Jueves, 17 de noviembre de 2011 | Hoy
DEPORTES › EL TITULAR DE LA ACTC DIO SU VERSIóN SOBRE EL ACCIDENTE
El dirigente no hizo la autocrítica que se esperaba. “Es una fatalidad, porque el circuito estaba apto para correr”, afirmó. Antes, había asegurado: “No está todo bien, pero tampoco está todo mal”. Las causa de la muerte de Falaschi.
Por Pablo Vignone
Arrancó como bajando dos cambios respecto de las fuertes declaraciones que hizo el martes, pero luego, el presidente de la ACTC, Oscar Raúl Aventín, sorprendió al asegurar que “no falló nada” en la carrera del domingo en Balcarce, en la que se produjo el accidente mortal de Guido Falaschi. Faltaron respuestas.
“Fallar no falló nada –repuso Aventín cuando se le pidió una evaluación sobre lo sucedido el domingo en Balcarce–. Un minuto después terminaba la competencia y era una fiesta. Lo que ocurre es que el auto de Falaschi sufrió un golpe lateral, que es lo más temido del automovilismo. Es una fatalidad, porque el circuito estaba apto para correr.”
Tres días después de la carrera, Aventín se dispuso a dar explicaciones en público y su actitud inicial fue más contemporizadora que la que había mostrado el martes, cuando dio un par de entrevistas radiales y fustigó a los críticos del TC. “Cuando yo dije que íbamos a volver a correr en Balcarce, no fue soberbia, fue convicción”, argumentó.
“Nosotros creemos que hay tres escenarios en la opinión pública. Por un lado, los que piensan que son cosas de las carreras, que está todo bien... Por el otro, los enemigos. Estamos parados exactamente en el medio, no está todo bien y no está todo mal. Tenemos cosas que seguir aprendiendo, cosas que corregir”, afirmó.
El escenario que prometía un repaso de lo actuado y sucedido le dejó su lugar a otro menos revelador. “Creemos que el primer responsable de una tragedia es la fatalidad –señaló el dirigente–. Si no hay un despiste no se produce ningún accidente. Los despistes están a la orden del día en el automovilismo en todas las categorías y en todos los circuitos y no podemos decir que la responsabilidad plena es por tal o cual cosa. No lo podemos hacer”, manifestó Aventín.
El dirigente prefirió hacer hincapié en la responsabilidad del rezagado Leonel Larrauri, con quien se desata la cadena de sucesos que desembocaron en la muerte de Falaschi (“Larrauri está destrozado, está a disposición de la Justicia”), antes que aceptar que la seguridad del circuito no era la óptima. “Las gomas (de contención) se desataron, pero ya habían cumplido su función –afirmó–. Cualquiera puede decir libremente si no le gusta Balcarce. Estoy convencido de que el circuito es utilizable.”
El auto de Falaschi y otros coches involucrados en el accidente están retenidos por la Justicia bonaerense. “Esperemos que actúe la Justicia”, señaló Aventín, que no indicó si la entidad que preside está realizando sus propios peritajes para determinar las causas de lo sucedido, aunque diecinueve pilotos de los que participaron en la carrera fueron citados a prestar testimonio en la ACTC la próxima semana.
Aventín se quebró sobre el final y pidió no responder más preguntas, cuando se le preguntó qué iba a cambiar en el TC tras la tragedia. “Es una actividad de riesgo. Yo quisiera que mi hijo (Diego, piloto de TC) no corra más. No quiero tener que levantar otro hijo –dijo en alusión a Falaschi–. Somos muchos los padres que tenemos a nuestros hijos en cada circuito corriendo todos los domingos. Nos dirán loquitos, pero esto es una pasión.”
El médico de la ACTC, Rodolfo Balinotti, confirmó a Página/12 que la muerte de Falaschi se produjo a causa de la fractura de la base del cráneo. El domingo, Balinotti había señalado en el hospital de Balcarce que a Falaschi habían intentado reanimarlo durante 38 minutos; ayer aseguró, ante la pregunta de este diario, que “no necesariamente” la muerte por esa causa es inmediata.
Durante la conferencia, el médico había afirmado: “Realizamos toda la tarea de acuerdo con nuestro protocolo de seguridad. Nuestro primer asistente llegó a los 35 segundos del choque. A los cinco minutos extrajimos al piloto. Lo estimulamos con la voz, lo compensamos y con la premura del caso lo llevamos al hospital sabiendo que era una situación grave y que corría riesgo su vida”.
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