Arsenal se aprovechó de los errores defensivos de Racing para quedarse con un cómodo triunfo 3-1, que pudo ser más abultado por las diferencias que hubo entre ambos equipos. El conjunto de Alfaro marcó las ventajas en la primera mitad y luego reguló el trámite ante la impotencia del conjunto de Reinaldo Merlo, que sumó la tercera derrota seguida.

Ante la ausencia de Ortiz, Merlo intentó rearmar la defensa, con el retraso de Campi y la aparición por el lateral derecho de Quílez. El problema es que la inexperiencia de los centrales quedó expuesta muy pronto ante un equipo potente en el juego aéreo. Tras un flojo rechazo de Villar, la pelota se elevó en el área y la serie de errores del fondo de Racing derivó en el gol que anotó Echeverría: Cerro cabeceó contra su arco, Villar pifió la chilena y Campi se dejó madrugar por el ex central de Chacarita, que definió con una pirueta ante la desesperación de Saja.

El regalo de González Pírez, con una mano ingenua en su área que le permitió a Saja marcar el empate parcial apenas unos minutos después, ni siquiera le sirvió al conjunto de Merlo para despertarse. Al contrario. Continuó dormido. Por eso, Arsenal no lo perdonó, con un gol impropio de un equipo profesional. Tras un lateral, Furch peinó en el primer palo, la pelota picó en el área menor sin que ninguno de los centrales rechazara y Carrera anticipó a Saja para marcar el segundo gol.

El nerviosismo del fondo de Racing hacía presagiar una goleada. Los errores insólitos se sucedían, por lo que el tercer gol no sorprendió. González Pírez apareció libre en el segundo palo y envió un centro por abajo que Furch alcanzó a desviar para descolocar a Saja. Y no llegó el cuarto en ese primer tiempo de terror porque Zelaya estrelló en el travesaño el insólito penal que había cometido Campi.

Con la ventaja, Arsenal aflojó el ritmo, se refugió para no pasar sobresaltos y lo dejó hacer a Racing. Y con esa actitud dejó expuesta la impotencia del conjunto visitante, que casi no generó ocasiones de peligro, más que algún remate aislado de Viola y un tiro cruzado de Hauche tras una habilitación de Camoranesi. A esa altura, la sensación que dejaba Racing era que estaba más preocupado en no recibir otro gol que en buscar el descuento. Y para su fortuna, encontró a un Arsenal conforme con el marcador, que prefirió cuidar lo logrado y no se decidió a acelerar el ritmo ni a aprovechar los espacios que regalaba la Academia. Por eso fue 3-1 y la goleada que se vislumbraba no se terminó de concretar.