Martes, 15 de mayo de 2012 | Hoy
DEPORTES › HOCKEY > ENTREVISTA A LUCIANA AYMAR, LA MEJOR JUGADORA DEL MUNDO
La histórica referente de Las Leonas cerrará en Londres su riquísima trayectoria con la idea de subir al podio, aunque ya vive la nostalgia por su último torneo con la camiseta argentina: “Tengo claro que voy a extrañar todo lo que representa este equipo”.
Por Leonardo Castillo
Londres 2012 serán sus cuartos y últimos Juegos Olímpicos. El momento que eligió para ponerle punto final a su rica y prolífica trayectoria en Las Leonas. Dejará entonces enmarcada la camiseta número 8 de la Selección que integró durante más de quince años y con la que ganó medallas, títulos y distinciones individuales. Y es por eso que Luciana Aymar, mientras se prepara por estos días para la cita que tendrá lugar en Inglaterra, sueña con una despedida a lo grande. “Me veo jugando la final”, le confió la mejor jugadora de hockey sobre césped del mundo a Página/12.
–¿Cómo se vive una preparación para los Juegos Olímpicos cuando se tiene la certeza de que después viene el retiro?
–Por ahora, estoy tranquila. Sé que a medida que avancen los días la ansiedad va a ir en aumento, la mía y la del grupo. En mi caso particular, tengo un montón de sensaciones encontradas. Trato de disfrutar de cada entrenamiento al máximo, como lo hice en otras oportunidades, cuando me preparaba para otros torneos, pero no voy a mentir: empiezo a sentir la nostalgia de la última vez. Son muchos años con la camiseta de Las Leonas y tengo claro que voy a extrañar todo lo que representa este equipo. Pero la decisión de retirarme de la Selección está tomada.
–¿Se siente cansada?
–Hay un desgaste lógico después de tantos años. Aunque físicamente estoy bien y soy capaz de entrenar a la par del resto, me cuesta la rutina de levantarme todos los días bien temprano y entrenar desde las 8, lo mismo que las prácticas en doble turno.
–¿Desgasta la presión de demostrar que se es la mejor jugadora del mundo?
–Sentía la presión de ser la mejor cuando recibí las primeras distinciones de la Federación Internacional de Hockey, sentía que todos me miraban y debía mantenerme en lo más alto cada vez que entraba a una cancha. Eso sí me costó, fue una mochila que tuve que soltar. Era una carga que no quería sobrellevar. La obligación que me imponía era tan grande hace diez años que quería que el premio se lo llevara otra. Pero con el tiempo me hice cargo del lugar al que había llegado y empecé a disfrutarlo. Hoy me encanta que tres jugadoras me vengan a marcar cuando tengo la bocha. Asumir eso fue parte de un proceso. La clave pasa por convertir la presión en algo positivo, para mí y para el grupo.
–¿Cómo debe actuar un buen referente de grupo?
–Trato de ser compinche y cercana con todas mis compañeras. Hay chicas de 20 años que llegan a Las Leonas con la obligación de encarar desafíos nuevos, más exigentes de los que debían sobrellevar en sus clubes y hay que respaldarlas. Nunca me puse en un pedestal por el hecho de ser quien soy, eso no le sirve a nadie, mucho menos al equipo. La obligación del referente es ésa, lograr la unidad del grupo para que eso se vea en la cancha.
–¿Le gustaría seguir como entrenadora?
–Todavía no lo sé. Me gusta transmitir conceptos que tienen que ver con el juego, pero ser entrenador implica tener un buen manejo del grupo, conducir el día a día, y eso es lo más difícil, lo más complicado.
–¿Qué es más difícil? ¿Manejar un grupo de hombres o uno de mujeres?
–El hombre es más sencillo, más directo. En cambio, con las mujeres hay que cuidar más las formas. Eso es lo que se dice siempre, pero en el caso de Las Leonas, nos parecemos bastante a un grupo de hombres, siempre fuimos muy directas entre nosotras.
–¿Qué significa ser una Leona?
–Después de tantos años, si tengo que definirlo, me animaría a decir que se trata de vivir el juego con pasión y dejar todo en la cancha. En base a esa idea es que construimos la mística que posee esta Selección.
–¿Cuáles fueron las cosas que debió postergar en función de su carrera deportiva?
–Relaciones con amigas, familiares y también con parejas. Por el hockey di todo y eso tiene un precio. Igualmente, no me arrepiento de nada. Volvería a hacer el mismo sacrificio si pudiera elegirlo.
–¿Formar una familia es la gran asignatura pendiente que tiene?
–Sí, pero no me desespero. Estoy en pareja, bien, y sé que la oportunidad va a llegar. Igual, quiero aclarar que tampoco me voy a dedicar todo el tiempo a eso después de que terminen los Juegos (risas).
–Después de haber perdido la final en los Panamericanos ante Estados Unidos, ¿tienen ganas de tomarse revancha en Londres ganando una medalla?
–La verdad que sí. Tenemos ganas de tener una revancha en los Juegos y a eso vamos. De todos modos, fue bueno eso que nos pasó. Lo asumimos como algo necesario para bajar a la tierra y encarar el desafío de recuperarnos. Algo ya demostramos en Rosario, cuando jugamos el Champions Trophy. Ganamos el torneo y demostramos que seguimos en el primer nivel. La apuesta es ratificarlo en Londres.
–¿Se anima a tirar un pronóstico?
–Me veo jugando la final, le tengo mucha fe a este equipo.
–Después del retiro de la mejor jugadora del mundo, ¿el hockey femenino de Argentina tendrá recambio para mantenerse como una potencia?
–Hay una buena camada de jugadoras, en cuanto al semillero estoy tranquila. Van a seguir surgiendo figuras, de eso estoy convencida. Además, no nos olvidemos de que después de (Diego) Maradona hubo un (Lionel) Messi, así que nunca se sabe.
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