Desde París

El thriller deportivo “FIFA Nostra” se cruzó con el viaje que realizó a París el titular de la Administración Federal de Ingresos Públicos de Argentina, Ricardo Echegaray. El responsable de la AFIP vino a Francia a asistir a la reunión del Comité de Asuntos Fiscales de la OCDE, la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico, consagrada a la deuda eterna de la transparencia fiscal. Echegaray también mantuvo encuentros con los responsables de la administración tributaria francesa, con quienes trató el tema del intercambio de información sobre el sistema financiero. Este capítulo fue decisivo para que la Argentina, luego de las revelaciones del ex empleado del banco HSBC, Hervé Falciani, desmontara el sistema de evasión fiscal que funcionaba en esa institución financiera. Quien habla de transparencia no puede menos que evocar la turbia tormenta que azota a la Federación Internacional de Fútbol Asociado, la FIFA, y la parte que le compete a la Argentina en esa megaestafa. Como lo recordó Echegaray en un encuentro con la prensa realizado en la embajada argentina de París, “el negocio del fútbol mueve mucha plata: pero ese dinero no va ni a los jugadores, ni a los clubes, ni a los impuestos”. ¿Y a dónde irá? Simplemente a “los bolsillos de los empresarios”.

Según explica la carta que la AFIP envió en abril de 2015 al recién reelecto presidente de la FIFA, Joseph Blatter, ese dinero se evade al fisco mediante “los paraísos fiscales deportivos”, es decir, la utilización de los clubes y otros intermediarios como tapadera para evadir el pago de impuestos. La carta, de hecho, es una reactualización de las exigencias planteadas por la Argentina en la reunión que la AFIP celebró en 2014 con la FIFA, en Zurich, sobre este escándalo planetario. La máxima instancia del fútbol mundial, en lo concreto Blatter, se comprometió a facilitar información pero, al final, no respondió positivamente. La Argentina había pedido en ese entonces que la FIFA entregue a la AFIP el Registro de Transferencias de jugadores, el TMS. Por esta razón, el organismo argentino volvió a la carga con una nueva solicitud, ahora también ampliada a la Justicia de la Confederación Helvética.

Ricardo Echegaray resumió con frases muy visuales la situación que deriva de estas prácticas: “Hay –dijo– jugadores pobres y empresarios ricos”. La Argentina fue el primer país en dirigirse directamente a la FIFA para solicitar información sobre las transferencias. Pero, según el titular de la AFIP, “Blatter no cumple los compromisos de transparencia”. Los porcentajes evocados por Echegaray dan escalofríos. El responsable de la administración fiscal afirmó por ejemplo que “el 80 por ciento de las transferencias de jugadores argentinos están sospechadas de corrupción”. Un esquema muy simple de ese jueguito es el caso de los clubes que detentan los derechos económicos de un jugador que jamás ha jugado en ese club. El resultado es de una previsibilidad luminosa: “Hay alguien que se queda con el dinero sin declararlo al fisco”, aseguró Echegaray, para quien “sin impuestos no hay Estado”. Peor aún, Echegaray reveló en París que siguen “sin saber a cuánto se compra y a cuánto se vende un jugador argentino”.

La FIFA aparece en cada caso plenamente involucrada en estos mecanismos, tanto más cuanto que, como señala la AFIP, “la FIFA nunca colaboró con la transparencia fiscal del fútbol”. Precisamente esa ausencia de colaboración llevó a que la AFIP recurriera a la misma Justicia suiza para obtener información. Además de haber denunciado penalmente “por evasión tributaria, asociación ilícita fiscal y lavado de dinero” a los empresarios argentinos Alejandro Burzaco, Hugo Jinkis y Mariano Jinkis y a las empresas Torneos y Competencias y FullPlay, la AFIP pidió información sobre cuentas bancarias fuera del país –Panamá, Uruguay, Estados Unidos y Suiza–. Echegaray aclaró que los empresarios fueron denunciados en la Argentina “porque queremos cobrar lo que le deben al Estado, no evitar que sean extraditados”. Un documento suministrado por la AFIP indica a cuánto sube la evasión de impuestos en lo que toca específicamente a la venta de jugadores: 35 por ciento de la comisión del representante, 35 por ciento sobre el derecho económico, 35 por ciento sobre la prima de los jugadores. La evasión no sólo se limita a lo deportivo. Como lo demostró el caso HSBC, se trata de una empresa por sí misma, y tampoco limitada únicamente a los bancos. Ejemplo tóxico del cinismo de los europeos, el actual presidente de la Comisión Europea, el ex primer ministro de Luxemburgo Jean-Claude Juncker, organizó una de las más vastas evasiones fiscales de la historia europea gracias a un acuerdo fiscal pactado con los grupos multinacionales para que, entre otras ideas idílicas, pagaran menos impuestos en Luxemburgo. Juncker armó de hecho una verdadera aspiradora de la base fiscal de sus socios europeos. Por lo pronto, en lo que toca a la visita de Echegaray a París, el responsable volvió a tratar con los autoridades francesas el caso de la “lista Falciani”. Echegaray adelantó que Hervé Falciani hablaría el próximo 18 de junio sobre este tema en el Senado francés, y que a dicha reunión podrían asistir parlamentarios argentinos. El titular de la AFIP reconoció que los avances son lentos pero tangibles si se trabaja con perseverancia: “Antes no lográbamos nada, ahora logramos algo”.