Domingo, 2 de febrero de 2014 | Hoy
DEPORTES › EL EQUIPO DE RAMON DIAZ SE QUEDO CON EL TERCER SUPERCLASICO DEL VERANO
Boca había jugado mejor, aunque no supo cómo capitalizar su dominio en el marcador. El mérito del conjunto millonario fue pegar en los momentos justos y con eso le alcanzó para festejar su segunda victoria al hilo ante el clásico rival.
Hizo lo justo. Ni más ni menos. Al equipo de Ramón Díaz no le sobró nada e incluso por momentos pasó zozobras frente a la presión y al dominio de Boca. Sin embargo, tuvo la virtud de no desaprovechar sus oportunidades y con goles de Mercado y Teo Gutiérrez se quedó con la Copa Luis Nofal, correspondiente al tercer Superclásico del verano, que se disputó en el estadio Malvinas Argentinas de Mendoza. Para Boca, había empatado Daniel “Cata” Díaz.
River arrancó un poco mejor, con un buen control de la pelota en el mediocampo, pero sin poder encontrar la profundidad necesaria como para romper la barrera defensiva boquense. Pero el tiempo que le tomó a Boca hacer pie en la cancha del estadio mundialista de Mendoza le valió capitalizar la primera jugada clara del encuentro: Sánchez Miño recibió un pase en profundidad y sacó un buen remate que, sin embargo, Barovero consiguió tapar. Después Martínez y Sánchez Miño no pudieron aprovechar el rebote otorgado por el arquero.
Un susto que River digirió bastante rápido, porque a los 9 minutos, en una jugada de pelota detenida, consiguió abrir la cuenta con un cabezazo de Mercado. El centro lo envió Ponzio y el defensor se elevó y conectó el cabezazo que encontró a Orion más o menos cazando mariposas en el aire.
Fue demasiado duro el golpe para el equipo de Carlos Bianchi, que perdió inmediatamente la brújula. Para colmo, por si hacía falta otro toque para despertar a los defensores de Boca, un par de minutos más tarde un remate de Cavenaghi desde la puerta del área se estrelló contra el travesaño.
Cuando el dominio de los dirigidos por Ramón Díaz mermó, Boca revivió por el lado de Martínez, que se las ingeniaba solo para acercar peligro sobre el área rival, donde tanto Balanta como Mercado debían esforzarse cada vez más. Boca había salido claramente de la confusión cuando Cata Díaz, parado delante de la línea del mediocampo, tomó un cabezazo lateral y casi sin pensarlo sacó un pelotazo largo y frontal que picó delante del arquero de River y tras pegarle en el pecho se le metió por un costado.
A los 34, Vangioni salvó su propio arco de un mal despeje de Balanta. Sin Lanzini y con muy poco de Gutiérrez, River ya no era ni la sombra de lo que había sido en el arranque. Boca presionaba en todas las líneas y hacía un gran desgaste físico. Sobre el final de la primera parte, Grana salvó el arco de Orion, que otra vez salió a cazar mariposas en un tiro de esquina de Lanzini.
Pese a que Boca parecía comenzar a pagar el cansancio, siguió siendo superior a River en la segunda parte. Es que el equipo de Ramón no le encontraba la vuelta al trámite. Boca presionaba bien cuando River tenía la pelota y cuando la recuperaba la jugaba más rápido y mejor. River necesitaba que aparecieran sus figuras. Y ocurrió que Carbonero le ganó con falta la posición a Zárate y sacó un centro al corazón del área hacia donde corrió Gutiérrez libre de marca para definir categóricamente ante un Orion que salió a cortar, pero que parecía no terminar de entender la jugada.
Otra vez en ventaja, River soltó amarras y comenzó a llegar con mayor facilidad al arco de Orion. Boca terminó el encuentro acusando el cansancio, pero no bajó los brazos y buscó la igualdad hasta que Pitana marcó el final.
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