina, bueno, charla, construcción, emocionado, emotivo, evento, excelente, felicitaciones, ganas, genial, gracias, hace, ideas, impecable, increíble, jóvenes, manos, muchas, oportunidad, organización, personas, próximo, quieren, talento, TED, tenemos, todos, viene, vive.
Todo eso fue TEDxBuenosAires. Variedad y diversidad. Ciencia y arte. Investigación de punta junto al compromiso social.
Ideas. Ideas que vale la pena esparcir, discutir. Ideas que buscan más ideas.
Ideas que sirvieron, al menos durante 24 horas, para hacer más visible la Argentina invisible. La verdadera Argentina.
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