DEPORTES › LA SUERTE DEL GP DE BAHREIN DE FORMULA 1

Una carrera política

El Grand Prix de Fórmula 1 de Bahrein, en el emirato árabe que atraviesa una delicada situación política, y que debe disputarse el próximo fin de semana, será el principal tema de discusión a lo largo de estos días en Shanghai, donde la Fórmula 1 se encuentra para disputar el GP de China, la tercera carrera de la temporada.

Las 12 escuadras participantes en el Mundial esperan que sea la Federación Internacional del Automóvil (FIA), presidida por Jean Todt, la que decida la suerte de la competencia, mientras que Formula One Management (FOM), el conglomerado que lidera Bernie Ecclestone, insiste en que la prueba se llevará a cabo, y que son los líderes del pequeño país los únicos que podrían decidir la cancelación.

El agitado clima social y político que vive el país desde hace un año, que provocó la suspensión de la prueba ya en 2011, y que provoca incertidumbre sobre las posibles consecuencias que pueda tener la carrera, que puede ser blanco de protestas o, en el peor de los casos, de atentados, es el eje de las dudas, aunque el gobierno de Bahrein publicita la carrera como la llave para unificar el país, dividido entre una minoría gobernante y una mayoría chiíta, opositora.

Ecclestone mantendrá hoy en Shanghai una reunión con los líderes de las escuadras, y el gran ausente será el propio Todt, que tiene previsto llegar a China recién mañana, día fijado para una posible decisión firme sobre este asunto. “La carrera está en el calendario. A menos que la anule la autoridad deportiva del país, allí estaremos –dijo ayer Ecclestone—. No veo ninguna diferencia aquí (China) y en Bahrein. Es lo mismo, es sólo otra carrera más en el calendario. Cuando entramos en un país, no nos ocupamos de la religión o de la política.”

No todos piensan igual. “No se puede ignorar que todos tenemos en la cabeza el deseo de no vernos envueltos en los disturbios”, advirtió el australiano Mark Webber, piloto de Red Bull, el único que expresó en público, el año pasado, su negativa a ir a Bahrein.

La mayoría de los pilotos de la Fórmula 1 no tienen una posición política tan decidida como la de Webber. El líder del campeonato del mundo, el español Fernando Alonso, y el mexicano Sergio Pérez evitaron declararse sobre la cuestión porque les suponía una “dificultad moral”.

“Obviamente es un tema súper delicado, en el que no tenemos toda la información en la mano, por lo que tenemos que fiarnos completamente de la FIA, que es la que tiene toda la información y la que tomará la mejor decisión”, agregó el asturiano piloto de Ferrari. En el otro extremo, el ex campeón mundial Michael Schumacher dijo que concurrirá a Bahrein “completamente relajado” y sostuvo: “Estoy convencido de que los organizadores harán todo para que no haya problemas”.

“Confío en la FIA. Lo importante es que la Fórmula 1 esté unida”, opinó Jenson Button, piloto de McLaren; en la escuadra de Woking tiene participación económica un grupo inversor bahreiní, dueño del 40 por ciento de las acciones. “Es cierto que hay equipos que tienen un plan B a nivel de viajes, por si se cancelase, pero por lo que percibo de la gente, no veo la predisposición de que se cancele, hay menos dudas”, valoró el español Pedro de la Rosa.

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