Lanús volvió a desaprovechar otra final internacional. De la misma manera que le ocurrió frente a Atlético Mineiro de Brasil, por la Recopa Sudamericana, el equipo perdió ayer agónicamente 2-1 ante Kashiwa Reysol de Japón la Copa Suruga Bank. La acción que definió el duelo fue un penal a favor de los japoneses sobre el final, por una supuesta infracción que no se advirtió. El conjunto local se puso en ventaja con un gol de Takayama, cuando terminaba el primer tiempo, mientras que Leandro Somoza igualó a los 14 minutos de la segunda parte. Cuando parecía que la resolución sería por penales, el brasileño Leandro Domínguez, de tiro penal, le dio el triunfo al equipo japonés.

La paridad entre ambos equipos conducía a la definición por penales, pero el árbitro coreano Jong Hyeok Kim se convirtió en el gran protagonista del partido al sancionar una falta que no existió de Diego Braghieri, que le permitió al Kashiwa Reysol quedarse con el título en su estadio y ante su público.

Los minutos finales mostraron la peor cara del equipo del Sur que, nervioso por la manera en la que se le escapaba el partido, pareció más preocupado por pelearse con los jugadores del equipo japonés que por intentar empatar el encuentro. Uno de los más exaltados fue el delantero uruguayo Santiago Silva, y el mediocampista Diego González fue expulsado por agredir a un rival.

Lanús comenzó mejor que su rival, pero el local se encontró con la ventaja sobre el final del primer tiempo, luego de un error grosero en la salida de Somoza. El ex Boca tuvo su revancha, ya que en la segunda parte tomó la pelota varios metros fuera del área japonesa y sacó un remate bajo que se desvió en un defensor del Kashiwa y descolocó a Sugeno, el arquero local. Más tarde llegaría la polémica y la bronca de Lanús.