Viernes, 8 de julio de 2011 | Hoy
DEPORTES › EL ASTRO DEL BARCELONA SE SIENTE MALTRATADO EN LA ARGENTINA Y POCO CONSIDERADO DENTRO DEL EQUIPO
Lleva siete partidos oficiales con la camiseta celeste y blanca sin marcar un gol. Necesita un socio como Javier Pastore para parecerse al que brilla en el club catalán. Ese malhumor lo llevó a discutir con Nicolás Burdisso en el vestuario.
En el final del partido contra Colombia, a Lionel Messi se lo vio fastidioso, descorazonado, malhumorado... ¿Por qué? La pregunta no tiene una respuesta única y, por el contrario, abre nuevos interrogantes.
¿Porque estaba peleado con él mismo, luego de un horrible tiro libre que pateó como un principiante, pegándole bien abajo a la pelota sin que mediara la excusa que ofrecía el balón que se usó en el Mundial?
¿Por qué no pudo terminar bien ninguna gambeta, ya sea por el correcto escalonamiento de los defensores colombianos o por su propia tozudez de arrancar desde muy atrás?
¿Porque se siente solo?
Por ahí puede andar la cosa. Messi siente que, más allá de lo que se declara y más allá de las buenas intenciones, no se lo cuida, no se lo protege como en el Barcelona.
Banega, teórico socio de toque y pared que rompe cualquier esquema defensivo, no anduvo bien. Cambiasso tampoco aportó en esa dirección y, cuando entró, Gago amenazó un poco, pero se vio envuelto enseguida en la misma maraña. Lavezzi y Tevez, preocupados por no perder su lugar en el equipo, tratan de demostrar lo que valen en cada jugada y poco se conectaron con el crack del Barcelona. Con Agüero ocurrió algo parecido.
Si Banega no resulta el socio ideal de Messi, ¿quién puede compartir con él (o en todo caso con los dos) la responsabilidad de armar juego? Javier Pastore. Ya se sabe desde el fondo de la historia, desde que los equipos empezaron a tener suplentes, que los mejores son siempre o casi siempre los que están en el banco. Pero los que jugaron hasta aquí no demostraron mucho.
Al lado de Pastore, Messi puede entrar y salir, encontrar mejor los espacios para capitalizar su gambeta demoledora. Banega y Pastore no son Xavi e Iniesta, pero dentro de lo que hay en el plantel son los que más se les parecen si se pretende mantener el paralelo con el Barcelona.
Pastore por Cambiasso (o por Tevez y Di María por Cambiasso) son variantes interesantes que seguramente Batista considera.
De cualquier manera, el mayor fastidio de Messi debe pasar por el hecho de que aquí, en la Argentina, no se lo reconoce, se lo discute, se lo minimiza, se lo insulta. Y de verdad es injusto.
Messi no es Maradona, no tiene el fuego sagrado de Diego, pero es el mejor jugador del mundo, según se lo reconoce en todos lados... menos aquí. El mejor Messi no es el fastidioso, sino el que se muestra, como Riquelme, feliz.
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