Desde Miami

Un gigante de Islas Vírgenes con cara de aburrido, un francés afable y un argentino impredecible: Tim Duncan, Tony Parker y Manu Ginóbili forman desde hace doce años un extraño trío sobre el que se ha cimentado el éxito continuo de los San Antonio Spurs. Puede que no sean tan atractivos como Magic Johnson, Kareem Abdul-Jabbar y Michael Cooper. Ni como Larry Bird, Kevin McHale y Robert Parish. Ni tampoco como Michael Jordan, Scottie Pippen y Denis Rodman. Pero desde el miércoles a la noche, el trío de los Spurs es el que más triunfos consiguió en la historia de los play-offs de la NBA: 111. Tres unos.

“No puedo creer que hayan engranado de esta manera”, repite desde hace tiempo el técnico de los tres, Gregg Popovich, el gran responsable de la química entre unos jugadores que van acumulando triunfos mientras desde hace años se les pronostica un final que no llega. Con la victoria de los Spurs 112-77 sobre Oklahoma City Thunder en el segundo partido de la final de la Conferencia Oeste del baloncesto norteamericano, el trío superó las 110 que juntaron en Los Angeles Lakers en los años ’80 Magic Johnson, Abdul Jabbar y Cooper.

“Ya tendremos tiempo de pensar en todo eso dentro de unos años, cuando estemos en el sofá con un mando a distancia”, dijo el miércoles Ginóbili, ajeno a cualquier número que no sea el del quinto anillo de la franquicia. Fiel a su papel de argamasa del equipo, Ginóbili tildó incluso de “peligrosa” la abultada victoria ante los Thunder.

Todo empezó en San Antonio en la temporada 2002-2003, cuando a Duncan y Parker se les sumó Ginóbili, seleccionado en el puesto 57 del draft en 1999 y que se terminó de formar como jugador en Italia. Para entonces, San Antonio ya era la franquicia de Duncan, número uno del draft de 1997 y artífice del título de 1999 junto a David Robinson.

Popovich, que dirige el equipo desde 1996, siempre se sacude los méritos. “Yo sólo tuve la suerte de elegir en el draft a Timmy”, afirma sobre Duncan, quien con 38 años sigue siendo el alma de la dinastía Spurs.

En la temporada 2001-2002 se sumó un joven francés talentoso pero inmaduro de 19 años, Parker, elegido en el número 28 del draft y convertido años después posiblemente en el mejor base de la NBA.

Luego, el intuitivo Ginóbili. “Tuve que dejar de dirigirlo porque si lo ponés en una jaula, perdés su ventaja”, dice Popovich, que con el argentino habla de táctica y de vinos. La relación con Parker es más paternal y con Duncan, más de socios y compañeros.

Popovich mimó a Duncan y a Ginóbili, ya de 36 años, sacudidos por el implacable paso del tiempo. Mide sus minutos para que estén frescos ahora, en el momento de la verdad. “Obviamente no soy tan efectivo como antes ni mis piernas son las de antes, pero uno siempre encuentra formas de hacer cosas”, dijo Duncan tras el primer partido ante los Thunder, en el que anotó 21 de sus 27 puntos en la primera mitad.

Parker, de 32 años y MVP de la final de 2007, es el más joven de los tres amigos y por ello asumió el mando de los Spurs tras un relevo generacional aceptado por él, dirigido por Popovich y tutelado por Duncan. La reinvención del equipo es la clave del regreso el año pasado a una final seis años después y de que ahora los Spurs vuelvan a ser favoritos.

“El ataque sí es más de perímetro ahora que de juego al poste como cuando Timmy era más joven”, constata Popovich, que en los últimos años ha agregado jugadores como Danny Green, Kawhi Leonard y Marco Belinelli para cambiar también las tareas de Ginóbili, del mismo modo que con Thiago Splitter descargó de trabajo físico a Duncan.

Ninguno de los jugadores de los Spurs supera los 29,4 minutos de media de juego, lo que indica la cuidada gestión de Popovich y el comportamiento coral del mejor equipo de la temporada regular y gran candidato a ser campeón.

El balance del trío es de tres títulos en cuatro finales y está a sólo dos victorias de avanzar a la quinta y segunda consecutiva tras la pérdida el año pasado contra el “Big Three” de Miami Heat, formado por LeBron James, Dwayne Wade y Chris Bosh, de nuevo en el horizonte de la final.

Mientras el trío de Miami aún debe debatir si seguirá unido la próxima temporada, no hay duda de que los tres Spurs jugarán juntos al menos una campaña más, la que podría quedarle de carrera a Duncan y la última de contrato de Ginóbili. El final del “Big Three” de San Antonio –pronosticado desde hace años– se acerca, pero mientras suman triunfos en busca de su cuarto anillo juntos.