El triunfo ante Colombia en Barranquilla cotizó mucho más que los tres puntos que se sumaron para la tabla de posiciones en el camino rumbo a la Copa del Mundo de Brasil 2014. A partir de una reacción anímica y algo más de audacia en la segunda mitad, el equipo de Sabella pudo dar vuelta un marcador adverso que lo aleja de cuestionamientos innecesarios a esta altura de la competencia, pero que no tapa la falta de una identidad futbolística bien marcada. Por ese lado pasa el próximo desafío para un ciclo que tiene la chance de refundarse, gracias a la tranquilidad y el tiempo que ahora tendrá y que no había podido gozar por un inicio tumultuoso y lejos de las condiciones ideales para que un cuerpo técnico de selección comenzara a trabajar. Apagado el incendio tras el despido de Sergio Batista, ahora Sabella podrá replantear el panorama y darle forma a su proyecto.

Si el final de la primera etapa hubiese sido el cierre definitivo del partido, en estos momentos y durante siete meses, Argentina estaría ubicada en la sexta posición y afuera de la zona de clasificados, con un partido más que varios de sus adversarios. Con la voracidad que existe hoy en la opinión pública, esa situación hubiese dejado a Sabella en medio de una polémica de las que no aportan, con apenas un 25 por ciento de los partidos disputados.

Con la tranquilidad de la victoria, la cuestión numérica quedó por el momento saldada, a pesar de que el equipo de Sabella es el de menor cosecha en la comparación con las tres Eliminatorias anteriores, ante los mismos cuatro rivales. En el camino rumbo a Japón y Corea 2000, la Selección de Marcelo Bielsa marchaba líder con puntaje ideal. Cuatro años más tarde, en la búsqueda de la clasificación a Alemania 2006, el actual entrenador del Athletic de Bilbao y sus jugadores habían sumado ocho puntos, con dos victorias y dos empates. Y rumbo a Sudáfrica 2010, el conjunto de Alfio Basile cosechaba nueve puntos, con tres triunfos y una caída. Hasta ahora, esta Selección es la que menos sumó, con siete puntos gracias a dos triunfos, un empate y una derrota, aunque marcha en el grupo de punteros junto a Uruguay, que tiene un partido menos, y Venezuela.

A partir de la posibilidad de sacar el imán de los números del medio, el análisis debe focalizarse en el rendimiento futbolístico. Y es ahí donde Sabella y sus colaboradores necesitan estar muy lúcidos para no quedarse sólo con las luces de la victoria. Sus declaraciones tras el partido no parecen las más afortunadas, al asegurar que no hubiese tocado el equipo si Colombia no convertía su gol en la última jugada del primer tiempo. Esas palabras permiten inferir que el entrenador estaba conforme con el rendimiento de un equipo que no había pateado al arco en 45 minutos y que ni siquiera había generado una chance de gol. Y lo más preocupante es que ese tipo de estrategias ultradefensivas se habían repetido con la Selección local ante Brasil y con los titulares ante Venezuela, con muy malos resultados.

Sin la urgencia de las posiciones y con la tranquilidad que otorga que el próximo compromiso recién sea en junio del año que viene, Sabella tiene la chance de hacer un análisis más a fondo, con una situación muy diferente de la que le tocó asumir. Lo importante es que haga una lectura correcta. Algunas de sus apuestas le salieron bien, lo que no significa que sean recetas probadas y confiables por 45 minutos buenos. De la misma manera, hubo otros ensayos que no salieron tan positivos, aunque con trabajo y continuidad pueden ser opciones válidas. Pasada la tormenta, con algunas averías pero a flote, Sabella ahora tiene la chance de enderezar el rumbo de la nave.