Domingo, 19 de octubre de 2014 | Hoy
DEPORTES › INDEPENDIENTE VENCIO 2-1 A SAN LORENZO EN EL NUEVO GASOMETRO
Con los goles de Montenegro y Diego Rodríguez, de penal, en momentos oportunos, el conjunto de Almirón se llevó una victoria que lo mantiene en la pelea, ante un rival que es una copia desmejorada del campeón de América y que se derrumba partido a partido.
Por Daniel Guiñazú
Todo está puesto en discusión en Independiente. La formación del equipo, los planteos y los cambios que dispone su técnico Jorge Almirón, ciertos rendimientos individuales y el funcionamiento colectivo. Pero mientras termina de definir su idea de juego y su rumbo y de la mano de la mágica actualidad de Federico Mancuello, el Rojo no abandona su idea de ser el gran rival de River en la lucha por el título. Ayer derrotó 2-1 a San Lorenzo sin mostrar demasiado y haciendo sus dos goles sólo en los momentos oportunos. Y la victoria lo ubicó a dos puntos del líder que jugará hoy.
En cambio, San Lorenzo volvió a perder como local y hoy es una copia desmejorada de aquella versión que hace 60 días ganó la Copa Libertadores. Lejos de recuperarse, el Ciclón no para de decaer y multiplica las preocupaciones de cara al Mundial de Clubes. El conjunto de Edgardo Bauza parece no tener en claro a qué jugar y varias individualidades en bajo nivel empeoran el panorama. Ayer avanzó mucho, atacó poco, chocó demasiado y antes del gol de Héctor Villalba con el que descontó el marcador, sólo había llegado una vez al arco de Diego Rodríguez: fue a los 4 minutos del primer tiempo, cuando un derechazo desde afuera de Buffarini rozó en Cuesta y dio en el palo derecho.
Independiente tampoco llegó tanto. Pero lo hizo a fondo: a los 32 minutos de la etapa inicial, Rolfi Montenegro soltó con delicadeza su pierna derecha desde el borde del área grande y alojó su tiro libre junto al poste izquierdo de Torrico. Y a los 22 minutos del segundo tiempo, el colombiano Yepes (de muy floja prestación) dejó corto un pase a Mercier, Lucero interceptó la pelota, Torrico le hizo penal y el arquero Diego Rodríguez anotó el 2-0 con un remate bajo y fuerte que entró pegado al parante izquierdo.
Hacía rato que, puesto en ventaja, Independiente se había retrasado para jugar de contraataque. Y que con la pelota de su lado, a San Lorenzo se le hacía evidente su carencia de ideas por más que Bauza mandó a la cancha a Cavallaro por Cauteruccio para que generara fútbol junto con Romagnoli. La tendencia se enfatizó todavía más con el 2-0. Antes del tanto de Villalba, el Rojo tuvo dos ocasiones nítidas para rematar el resultado. Figal, entrando libre por el segundo palo, y Pizzini, de cabeza, las desperdiciaron. Y por eso, hasta el final tuvo que sufrir, rechazando de cabeza los pelotazos que San Lorenzo lanzó como pedradas tratando de conseguir por arriba, lo que no fue capaz de lograr por abajo.
De última, acaso haya sido ésa la diferencia principal entre uno y otro. San Lorenzo fue un equipo inexpresivo, vacío de juego y de confianza, olvidado de sí mismo. E Independiente, lejos de ser un dechado de virtudes, pareció tener alguna noción mejor de lo que tenía que hacer. Su 4-4-2 en ataque derivó otra vez en un 5-3-2 en defensa, con Alexis Zárate insertándose por la derecha a la línea de fondo. Y Mancuello y Montenegro (y en menor medida Jesús Méndez), dándole de a pinceladas, ese volumen futbolístico que a su rival siempre le faltó.
A los tumbos, Independiente va construyéndose en sí mismo. Y espera que River dé un mal paso para ponerse de lleno a pelear el título. San Lorenzo también anda a los tumbos. Pero en sentido inverso. Partido a partido se va a derrumbando un poco más y, lo que es peor, todavía no sabe cuándo ni dónde va a parar su caída.
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