El ex base del seleccionado Juan Ignacio “Pepe” Sánchez, que se colgó la medalla dorada en los Juegos de Atenas 2004 y que le abrió la puerta de la NBA a sus colegas, consideró que el equipo de Sergio “Oveja” Hernández que jugará el torneo olímpico está en una etapa de transición, pero puede soñar con algo más grande si sortea la primera fase del torneo. Además, destacó el peso de los jugadores históricos, la camada de jóvenes que se incorporaron y elogió, desde su rol de dirigente, el crecimiento de la Liga Nacional.

–Con el comienzo de los Juegos Olímpicos cada vez más cerca, ¿qué proyección hace de lo que podría ser la actuación del seleccionado argentino de basquetbol?

–Una con mucha ilusión, porque ya estar en un Juego Olímpico es un paso muy grande. Sobre todo cuando se consigue en un proceso de transición, en el que se está terminando de ir una generación y ya hay una nueva ocupando ese lugar. Así que me parece que será una gran experiencia, independientemente del resultado que se consiga. Así y todo, se va con la ilusión de poder hacer un gran papel en lo deportivo.

–Mencionaba una transición, pero el equipo contará con el capitán Luis Scola, Emanuel Ginóbili y Andrés Nocioni, tres jugadores históricos, destacados integrantes del equipo más ganador de la historia del deporte…

–Claro, hay tres que son de lo mejor que puede haber, como son Luis, Manu y Chapu. El resto serán los jugadores llevarán adelante a la selección los próximos años. Entonces considero que se trata de un gran torneo para hacer una gran transferencia de experiencia de estos líderes a los futuros líderes y en un lugar donde la exposición será máxima. La presión también lo es, en el sentido de que es el mayor torneo que se puede jugar y todo eso generará una gran experiencia. Insisto, más allá de todo eso, eso es muy bueno de cara al futuro. Creo que Argentina va a estar en condiciones de competir y contar con posibilidades de meterse en la etapa clasificatoria. Una vez ahí, en los cruces nunca se sabe.

–Y más allá de esta lógica incertidumbre, ¿le parece que se podría soñar con una medalla?

–Me parece que se han dado muestras durante muchísimos años de que si nos metemos en esas instancias somos muy peligrosos. Porque sabemos cómo jugarlas, porque los jugadores argentinos generalmente abrazamos ese tipo de oportunidades de generar algo histórico y porque tampoco hay miedo a ganar. La mística de la selección ha acostumbrado al jugador a no tener miedo a ganar, a ir a buscar esas pequeñas ventanas y abrirlas. Por eso digo, la clasificación va a ser difícil, con rivales duros (grupo B con España, Brasil, Lituania, Nigeria y el tercer clasificado del repechaje olímpico que comenzará el 4 de julio), pero si logra clasificarse Argentina será un rival muy peligroso para cualquiera.

–De los jugadores jóvenes que vienen a tomar la posta en esta transición, ¿a quién observa con condiciones y proyección?

–Hay una camada muy interesante de jugadores que ya tienen un poquito más de edad y otros que son muy jóvenes y vienen en camino. Seguramente (Facundo) Campazzo es hoy el mayor exponente en esa línea. También (Nicolás) Laprovittola. Ambos son una referencia porque ya están en el equipo hace rato y porque son los bases. Hay un grupo de jóvenes que vienen asomando, de 17 y 18 años, junto a otros que ya tienen 24 o 25. El tema es que puedan construir un equipo entre todos, eso es lo más difícil. A veces tenés grandes individualidades, grandes talentos, pero lo más complicado es darle forma a lo colectivo.

–En este armado del equipo, ¿qué importancia le asigna a Sergio Hernández, el entrenador?

–El papel de los entrenadores históricamente ha sido muy importante. (Rubén) Magnano, (Julio) Lamas, Oveja Hernández y entrenadores jóvenes como (Nicolás) Casalánguida, entre otros, que vienen atrás buscando una oportunidad. Siento que hay un gran respeto por lo que la Generación Dorada dejó en cuanto a cómo jugar, cómo comportarse y a los hábitos de juego. Me parece que los entrenadores lo han entendido bien, en tanto lo han respetado, más allá de que cada uno puso su estilo y su forma de juego. Hay algo que ya es intrínseco a la selección y se respeta.

–¿Cómo se siente en esta nueva etapa de su carrera como dirigente?

–Soy presidente de Bahía Basket en la Liga Nacional. Recientemente nos tocó perder las semifinales con San Lorenzo. Anteriormente estuve trabajando en Los Angeles haciendo la televisión de los Lakers hasta este año, también en DirecTV con el básquet de la selección. La verdad es que estoy muy ocupado, con muchas cosas, pero siempre muy ligado al básquet porque es lo mío.

–La serie con San Lorenzo fue atractiva y con final cerrado, ¿cómo observa la actualidad de la Liga Nacional?

–La Liga Nacional está muy bien, creciendo, con una refundación en un montón de cuestiones como la comunicación y el marketing. Tratando de exponer el producto a la gente. Me parece que eso es saludable y el nivel del básquet argentino es muy bueno. Como decía, hay grandes talentos jóvenes que están saliendo y eso le provocará a la Liga un aire refrescante capaz de atraer al público del básquet y a aquellos que, por ahí, todavía no la han visto pero se irán sumando a este producto de gran calidad.

–¿Sueña con algún partido de despedida para los que integraron la Generación Dorada junto con aquellos jugadores que todavía están en actividad?

No, la verdad que no tengo grandes ambiciones. Por suerte he hecho bastante bien la transición de jugador a ex jugador y a arrancar otra etapa de mi vida con nuevos objetivos. Estoy muy conforme con lo que hicimos, lo guardo con un recuerdo muy grande, pero ya es parte del pasado y ahora es el momento de los jóvenes.