David Nalbandian sumó ayer un nuevo integrante a su ya frondoso “club de la pelea”. Modesto “Tito” Vázquez, ya ex capitán del equipo argentino de Copa Davis, apuntó fuerte al tenista al dar a entender que su influencia dentro del grupo es negativa. “No lo veo a Nalbandian como un líder positivo”, aseguró Vázquez, horas después de que la Asociación Argentina de Tenis (AAT) no le renovara el contrato, y a diez días de la final de la Davis que Argentina perdió contra España en Sevilla.

No es el primer cortocircuito protagonizado por Nalbandian, que a finales de 2008 había chocado con Juan Martín Del Potro, el número uno argentino, justamente en la primera final perdida ante España, en 2008 en Mar del Plata. Aquellos roces entre los mejores tenistas argentinos fueron por dinero. El actual distanciamiento entre Vázquez y Nalbandian tiene múltiples razones: egos, personalidades punzantes y generaciones distantes. Como sea, la Davis sigue siendo un tema sensible en Argentina, que aún busca su primer título. Y espinoso.

Entre sus varios talentos personales, Nalbandian cultiva una innegable habilidad para atraer todo tipo de conflictos. Su relación con Vázquez respondía a una convivencia obligada. A cada derrota le siguió un problema. Como en la caída ante Francia, en las semifinales de 2010. “Jugar contra (Michael) Llodra el viernes habría sido más fácil, pero el capitán no se animó a hacer los cambios necesarios para que fuera así”, dijo entonces Nalbandian, dudando de la capacidad táctica y emocional de Vázquez, que había decidido que el cordobés debutara contra otro francés, Gael Monfils. “Si hay que sacar los trapitos al sol, lo haré. ¿Si hay cabaret? Yo no sé cuál es, no escuché nada, pero si hay cabaret es porque viene del lado de Nalbandian”, respondió el entrenador, que en aquel fin de semana de desencuentros en Lyon intentó reunirse sin éxito con el jugador. “Quería hablar con Nalbandian, pero se tomó un avión. Es una cuenta pendiente que voy a saldar. No sé por qué se fue. En un momento se levantó, le pidió permiso a alguien y se fue. Por eso mi ejemplo es Rafael Nadal, que dice: ‘¿Por qué me tengo que sentir superior? ¿Por jugar un poquito mejor a esto?’”, se despachó Vázquez.

Nalbandian y Vázquez volvieron a los arañazos, primero sutiles, hace pocos días en Sevilla. ¿Es diferente esta Copa?, le preguntaron al cordobés, antes de la nueva final con España. “Sí, siempre es diferente. No juego en single mañana (por el viernes) y hace mucho que no juego dobles. La formación que elige el capitán es la que hay que afrontar el fin de semana”, agregó Nalbandian, que quería abrir en singles contra Nadal. Tres años antes, Nalbandian también quedó en el ojo de la tormenta. Se peleó con las autoridades y los tenistas argentinos. Quería que la final se jugara en Córdoba, su ciudad. “Mar del Plata también es el país”, marcó diferencia Agustín Calleri, su compañero del dobles en la final de 2008. La pareja argentina perdió aquel partido. España fue campeón ante Argentina, en 2008 y 2011. Merecidamente o no, el polémico Nalbandian siempre gana un lugar en “el club de la pelea”.